“7 días con el Pueblo” Historia de un encuentro entre dos artistas soberanas
Gente. La amistad entre Mercedes Sosa y Casandra Damirón y aquellos días del evento “7 Días con el Pueblo” realizado en 1974 en Santo Domingo
Amediados de la década del setenta, se celebró en nuestro país un magno evento artístico que marcó un antes y un después de la música popular en el país, dada la influencia sociopolítica que generó.
Era la época de la Nueva Trova Cubana, de la represión política, del MAAG y de la Operación Condor. Y en nuestro país, germinaba una nueva casta de artistas con una gran influencia cubana que se incorporaron a la política y en el arte popular que trascendió. Recientemente vimos se celebró en nuestro país, una jornada de recordación de esa época al regresar, luego de décadas de ausencia al escenario nacional “Los Guaraguaos”. Uno de los principales grupos que participaron en el evento. Y la presencia de Ramón Leonardo, quien había salido del ambiente artístico, lo que me hizo retrotraerme a la época y recordar una coyuntura que puso a prueba el temperamento, el temple y la capacidad de mi madre Casandra Damirón, para proponerse cosas y conseguirlas.
Resulta que la figura de más nombre continental que participó en esa magna semana lo fue Mercedes Sosa.
La cantante argentina, a quien mamá conocía una década antes en Miami, durante la celebración de la conferencia anual de la Confederación de Turismo de América Latina, COTAL, (algo así como el Fitur de estos días); donde ambas junto a Amalia Hernandez de México asistieron junto a grandes representaciones artísticas y ballets nacionales, en lo que sin duda era el evento regional turístico más grande de la época. Sellando una amistad que se mantuvo por el resto de sus vidas.
Era un momento de tumultos en la vida nacional, por lo que se pensaba que el evento 7 Días con el Pueblo, más que uno de carácter artístico, era político; por lo que todo lo relacionado a él, no gozaba de la simpatía del gobierno de turno.
Le faltaba visa
Mercedes Sosa estaría participando, según recuerdo, en el cierre del evento, llegando al país un día antes, y fue cuando al llegar a Puerto Rico en viaje de escala desde Argentina, el representante de la artista descubrió que había omitido gestionar la visa de entrada a nuestro país que correspondía, lo que generó una situación de emergencia que le comunicó de inmediato a uno de los principales organizadores del evento, el recordado Rafael “Cholo” Brenes.
Cholo, quien era persona muy querida y asidua de mi casa paterna, de inmediato llamó a mamá, a sabiendas de que la cónsul general de República Dominicana en Puerto Rico era mi tía Quisqueya Damirón y mi hermano Papito Moreta era en ese entonces vicecónsul; confiado de que encontraría en ellos la solución del problema que urgentemente necesitaba.
Nada más lejos de la verdad, pues los trámites de documentos consulares en ese entonces se tomaban un tiempo inexorable de varios días, y más aun cuando se tratare de personas con filiaciones políticas de corte izquierdista, como era el perfil de quienes asistían al anunciado evento. De inmediato vino la respuesta de que lo que se pretendía era imposible en el tiempo de que se disponía, por lo cual ahí se inició la jornada que pondría a prueba la tenacidad de La Soberana. En conversaciones múltiples, con mi hermano, quien fue el que tuvo que dar la cara, pues tía Quisqueya estaba en ese momento en New York, comencé a oír como mama insistía cada vez más, que se hicieran los esfuerzos necesarios para que su amiga llegada a tiempo a su compromiso, y mas vehemente fue su ánimo luego de hablar por teléfono varias veces con ella junto a Cholo.
Los trámites
Papito habló con el canciller (que creo que era Marulllo Amiama), y no pudo conseguir que se lograra un escenario para tramitar y otorgar una visa en menos de 24 horas, y más aun siendo prácticamente sábado (un día antes de su participación).
Papito tuvo que comunicarle a mamá que ninguna de las gestiones realizadas tuvo éxito. Por lo que mamá, en una extraña manera, le sugirió que si él tenía que hablar con Balaguer lo hiciera; y que esa señora tenia que llegar al país, así que tuviera ella misma que ir a buscarla a Puerto Rico. Con tan convincente manera de pedir que mamá utilizó con Papito, él llamó al presidente Joaquín Balaguer, quien en ese momento no estaba disponible, pero habló con su secretario particular, Rafael Bello Andino, a quien le explicó la situación de trabajo, política y familiar que tenía y que necesitaba su apoyo para lograr una solución prácticamente en horas. Bello Andino, quien tenía un gran poder en el gobierno y que era una persona muy cercana a nuestra familia, movió los resortes del poder hasta donde se podía y aun siendo él, por los canales correspondientes; no se pudo conseguir el visado en el poco tiempo que quedaba.
Entonces decidió en una jugada más política que técnica sugerirle al vice consul Moreta que la trajera él mismo en el último vuelo de Dominicana de Aviación que salía de San Juan a las 10 de la noche de cada día y que la llevara a su hotel y no se separara de ella hasta que él le agenciara un documento provisional. Cosa que Papito hizo, quitándose el peso de la presión que mamá le hacía y evitándole al gobierno una crítica que dijera que se le impidió la entrada a la máxima atracción el evento por razones de retaliación política.