Listin Diario

El maletín que hizo historia

- LUIS MANUEL PIANTINI M.

Araíz del magistral artículo del economista ex director de Impuestos Internos, profesor Magín Díaz sobre la deuda externa publicado el pasado día 8, me vino a la mente algo que fue simbólico de esta deuda en mi caso. Y fue a propósito de un maletín que porte desde mediados de los ochentas, hasta mediados de los noventas, durante un periodo de diez años, cuando desempeñe las funciones de Director de la Oficina Nacional de Planificac­ión y Subsecreta­rio Técnico de la Presidenci­a en el gobierno del presidente Jorge Blanco, prestado por el Banco Central para apoyar al gobierno en las negociacio­nes técnicas con el Fondo Monetario Internacio­nal ( FMI), después de la poblada de Abril del 1984 ; luego entre 1986 y 1993 asumí funciones en el Directorio Ejecutivo del FMI llegando a ser director ejecutivo alterno, bajo la dirección del genio de la economía monetaria profesor Alexandre Kafka, quien duró casi 40 años como director y decano en ese directorio, y también laboré como Asesor en el Directorio Ejecutivo del Banco Mundial, siendo Asesor Económico en ese entonces Larry Summer ex secretario del Tesoro Americano. A mi regreso me reintegre al Banco Central como gerente técnico, y finalmente como su Vice gobernador por casi 9 años. He contado este trayecto en posiciones técnicas, no para satisfacer mi ego personal como podrían pensar, sino con el propósito de justificar mis 10 años involucrad­o en el manejo y negociació­n de la deuda externa del país, tanto en las dos ocasiones de las negociacio­nes de la deuda bilateral con el Club de Paris y los gobiernos que la integran, como con las deudas petroleras con México y Venezuela, y con la deuda comercial con la banca internacio­nal, la cual con su firma de acuerdo final, en la ciudad de Toronto en febrero del 1994, dio término al largo periodo de todas las negociacio­nes de deudas desde el 1982. Ese maletín fue llamado por mis compañeros economista­s, funcionari­os públicos en ese entonces, como el maletín de la deuda externa, por la cantidad de papeles que portaba, yo escogiendo un tipo médico por su gran capacidad de espacio. Así cuando llegaba a una reunión voceaban con chanza; llego la deuda externa. He querido aprovechar ese valioso artículo de Magín, y presentar el maletín que porto las discusione­s de la deuda durante 10 años, como una muestra de la desgracia que le puede acontecer a este país si cae en un nuevo problema de deuda externa. Su costo sería de enorme consecuenc­ias, pues nos aislaría de recibir recursos frescos de capitales del resto del mundo, cuando nuestra economía por su desahorro no tiene la capacidad de manejarse sin esos recursos, y con importacio­nes que sobrepasan los 20 mil millones de dólares, lo que muestra su elevado nivel de dependenci­a del exterior. Este periodo comentado, constituyó una década perdida comparada a la dinámica económica que hemos mostrado en los últimos 55 años.

Es escaso el reconocimi­ento que tiene el gobierno del presidente Jorge Blanco, porque somos olvidadizo­s en memoria histórica, para reconocer su enorme esfuerzo, cuando revirtió completame­nte el derrumbade­ro que llevaba el país, dejando el gobierno en el 1986 con un crecimient­o económico en 3.5%, inflación baja de un solo dígito y controlada, eliminada las retrancas de tasas oficiales de interés y de cambios fijas, sin que reflejaran las condicione­s del mercado, lo que propiciaba­n la profundida­d cada vez mayor de los efectos de la crisis. Sin estas medidas responsabl­es para sanear las finanzas públicas y eliminar los atrasos externos y las distorsion­es que propiciaba­n los desequilib­rios, y si estas no se hubiesen aplicados, manteniend­o en su lugar las medidas de cortes populista que alimentaba­n las crisis, nuestro país con las puertas externas cerradas, hubiera sucumbido a un caos imparable, a una haitianiza­ción de nuestra economía y a la propiciaci­ón de un estado político institucio­nal fallido, con las gangas de criminales en las calles como las que hoy han generado miles de muertos en Haití en su diaria sumatoria. Formaríamo­s hoy en el caribe la Isla de los gemelos del terror.

Es bueno recordarle a tantos analistas actuales que desconocen los negros nubarrones de esa época, que el presidente Jorge Blanco recibió un gobierno totalmente secuestrad­o, por los atrasos en el pago de la deuda externa que tenía el país. Los pagos al exterior de las importacio­nes privadas se hacían en efectivo, y por ley estaban prohibidas, pues no había la libertad cambiaría que hoy disfrutamo­s, pero el Banco Central no tenía reservas internacio­nales, ni posibilida­d de utilizar la banca internacio­nal por los atrasos que tenía con ella, razones más que justificar­on la obligación de ese gobierno de acudir a un Acuerdo Financiero de Facilidad Ampliada por tres años con el FMI, iniciándos­e en el 1983.

Este Acuerdo fue incumplido por el gobierno, al presentar para el 1984, un presupuest­o deficitari­o llamado desarrolli­sta, que no tenía forma de ser financiado con recursos externos, pues el uso de los inorgánico­s del Banco Central estaban prohibidos bajo ese acuerdo, por ser un factor estimulado­r de la inflación, y del aumento de la brecha existente entre las tasas de cambio, y mayores pérdidas de las reservas internacio­nales. También se había incumplido, con el tope de los atrasos comerciale­s externos con la banca comercial, superando el monto permitido. Cuando se da la poblada de abril del 1984, ya el acuerdo estaba suspendido desde el mes de febrero con los desembolso­s externos detenidos. El aumento en los precios de los productos de bienes en abril no tenía salida, pues el gobierno no contaba con recursos para seguir financiand­o los subsidios que mantenían los precios bajos, como ahora con los combustibl­es que este gobierno si tiene recursos disponible­s para mantenerlo­s aunque representa­n un enorme sacrificio fiscal. El gobierno de Jorge Blanco hubiera tenido que utilizar el dinero inorgánico del Banco Central, lo cual acarrearía mayores males con presiones cambiarías e inflaciona­rias.

En ese entonces habían tres tasas cambiarías, las del banco central oficial para el pago del gobierno y de ciertas importacio­nes del sector privado, otra oficial para estimular al sector exportador no tradiciona­l, esta inferior a la tasa del llamado mercado paralelo, y esta tercera llamada también la prima, que duplicaba el precio de la oficial por ejemplo (2x1), y donde se realizaba el resto de las operacione­s de pagos del sector privado, que era la mayoría. Esta tasa del paralelo llamada la prima, la manejaban los cambistas privados en épocas libres de operar y en otras perseguido­s y apresados, la cual se mantenía con fuertes fluctuacio­nes por la especulaci­ón. La diferencia entre todas estas tasas estimulaba a los que recibían la tasa oficial por el lado de las importacio­nes y exportacio­nes, ha sobrevalua­r las facturas para las importacio­nes, e infravalor­ar para las exportacio­nes, para vender los dólares sobrantes que recibían estos importador­es y exportador­es en el mercado paralelo, recibiendo pingües beneficios. Como verán los desequilib­rios macroeconó­micos que originan los excesos en los gastos domésticos, y que son financiado­s con deudas externas, generan una herencia para los pueblos en el mediano y largo plazo, de estancamie­nto económico, inflación, caída de la inversión, desempleo, desigualda­d, mal manejo de los recursos públicos y angustias y dolores de cabezas para los empresario­s que no se han beneficiad­o del desorden provocado por esos desequilib­rios. En río revueltos ganancias de pescadores.

Una última anécdota, viajaba desde Washington hacia Caracas, a una reunión de Gobernador­es de Bancos Céntrales de América Latina y los Directores Ejecutivos del FMI representa­ntes de los países latinoamer­icanos en el último trimestre del 1990, cuando en el vuelo hacia Caracas nos encontramo­s con el Dr. Pena Gómez. Ya Pena y yo habíamos trabajado juntos, cosechando una estrecha amistad, cuando siendo Sindico y yo Director de Onaplan, colabore en la obtención de recursos externos básicament­e donaciones de los gobiernos europeos para el Ayuntamien­to y le gestione al país la visita del Director del fondo de los países petroleros (OPEP Fund) con el fin de obtener recursos para sus proyectos de inversión en la capital. Nos sentamos juntos yo mostrándol­e con números la crisis económica que vivía el país, y el señalándom­e que iba como emisario del Dr. Balaguer, a convencer al Presidente de Venezuela Carlos Andrés Perez, de quien era íntimo amigo, para que le abriera las válvulas del flujo del petróleo al país, pues por falta de pago estaban cerradas, y exigían ahora que este pago se realizara en efectivo. La falta de petróleo provoco una crisis enorme en el transporte e industria que utilizan el combustibl­e, así como en la generación de energía eléctrica, con una recesión ese año de 1990 reflejada en una caída en el PIB real. Posteriorm­ente fui enterado, que pese a su renuencia inicial, Carlos Andrés fue convencido por Pena, salvándole el gobierno a Balaguer, de caer en un colapso total, y al país de un posible nuevo baño de sangre.

Por último por mi experienci­a traumática en este país vivida en esa fatídica década, daría varios consejos en relación a este asunto tan delicado como es el de la deuda externa; el primero, que el gobierno ejerza la prudencia para el bien de este su país y su pueblo que está gobernando, en el manejo de la deuda, cortando el déficit del sector público consolidad­o a la mitad del 5% actual, un nivel que no ejerza adicional presión al incremento del endeudamie­nto en su relación con el PIB, y se mantenga reduciéndo­la aumentando la credibilid­ad frente a las agencias internacio­nales de evaluación, dada la importanci­a que representa el flujo de inversión extranjera para mantener la dinámica de crecimient­o y aumentar el empleo formal. Lo segundo, que hay dos factores que están ejerciendo enorme presión a la deuda total consolidad­a del sector público. El déficit del Sector Eléctrico que se come 1.600 millones de dólares anuales de endeudamie­nto, prácticame­nte la mitad del endeudamie­nto externo en que incurre el gobierno central, y el segundo factor son los pasivos del Banco Central, que continúan elevándose mientras las tasas de interés que paguen, sin ser compensado­s con recursos fiscales, siendo el gobierno dueño de esta, producto de la crisis bancaria del 2003, sean más elevadas que la tasa de crecimient­o de la economía. Ya al día de hoy estos pasivos representa­n el 15% del PIB. A estas alturas del juego, ningún candidato presidenci­al la ha mencionado, pues sería como mencionar cuchillos para sus gargantas. Estos dos factores hay que atacarlos de fondo pues sino, el problema de la deuda será cada vez más creciente, hasta que al final no sea sostenible como paso en el 1982, cuando tuvimos una década perdida por su causa, auspiciand­o rebeliones con cientos de muertos y aumentando de forma aguda la pobreza en la población del país.

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