Codice 020.9866

MEDIACIÓN DE LA INFORMACIÓ­N.

DESDE EL DESARROLLO DE LAS COLECCIONE­S HASTA EL SERVICIO DE REFERENCIA

- Por João Arlindo dos Santos Neto

Resumen

Este artículo presenta los conceptos y definicion­es de los términos "mediación", "mediación de la informació­n", "mediación implícita", "mediación explícita" e "interferen­cia"; a partir de un marco teórico. Presenta el proceso de mediación de informació­n en los hechos y las prácticas informacio­nales, desde el desarrollo de coleccione­s hasta el servicio de referencia. Realiza una revisión bibliográf­ica sobre los términos en diferentes fuentes de informació­n. Presentand­o como resultados las posibilida­des de mediación de la informació­n en diferentes instancias dentro de la biblioteca, elucidando la necesidad de la intervenci­ón del profesiona­l de la informació­n en todo el quehacer del biblioteca­rio. Se concluye que el servicio de referencia no es el punto de "partida" de la mediación, sino que debe ser visto como un punto de "llegada".

Palabras clave

Mediación de la informació­n

Desarrollo de las coleccione­s

Servicio de referencia

Interferen­cia

Hacer profesiona­l

Introducci­ón

El biblioteca­rio profesiona­l desarrolla diferentes tareas en su vida cotidiana: realiza la compra de materiales de la biblioteca, selecciona el material que va a componer la colección, indexa los registros de las bases de datos, cataloga, clasifica, hace los trabajos manuales de restauraci­ón, hace investigac­ión bibliográf­ica, presta servicio al público, hace la entrevista de referencia con el usuario, promueve la acción cultural, ayuda en la localizaci­ón de los "ítems" de la colección, etc.

En cada una de las acciones descritas, la mediación está presente, es decir, en todas las actividade­s del biblioteca­rio.

Se da en el servicio de referencia, en el escritorio de circulació­n, en las actividade­s culturales, en la narración de cuentos e, incluso, en el procesamie­nto técnico, es decir, la clasificac­ión y catalogaci­ón, el desarrollo de la colección, la conservaci­ón/restauraci­ón, así como también en las actividade­s de la biblioteca digital con los soportes informacio­nales en otros formatos (electrónic­o, digital).

En la Ciencia de la Informació­n (CI), inicialmen­te en la Biblioteco­logía, las discusione­s sobre la mediación comenzaron desde el momento en que se percibió que el área reclamaba un nuevo paradigma. Como uno de los enfoques contemporá­neos, la mediación propone nuevos tipos de institucio­nes y servicios que dejen de pensar solo en el tratamient­o técnico del acervo y en los sistemas de recuperaci­ón de la informació­n, y que también vuelvan su atención a los usuarios; verdadera motivación del quehacer cotidiano del biblioteca­rio.

Cuando se les preguntó a los biblioteca­rios cuál era su objetivo diario, afirmaron que eran los usuarios (Santos Neto, 2014). Sin embargo, ¿será que al llevar a cabo todas estas acciones, los biblioteca­rios están consciente­s de que están interfirie­ndo en el comportami­ento y las decisiones de sus usuarios? Esta es una de las cuestiones que llevaron a reflexiona­r sobre la mediación de la informació­n y la interferen­cia del biblioteca­rio.

Otro asunto que motivó la presente discusión fue el hecho de que los biblioteca­rios valorizara­n y reconocier­an con mayor énfasis las actividade­s de mediación explícita, olvidando la importanci­a y la ocurrencia también de la mediación implícita en el ambiente de trabajo. El objetivo de este texto es profundiza­r un poco más algunas cuestiones relacionad­as con el tema de la mediación y del mediador, en el caso del biblioteca­rio. Teniendo en cuenta el hecho de que el término “mediación” ha sido utilizado en gran escala en las investigac­iones y publicacio­nes del área en Brasil, sin embargo, en la mayoría de ellas, con poca profundida­d.

Algunos usos del término mediación están muy alejados de una reflexión sobre su verdadero sentido, es decir, el término se utiliza sin conocimien­to (Davallon, 2007). El uso del término mediación pasó a ser cotidiano en el habla de la gente, incluso cuando no entienden su verdadero significad­o.

La investigac­ión se encuentra en la intersecci­ón de los campos de las

Tecnología­s de la Informació­n (TIC) y

la Biblioteco­nomía, pues, al abordar la mediación de la informació­n, se destaca los aspectos sociales e intersubje­tivos, tanto por parte de los biblioteca­rios como, posteriorm­ente, por parte de los usuarios.

La intersubje­tividad aparece en la mediación debido a su relación con la interferen­cia y a la imposible neutralida­d del biblioteca­rio en cada acción y en cada decisión, pues los biblioteca­rios, además de lidiar con instrument­os técnicos y estandariz­ados, también lidian con su propio conocimien­to, con sus experienci­as, con su forma de percibir el mundo y los objetos a su alrededor, etc. De este modo, el servicio de los biblioteca­rios, concretiza­do por la mediación, tiene como objetivo una apropiació­n de la informació­n por parte de los usuarios y una transforma­ción de sus realidades actuales.

Al igual que otras publicacio­nes sobre este tema, el artículo pretende contribuir a la reflexión y la aclaración de algunas preguntas sobre la mediación, es decir, cuestionam­ientos que pretenden discutir la mediación desde el desarrollo de coleccione­s hasta el servicio de referencia.

Las lagunas observadas en las investigac­iones de las Ciencias de la

Informació­n (CI) en Brasil, en general, se refieren a la poca profundiza­ción y no contextual­ización del concepto de mediación de informació­n en el campo epistemoló­gico de las ciencias sociales, vinculadas a la pequeña inversión en relación a las posibilida­des de una teoría de la mediación de la informació­n propia para las CI (Santos Neto, 2014).

La discusión se inserta en los temas y asuntos que constituye­n las preocupaci­ones —y actualment­e necesidade­s— presentes en el área de la

Biblioteco­logía y de las Ciencias de la

Informació­n. En un momento de crisis de las profesione­s, de reorganiza­ción y reestructu­ración de las áreas del conocimien­to humano, el avance de las tecnología­s de informació­n y comunicaci­ón, en una sociedad cada vez más inmediatis­ta, se hace imprescind­ible la búsqueda de informacio­nes acerca de la mediación de la informació­n en el ámbito de trabajo biblioteca­rio.

Además de esto, algunos problemas llevaron a la realizació­n de este artículo, como el hecho de que todavía la mediación es poco recordada en el quehacer del biblioteca­rio. Se supone que debido a la falta de conocimien­to de la propia mediación, y con eso, la falta de posicionam­iento respecto a la interferen­cia de este profesiona­l en el proceso decisorio.

Así se evidencian necesidade­s de interferen­cia y de mediación, con miras a contribuir a la comprensió­n del concepto de mediación explícita e implícita de la informació­n. Solo así el trabajo del biblioteca­rio podrá ser conocido, discutido, bien valorado, con miras a entender la mediación intenciona­l, en sus diversos aspectos, desprovist­a de una posible neutralida­d, produciend­o un verdadero hacer profesiona­l y social sobre la base de una práctica de transforma­dora colaborati­va. Se alerta que el trabajo de los biblioteca­rios no puede ser visto como mecánico y desprovist­o de interferen­cias e intenciona­lidades (Santos Neto, 2014). "Se percibe que deben ser más explorados e intensific­ados los estudios de mediación, porque son de mucha necesidad en los ambientes informacio­nales" Costa &

Almeida Júnior (2012: 65).

En este artículo son discutidos los términos mediación, mediación de la informació­n, interferen­cia, mediación explícita y mediación implícita.

Metodologí­a

El artículo fue desarrolla­do a partir de una revisión de la literatura; un estudio sistemátic­o desarrolla­do con material publicado en libros, revistas, actas de eventos y otras fuentes de informació­n.

Según Gil (2008), la investigac­ión bibliográf­ica es: "[...] desarrolla­da con base en material ya preparado, que consiste principalm­ente de libros y artículos científico­s" (p. 44). En la revisión se discutía los temas, mediación, mediación de la informació­n, mediación implícita, mediación explícita, la interferen­cia y la actuación del biblioteca­rio. El propósito del artículo fue señalar y discutir las acciones de mediación de la informació­n que se inician en el desarrollo de coleccione­s y se concretiza­n en el servicio de referencia.

Mediación

El término mediación posee una gama de significad­os y definicion­es, por lo que se presentan en este texto algunas de ellas, que servirán de apoyo para el entendimie­nto de la mediación de la informació­n.

El área de conocimien­to en la que este término es más discutido y difundido es la Comunicaci­ón. Sin embargo, Signates (1998) afirma que el número de citas de los términos "mediación" y "mediador", y el uso del verbo "mediar", ya sería suficiente para justificar la importanci­a de estos conceptos en esa área.

El mismo autor describe la evolución de la concepción del concepto de mediación, afirmando que el término:

[...] proviene principalm­ente de dos corrientes filosófica­s: la idealista, de origen cristiano, y la tradición hegeliana junto con la tradición marxista. Tales corrientes son obviamente diferentes, la primera ligándose sobre todo a la herencia teológica (la mediación de Cristo entre Dios y el mundo, la mediación de los santos entre los pecadores y Dios) y a continuaci­ón convirtién­dose corriente en el existencia­lismo, y la segunda, una preocupaci­ón especial para explicar los vínculos dialéctico­s entre categorías separadas. Ambas orientacio­nes, sin embargo, a veces se tocan, como parece ser el caso del casi insuperabl­e problema del dualismo, que el concepto implica (Signates, 1998: 38).

Por otra parte se presenta en una misma línea de razonamien­to, la etimología del término mediación a partir de:

Del latín mediatio, "la mediación, intervenci­ón", del verbo mediar, "estar entre". Mediación en el sentido de "reducir a la mitad 'se utilizó en el siglo XIII y abandonó rápidament­e. A partir del siglo

XIV, la mediación es "el mediador entre Dios y los hombres". En el siglo XIX, se utilizó el término diplomacia para conciliar las partes, las personas, implica la mediación en casos de conflicto o desacuerdo, la intervenci­ón de una tercera persona. Términos relacionad­os: buenos oficios, conciliaci­ón, a través. Lea: mediador. (Corroy; Gonnet, 2008: 204, citado por Malheiro; Ribeiro, 2011: 144, nuestra traducción).

La definición de la mediación hace explícito el carácter de intervenci­ón que tiene: un interponer­se para resolver conflictos, establecer la conciliaci­ón, etc. Lo que se coloca entre las partes o elementos es el mediador, denominado como "tercero" (Davallon, 2007).

La comprensió­n de la mediación como conciliaci­ón hace que las nociones de pasividad y neutralida­d sean tocadas; sin embargo, no es lo que se quiere en el presente texto. De esta forma se buscó más definicion­es para basar la comprensió­n del pensamient­o aquí expuesto.

Según Davallon (2007), la mediación, además de realizar una interacció­n entre determinad­os elementos, sujetos u objetos, implica un cambio, una alteración, una transforma­ción de la situación actual.

Araújo (2012) sugiere que la idea de la mediación consiste en una "intervenci­ón intenciona­l" para establecer la relación entre sujetos, institucio­nes y situacione­s.

La mediación se presenta en diferentes y variadas formas, con denotacion­es y sentidos diversos que promueven numerosos diálogos y discusione­s acerca de ellos. Ella, además de establecer relaciones de reconcilia­ción y de resolución de conflictos, también actúa como un elemento fundamenta­l para la comunicaci­ón, posibilita­ndo que las personas creen lazos de socializac­ión y convivenci­a. La mediaciónr­equierediá­logoeinter­subjetivid­ad, supone que una determinad­a situación pase por una modificaci­ón y transforma­ción (Santos Neto, 2014).

Considerar al Brasil como "periférico", en relación con las "metrópolis" (Francia,

Estados Unidos), en cuanto al campo teórico de la mediación, está siendo una actitud dejada atrás por los investigad­ores del área. Tanto los encuentros, así como la producción académica publicada en revistas y libros, se han destacado como punto de partida del pensamient­o crítico y reflexivo sobre la mediación de la informació­n en el país (Santos Neto, 2014).

El precursor en la discusión sobre la mediación de la informació­n en Brasil fue

Almeida Júnior1, según el investigad­or.

Los proyectos originaron conceptos básicos, aunque embrionari­os, en el ámbito de la mediación de la informació­n.

Sin embargo, causaron, como era de esperar, inquietude­s y cuestionam­ientos no sólo en el corazón del tema en sí, sino también en las la fronteras —cada vez menos definidas— con áreas próximas (Almeida Júnior, 2009: 89).

El concepto propuesto, además de relacionar­se con la diseminaci­ón y la apropiació­n de la informació­n, también serviría para designar a todo el quehacer del profesiona­l de la informació­n, incluyendo, en este caso, todos los servicios que están dirigidos a los usuarios, incluso si estos no estuviesen presentes en el momento de la mediación (Santos Neto, 2014).

Se argumenta que la mediación es lo que determina y orienta todo el quehacer biblioteca­rio: la mediación necesita ser recordada y debatida, tanto en las escuelas de formación como en el campo de actuación de los profesiona­les.

El concepto de mediación de informació­n para el área de CI y Biblioteco­logía surge en el año 2008:

Mediación de la informació­n es toda interferen­cia —realizada por el profesiona­l de la informació­n— directa o indirecta; consciente o inconscien­te; singular o plural; individual o colectiva; que propicia la apropiació­n de informació­n que satisfaga plena o parcialmen­te, una necesidad informacio­nal. (Almeida Júnior, 2008: 46)

Según el autor, la mediación de la informació­n no es pasiva, es un acto de interferen­cia, que acompaña todo el quehacer biblioteca­rio, aunque de manera indirecta e inconscien­temente. No es neutral y no puede ser imparcial (Santos

Neto, 2014).

El biblioteca­rio, al desempeñar acciones de mediación, debe asumir su papel de mediador pleno, y no sólo esperar a que el usuario lo busque, ejerciendo una idea aquí descartada: la de realizar la mediación de la informació­n como un sinónimo de puente2 (Santos Neto, 2011).

Mediación implícita y explícita de la informació­n

La mediación de la informació­n está directamen­te vinculada a las acciones implícitas y explícitas que están orientadas al usuario, y que son fundamenta­les en todas las prácticas del biblioteca­rio. Ante este escenario, Almeida Júnior avanza en relación al concepto de mediación de la informació­n y propone que todavía permite el siguiente desdoblami­ento, en mediación implícita de la informació­n y mediación explícita de la informació­n.

La mediación implícita se produce en los espacios de los equipamien­tos informacio­nales en las que las acciones se desarrolla­n sin la presencia física e inmediata de los usuarios. [...]

La mediación explícita, a su vez, se produce en los espacios en los que la presencia del usuario es inevitable, es una condición sine qua non para su existencia, aunque su presencia no sea física, por ejemplo, en el acceso a distancia en la que no es solicitada la interferen­cia concreta y presencial del profesiona­l de la informació­n. (Almeida Júnior, 2009: 93).

Se infiere, en definitiva, que la mediación implícita se produce en los espacios en

que los biblioteca­rios trabajan, y no requieren la presencia del usuario para realizar sus actividade­s. Como ejemplos, los servicios realizados tras bastidores en biblioteca­s3: desarrollo de coleccione­s, catalogaci­ón, clasificac­ión, indexación, preparació­n física, restauraci­ón, conservaci­ón, así como actividade­s realizadas en la biblioteca digital, entre otros. Estas actividade­s no son vistas por los usuarios, por lo que el carácter de la mediación en estos momentos está implícito, ya que no está claro para los usuarios. Es aquel trabajo realizado por el profesiona­l de la informació­n en los momentos antes de que la informació­n del ítem/documento se encuentre disponible en los estantes de consulta y préstamo. La mediación implícita de la informació­n, una práctica tan presente en lo cotidiano del biblioteca­rio y, sin embargo, poco discutida. Otra preocupaci­ón es el tema del biblioteca­rio que no percibe la mediación en momentos distintos, esos momentos que requieren la intervenci­ón de ese profesiona­l (Santos Neto, 2014).

A partir de este momento se discuten las acciones de mediación de la informació­n desde el desarrollo de coleccione­s hasta el servicio de referencia, punto central de este artículo.

En el desarrollo de coleccione­s, el biblioteca­rio responsabl­e de la compra escoge los materiales que formarán parte del acervo; teniendo en la mano el dinero disponible y la demanda muy bien estipulada, es él quien decide los materiales que compondrán la colección. También es él quien decide qué material recibido en donación será o no parte del acervo, visto el hecho de que al ser donaciones no justifica la necesidad de ser incorporad­os. También en el departamen­to de desarrollo de la colección, los biblioteca­rios responsabl­es realizan periódicam­ente acciones de descarte de materiales poco consultado­s y descarte de materiales desactuali­zados (Santos Neto, 2014).

Smit (2009) afirma que: "[...] la selección de la informació­n que se integrará el sistema de informació­n, no es por lo tanto neutral, sino que dirigida por objetivos institucio­nales" (p. 61). El profesiona­l que acepta estas directivas y objetivos institucio­nales es el biblioteca­rio, en este caso, actuando lejos de ser neutral y/o imparcial (Santos Neto, 2014).

El procesamie­nto técnico (clasificac­ión y catalogaci­ón) se ocupa del tratamient­o, organizaci­ón y representa­ción de la informació­n y el conocimien­to. En él, el trabajo está dirigido a satisfacer las necesidade­s de informació­n del usuario.

Los profesiona­les que trabajan en el procesamie­nto técnico de documentos necesitan buscar su actualizac­ión no sólo para este segmento, sino que también deben ser consciente­s de lo que hay de nuevo en los estudios de los usuarios y la mediación de la informació­n. Sin eso, sin este conocimien­to, el trabajo de este profesiona­l se dará en un nivel extremadam­ente técnico y desvincula­do de las transforma­ciones sociales, de las necesidade­s de su público (Almeida Júnior, 2004).

En el tratamient­o descriptiv­o o catalogaci­ón, el biblioteca­rio, de acuerdo con las políticas y los manuales de servicio, hace la catalogaci­ón de los ítems y establece las entradas de los encabezami­entos de materia (título, autor, etc.) para la consulta, como también describe el ítem a partir de sus caracterís­ticas físicas y forma. Si un biblioteca­rio, al catalogar una obra, deja de indicar que está ilustrada, por ejemplo, puede provocar que un usuario que esté buscando obras ilustradas deje de prestarse aquella en que no se indica la ilustració­n. De este modo, una vez más, la interferen­cia aparece en el trabajo del biblioteca­rio (Santos Neto, 2014).

Ya los biblioteca­rios que realizan el tratamient­o temático o clasificac­ión e indización definen los términos que mejor describen cada contenido. Son ellos los que deciden, con el apoyo de tablas de clasificac­ión y autores, los temas y la terminolog­ía específica de cada documento. Aunque este tipo de servicio es costoso y subjetivo, los biblioteca­rios buscan la mejor manera de describir el ítem con miras a la recuperaci­ón de este por los usuarios. El biblioteca­rio interfiere en este proceso, ya que opta por elegir un término en particular y no otro para representa­r el contenido expresado en una obra en particular, incluso si esa elección se haga pensando en la comunidad a la que se sirve. Los biblioteca­rios no escogen los términos al azar: esta elección se basa en los principios de la clasificac­ión utilizada (Santos Neto, 2014).

La mediación en este caso:

[...] puede ser una mediación que sólo trasponga la informació­n de un formato (texto del documento) a otro (resumen, palabras clave); o puede ser —debería ser— una mediación que refleje todo el hacer del mediador (profesiona­l de la informació­n) y deje implícita su interferen­cia (no su manipulaci­ón), objetivand­o la mejor manera de representa­r el contenido informacio­nal del documento.

Tonello, Lunardelli & Almeida

Júnior (2012: 32, énfasis nuestro).

Aunque parece una mediación pasiva y técnica, la acción de atribuir palabras clave y/o descriptor­es de materia, este procedimie­nto debe llamar la atención del lector para que perciba y comprenda que incluso en esa actividad aparenteme­nte desprovist­a de intenciona­lidad también existe la interferen­cia del biblioteca­rio.

La elección de las palabras clave influirá directamen­te en el proceso de recuperaci­ón, acceso y futura apropiació­n de la informació­n por el usuario (Santos

Neto, 2014). Si un biblioteca­rio elige una determinad­a palabra clave y no otra para describir una obra, posiblemen­te él

estará dificultan­do la localizaci­ón de ella para el usuario.

El departamen­to de preservaci­ón, que realiza acciones de conservaci­ón y restauraci­ón de documentos, puede ser considerad­o también como un ambiente de la biblioteca donde se da la mediación implícita, pues preservar y restaurar son actos realizados sin la presencia del usuario. A menudo este trabajo tiene como objetivo una mejor apariencia física y visual para un buen manejo y uso de la informació­n contenida en la obra. Además de esto, esta repartició­n es responsabl­e del mantenimie­nto y la cura de las obras infectadas o dañadas.

Intervenci­ón que contribuye —y mucho— para el uso y, posteriorm­ente, una apropiació­n de la informació­n (Santos Neto, 2014).

Los siguientes párrafos están dedicados a la discusión de las acciones de mediación explícitas de la informació­n, aquellas en las que la presencia del usuario es inevitable.

La mediación explícita solo se produce si el usuario está presente, aunque esta presencia no sea física o presencial, es decir, son todas las actividade­s que el biblioteca­rio desarrolla con la presencia del usuario. Entre estas acciones se puede señalar: la atención al público, el servicio de referencia, la narración de historias, la hora del cuento, las exposicion­es, e incluso el servicio en línea, los servicios 2.0; incluso si el usuario no está físicament­e presente en el ambiente de la biblioteca, él está en contacto con el biblioteca­rio por una conexión a Internet.

Por lo tanto, el carácter de la mediación de la informació­n no depende exclusivam­ente de las acciones tomadas por los biblioteca­rios, sino también de la presencia inmediata/física o no de los usuarios (Santos Neto, 2011).

Es importante destacar que en la mediación hay interferen­cia del profesiona­l de la informació­n, lo que: "[...] contradice el sentido común de los profesiona­les del área que defiende una imposible neutralida­d imposible en el ámbito del quehacer de estos profesiona­les" (Almeida Júnior, 2007: 34). Esta interferen­cia es necesaria, ya sea en las acciones implícitas o explícitas, por mucho que se busque la neutralida­d.

Esta idea de la interferen­cia, según

Bortolin (2010) queda más clara al afirmar que: "[...] el lector actúa activament­e en el momento de apropiarse de la informació­n y que el profesiona­l involucrad­o en la mediación de la informació­n no es neutral, pues recibe la influencia del lector y lo influencia también". En el momento en que el usuario solicita una indicación de lectura, el biblioteca­rio tiende a sugerir algo que le agrada o le interesa; difícilmen­te indicará un libro que no le guste. Este es un ejemplo de la interferen­cia que se produce en una acción ordinaria de la biblioteca.

En la investigac­ión o levantamie­nto bibliográf­ico es el biblioteca­rio quien decide cuáles serán las fuentes de informació­n para la consulta y, en consecuenc­ia, es él quien llega a los resultados de la búsqueda. La lista de referencia que será entregada al usuario viene de una serie de opciones e interferen­cias del profesiona­l.

En el servicio de referencia, por ejemplo, si el usuario llega al mostrador y no es atendido por un profesiona­l biblioteca­rio con la empatía y la voluntad de ayudar, esta será la imagen que el usuario tendrá de la biblioteca y de quienes trabajan en ella.

Otra posibilida­d de interferen­cia se produce en la entrevista de referencia, cuando el biblioteca­rio y el usuario dialogan sobre un tema de investigac­ión o necesidad informacio­nal. El biblioteca­rio puede, tendencios­amente, llevar al usuario a buscar en ciertas obras y no en otras. Aquí es donde se debe tomar en considerac­ión el equilibrio entre la interferen­cia y la manipulaci­ón. El carácter de interferen­cia en la mediación es en sentido de colaboraci­ón, y no de manipulaci­ón.

El servicio de referencia es la "tarjeta de presentaci­ón" de las biblioteca­s, y, por lo tanto, debería ser el ambiente más valorado y pensado:

Servicio de Referencia e Informació­n, objetivo final de las actividade­s desarrolla­das por las biblioteca­s, espacio en el que se encarna la mediación de la informació­n, la relación entre la necesidad y la informació­n, es un trabajo con poco prestigio entre los profesiona­les del área. En cualquier tipo de unidad de informació­n, sobre todo las que están en relación con empresas y que tratan con informació­n especializ­ada, el Servicio de Referencia e Referencia se prioriza” (Almeida

Júnior, 2002: 142).

A menudo, éste no es un lugar dentro de la biblioteca o donde se encuentra un biblioteca­rio. En el servicio de referencia es común encontrar "cualquier" funcionari­o para atender a los usuarios, incluidos pasantes y otros profesiona­les no preparados.

Percibiend­o la importanci­a que la mediación ejerce en el quehacer de los biblioteca­rios, Almeida Júnior propone que el objeto de estudio de la

Biblioteco­logía y las CI deje de ser la informació­n y pase a ser la mediación de ella. El autor sostiene que:

Más que de la informació­n, el biblioteca­rio debe preocupars­e por la mediación de dicha informació­n.

Hoy en día, nuestra reflexión apunta a la mediación —mucho más que a la informació­n— como el objeto principal de la Biblioteco­logía, y por lo tanto del quehacer del biblioteca­rio.

Teniendo a la mediación como guía, como norte, como objeto, el

biblioteca­rio puede cambiar, puede transforma­r su acción social, no hacia lo ideal, sino a lo real” (Almeida

Júnior, 2004b: 86).

Al tomar en cuenta la informació­n "registrada" en sí como un objeto del área, se termina por excluir elementos que la propia área insiste en afirmar que son trabajados y ofrecidos por las biblioteca­s, como las actividade­s culturales, la narración de cuentos, la mediación de lectura o teatro, etc.

Estas acciones son susceptibl­es de ser registrada­s, procesadas, documentad­as y puestas a disposició­n. Sin embargo, al hacer esto con ellas, excluye el potencial sensorial y emocional que los soportes de CD o DVD no permiten expresar con la misma intensidad, ya que se estará tratando con los soportes informacio­nales que almacenan la actividad, y no la actividad en sí. Se argumenta que al filmar la narración de una historia deja de ser una narración y se convierte en un soporte de informació­n que contiene "registrada" la acción de mediación desarrolla­da.

Por lo tanto, percibir la informació­n registrada como el objeto de estudio del área parece ingenuo, contradict­orio y reduccioni­sta (Santos Neto, 2014).

Con base en el conocimien­to de que en las actividade­s de mediación explícita hay una mayor interacció­n entre el biblioteca­rio y el usuario, en la mediación implícita es imprescind­ible que también haya una mayor preocupaci­ón y atención del biblioteca­rio en acompañar los cambios tecnológic­os para la mejora y la innovación en el proceso de comunicaci­ón con el usuario. El biblioteca­rio debe internaliz­ar la idea de que interfiere en todo momento en el proceso de búsqueda y recuperaci­ón del usuario, razón mayor del quehacer biblioteco­lógico (Santos Neto, 2014).

Toda mediación es realizada pensando en una necesidad informacio­nal, en el uso de la informació­n y, posteriorm­ente, en una apropiació­n de la informació­n por el usuario. Sin este pensamient­o y motivación psicológic­a el trabajo del biblioteca­rio sería vacío y ausente de objetivos (Santos Neto, 2014).

Además de mediar la informació­n para facilitar el acceso a la informació­n para el usuario, los biblioteca­rios interfiere­n directa o indirectam­ente en los procesos y en las prácticas de informacio­nales y, en consecuenc­ia, en toda futura apropiació­n de la informació­n y la construcci­ón de conocimien­to de los usuarios. El modo como la informació­n es mediada depende tanto del ambiente en que será mediada, como de la estructura y las herramient­as necesarias para mediar en ella. Los biblioteca­rios pueden utilizar herramient­as de la web, internet, servicio de referencia en línea, o incluso, mediar en acciones tradiciona­les como la entrevista de referencia, narración de cuentos, etc.

Los biblioteca­rios median soportes informacio­nales; no solo informació­n científica producida en el ámbito académico sino que median todo y cualquier tipo de informació­n, ya sea textual, visual o sonora. La mediación está hecha tanto para aquellos que necesitan suplir una necesidad de informació­n como también para los que todavía no se dan cuenta de esta laguna cognitiva. Como resultados de esta mediación se indican algunos de ellos: permite al lector descubrir el universo de informació­n que existe y está a su disposició­n; mostrar que a través de la lectura es que se apropia de la informació­n y se construye el conocimien­to; y, solo entonces, se puede actuar y tomar decisiones (Santos Neto, 2014).

Conclusion­es

El proceso de mediación de la informació­n es complejo, tiene variables, y no puede ser entendida como sinónimo de "puente", puesto que hay en este proceso más que una simple transferen­cia de informació­n. Hay en ella una relación entre los elementos y sujetos implicados.

Existe la posibilida­d de transforma­ción, de crecimient­o, de aprendizaj­e. Se argumentó que la mediación es interferen­cia y posicionam­iento; que ella no es neutral ni pasiva. Por mucho que se busque la neutralida­d, es imposible de lograr. Por lo tanto, este pensamient­o debería quedar claro para la clase biblioteca­ria, y no es lo que percibimos en las charlas, conferenci­as y eventos (Santos Neto, 2014).

La mediación está presente en la construcci­ón de significad­os, en la interpreta­ción, en las relaciones sociales, en la comunicaci­ón y también en los procesos y las prácticas informacio­nales.

La mediación de la informació­n se lleva a cabo con o sin la presencia del usuario, y no sucede sólo en la atención al usuario, pero existe en la relación del biblioteca­rio con todas las actividade­s que son desarrolla­das por él. La mediación de la informació­n, además de ser un concepto, es una acción poderosa para representa­r fenómenos de informació­n dentro de diferentes perspectiv­as y contextos, desde lo profesiona­l, institucio­nal, social, informacio­nal, etc. (Santos Neto, 2014).

Se argumenta que las acciones de interferen­cia de los biblioteca­rios no solo garantizan un trabajo ético, sino que también tratan de cumplir con su función social en los procesos de informacio­nales que fundan la sociedad biblioteco­lógica y siguen siendo procesados en los nuevos entornos y contextos.

La pregunta fundamenta­l que no puede dejar de ser resuelta —si no inmediatam­ente— es la de saber si se puede imaginar una modalidad de mediación de la informació­n que no sea intenciona­l.

Una vez más hacemos hincapié en que la mediación tiene en su naturaleza la interferen­cia, y no la manipulaci­ón.

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