La regla del juego
Jean Renoir fue un guionista, actor y director de cine francés y fue hijo de ese gran artista pintor impresionista Pierre Renoir. Sus películas durante un gran tiempo fueron incomprendidas y desde hace unas décadas atrás, fueron ganando prestigio a través de los años convirtiéndose en un punto de referencia del buen cine. Una de sus películas que es considerada una Obra Maestra del cine es “La Regla del Juego” estrenada en el verano del 1939 par de meses antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial. La trama involucra al Marqués de Chesnay, quien pasa un fin de semana en su castillo junto a su esposa, y con ellos un grupo de amigos, compañeros aristócratas y los sirvientes del Marqués que completarán el equipo. Dentro de esos amigos se encuentra André, un aviador que ha conquistado la fama por haber cruzado el Atlántico y está enamorado de Christine la esposa del marqués. A su vez, el marqués mantiene una aventura con una mujer por el cual está dispuesto a dejarla para no perder a su esposa. Como podrán haber notado, “La regla del juego” de Jean Renoir quiere mostrardel gobierno francés no se hizo esperar y la crítica cinematográfica acabó con la cinta. Se dice que un espectador intentó quemar un cine en protesta por la exhibición de la película. Al parecer el ser humano reacciona de manera descarnada cuando nos presentan de forma cruda nuestros vicios y nuestras debilidades. Cuando les hacemos un culto a lo banal y a la vida sin sentido, destacando nuestros caprichos sin importarnos los demás, se pueden dar este tipo de actitudes. Esa reacción se relaciona a la debilidad de no poder explicar con razones; nuestros demonios internos por tratar de vivir una vida loca. Después de finalizada la Segunda Guerra Mundial el grupo de escritores de la revista que luego fueron grandes autores y cineastas representados por André Bazin y Francois Truffaut respectivamente, revalorizaron esta obra profundizando ese retrato de la condición humana y la parte técnica de la película que no deja cabos sueltos en su estructura. Tenemos que resaltar en esta obra, la fluidez de la acción, sus planos generales y la maestría de la dirección de Renoir que, aunque la crítica destrozó con saña esta película en su momento, el tiempo como catalizador, ha puesto en su justa dimensión esta verdadera joya de la cinematografía mundial.