Norberto Bobbio y la originalidad intelectual
En este artículo se siguen las ideas esenciales del pensamiento y la figura del Norberto Bobbio (1909-2004), filósofo, polemista y politólogo italiano en el contexto de la filosofía política contemporánea, pensamiento a la vez clásico y original, cuyos re
El pasado 9 de enero se cumplieron veinte años del fallecimiento de Norberto Bobbio. Su legado político, intelectual y moral es inconmensurable. Si hay un pensador prolífico y versátil en el campo de la filosofía política y la filosofía jurídica ese es, precisamente, el filósofo italiano nacido en Piamonte. Sin embargo, la fecundidad de sus elaboraciones teóricas y de su magisterio lleva, inevitablemente, a formular la siguiente pregunta: ¿cómo clasificar el inmenso legado intelectual del profesor italiano?
¿Un zorro o un erizo?
Es un erizo en su método y estrategia para pensar la política. Su método se basa en la distinción terminológica y conceptual, sin reparar en consideraciones de tipo histórico o ideológico. Su estrategia subraya la importancia de las grandes dicotomías, es decir, de los pares conceptuales opuestos y antagónicos, en el proceso del conocimiento
Pero, al mismo tiempo, Bobbio es un zorro. Sus ensayos de debate político y de posicionamiento intelectual, como los reunidos en su famoso libro Il futuro della democracia (1984), , están atravesados por una complejidad teórica y práctica que se resiste a encuadrarse a cualquier monismo metodológico. Por más que el Bobbio catedrático quiere “mantener a raya” al Bobbio polemista, el segundo acaba por tomar relativa distancia del primero para adentrarse en territorios desconocidos marcados por la pluralidad, la incertidumbre y lo imprevisto. Ciertamente, Bobbio nunca acaba traicionándose a sí mismo, a su biografía intelectual y personal, pero a la hora de someter a prueba su filo polémico nos descubre a nosotros una faceta de su trayectoria intelectual que en nada demerita su biografía personal.
El Bobbio que resulta de este juego está marcado por una riqueza y profundidad que no puede ser vulgarizada con simplificaciones. A riesgo de ser víctima de mis propios argumentos, en las siguientes líneas presentaré algunas ideas dirigidas a identificar y clasificar la singularidad del pensamiento de Norberto Bobbio.
La originalidad del pensamiento de Bobbio Dentro de la comunidad intelectual, Norberto Bobbio es un caso especial. Su obra no es original, si se entiende por original aquel pensamiento que plantea ideas o modelos novedosos. Su obra es fragmentaria y la mayor parte de sus libros son recopilaciones de artículos o ensayos. El filósofo italiano no tiene, en este sentido, una obra original, como autores, como por ejemplo Rawls, Nozick, Castoriadis, Habermas, Walzer, Lefort, Taylor, por mencionar sólo algunos de los principales exponentes de la filosofía política occidental contemporánea. Bobbio se apresurará a desmentirlos al sostener que los textos reunidos en ese volumen “fueron escritos para un público que se interesa por la política, no para los especialistas”. Otros afirmarán que por Stato, governo societá. Per una teoria generalle della politica (1985), pero este texto reúne los atributos no de una obra original, sino más bien de un tratado.
Alejado de la moda
¿Por qué Bobbio no ha ofrecido a sus no pocos lectores una obra original? La respuesta, creo, está asociada a su temperamento. En repetidas ocasiones, el filósofo italiano ha subrayado el valor de la prudencia frente a la impaciencia.
De ahí que sus posiciones políticas en el debate público sean identificadas no como radicales, sino como “moderadas”.* Si se recupera la metáfora paciana del aprendizaje, se puede afirmar que Bobbio no ha querido dar el “gran salto”. No porque no esté adiestrado para ello; pocos conocen y dominan como él “el arte de los clásicos”, sino porque en el momento de tomar la decisión de saltar ha dominado en su espíritu una falsa modestia. Su admiración por los clásicos del pensamiento político lo ha llevado a sentirse demasiado pequeño para tener el atrevimiento de imitarles. Frente al desafío de la invención, Bobbio parece haber tomado partido por la imitación. Quizá esta decisión esté asociada también al malestar que le provocan “teorías originales” que en sustancia dicen muy poco, se esfuman como el humo y no resisten la prueba del tiempo, que es, a final de cuentas, la prueba que debe pasar cualquier teoría o pensamiento digno de ese nombre. Nadie más ajeno a las modas intelectuales que el jurista italiano.
El escudo de los clásicos
Sin embargo, Bobbio no tiene mucho que pedirle a los pensadores originales. Si bien es cierto que no es original en sus ideas, también es cierto que su pensamiento se distingue por una peculiar originalidad en su forma de trabajo, la cual radica, paradójicamente, no en la aventura de la invención, sino en la recuperación de la tradición. La originalidad de las ideas de Norberto Bobbio descansa en su apuesta por los clásicos, en su constante llamado a volver a las grandes “lecciones”, a los “temas recurrentes” de los pensadores clásicos con el objeto de volver a pensar la política contemporánea. Bobbio sería así un ejemplo fiel de la imposibilidad de pensar seriamente la política sin la lectura analítica, crítica y, a la vez, apasionada de los clásicos. A quien acceda a su pensamiento y a sus obras le quedará la sensación de estar ante un escritor sin tiempo y espacio alguno. Los ciclos de la historia destierran la inmediatez y la fugacidad y acogen las grandes oleadas del pensamiento.