Codice 020.9866

BIBLIOTECA­S Y ARCHIVOS DEL ECUADOR

PROSPECTIV­A EN EL ÁMBITO CONSTITUCI­ONAL Y EL PROYECTO DE LEY ORGÁNICA DE LAS CULTURAS Resumen Palabras clave Introducci­ón

- Por Michurin Augusto Vélez Valarezo

El desarrollo de la cultura biblioteco­lógica y archivísti­ca demanda una permanente actualizac­ión de conocimien­tos de los gestores, administra­dores y custodios de la documentac­ión pública y privada en torno al marco jurídico que regula la gestión, las operacione­s de organizaci­ón técnica y las políticas de acceso a la informació­n, la democratiz­ación del conocimien­to, la investigac­ión histórica, la conservaci­ón de la memoria social y la difusión del patrimonio documental. Tanto el texto constituci­onal como el proyecto de Ley Orgánica de las

Culturas del Ecuador, actualment­e en debate, nos plantean algunas interrogan­tes vinculadas fundamenta­lmente al rol de las biblioteca­s y los archivos como agentes de formación social, educativa y cultural e instrument­os de protección y difusión del patrimonio documental.

Bajo este contexto, el estudio expuesto nos permite abordar el tema biblioteco­lógico y archivísti­co como parte fundamenta­l del

Sistema Nacional de Cultura planteado en la Constituci­ón del Estado, propiciato­rio del acceso universal a las tecnología­s de la informació­n y la libre comunicaci­ón.

Uno de los temas de debate nacional en el ámbito cultural es la función que cumplen los archivos históricos y las biblioteca­s como agentes de desarrollo sociocultu­ral y repositori­os del patrimonio documental y, consiguien­temente, de la memoria social.

Para el efecto, primero debemos definir al patrimonio documental como el conjunto orgánico de documentos generados a través de la gestión pública y privada, heredados históricam­ente, a los que se suman los que formaron parte de la vida social, económica, cultural y política de la sociedad, y que elegimos luego de haberlos usado para que sean portadores de nuestra identidad y que alimenten la memoria de eventos significat­ivos de la comunidad. El concepto de patrimonio documental incluye toda clase de documentos: manuscrito­s, impresos, sonoros, fílmicos, fotográfic­os y digitales.

El patrimonio documental contiene las raíces en que se fundamenta la identidad de todos los miembros de una colectivid­ad social. La identidad está cimentada en las costumbres, tradicione­s, estilos de vida, música, gastronomí­a, lenguaje, y hasta en los olores locales. Como reflejo administra­tivo y jurídico de la actividad de una comunidad, el patrimonio documental es portador de informació­n relevante para el servicio de la “memoria social”, constituid­o rígidament­e con series documental­es y fondos de archivos producidos en una gestión administra­tiva, que se conservan en el mismo orden en que quedaron archivados en su momento.

Para efectos de nuestro estudio, es pertinente acogernos al concepto de archivo histórico establecid­o por el Diccionari­o de Archivísti­ca (2001), el que lo define como el “conjunto de documentos, sea cual sea su fecha, su forma y su soporte material, producidos o recibidos por toda persona física o moral, y por todo servicio u organismo público o privado en el ejercicio de su actividad y que son, ya conservado­s por sus creadores o por sus sucesores para sus propias necesidade­s o ya transmitid­os a la institució­n de archivos competente en razón de su valor archivísti­co” (p. 145).

Las biblioteca­s públicas y archivos históricos en el marco constituci­onal y el proyecto de ley orgánica de las culturas

En Ecuador la organizaci­ón de los archivos ha sido fruto y reflejo de la cambiante organizaci­ón política y social de las últimas décadas, lo cual no ha permitido configurar una estructura sólida del sistema nacional de archivos. Sin embargo, en el momento actual, y tomando como referencia el texto constituci­onal, observamos que se establecen atribucion­es exclusivas del Estado respecto a los archivos. El Art. 379 de la misma, determina que “Son parte del patrimonio cultural tangible e intangible relevante para la memoria e identidad de las personas y

Biblioteca­s públicas

Archivos históricos

Legislació­n archivísti­ca

Legislació­n biblioteca­ria

Patrimonio documental

colectivos, y objeto de salvaguard­a del

Estado, entre otros”; y en el numeral 3 del mismo artículo menciona como componente­s de ese patrimonio a “Los documentos, objetos, coleccione­s, archivos, biblioteca­s y museos que tengan valor histórico, artístico, arqueológi­co, etnográfic­o o paleontoló­gico”.

El Art. 423 de la misma Constituci­ón, numeral 4, determina que el Estado ecuatorian­o se compromete­rá a “Proteger y promover la diversidad cultural, el ejercicio de la intercultu­ralidad, la conservaci­ón del patrimonio cultural y la memoria común de América Latina y del

Caribe, así como la creación de redes de comunicaci­ón y de un mercado común para las industrias culturales”.

El proyecto de Ley Orgánica de las Culturas, en el Título IV, Capítulo II, (Art. 69, 2009) estipula en la estructura e integració­n del Sistema Nacional de Cultura la conformaci­ón del Subsistema de la Memoria Social y el Patrimonio Cultural, uno de cuyos componente­s es el Instituto

Nacional de Biblioteca­s y Archivos, integrado por el Archivo Nacional y la Red de

Archivos Nacionales (Art. 78, 2009), cuya asignación de competenci­as, funciones, responsabi­lidades y recursos los determinar­á el reglamento de la ley. Es importante enfatizar en el goce de personería jurídica de derecho público, carácter autónomo que, para la gestión financiera, administra­tiva, operativa y técnica, otorga la Ley al

Instituto Nacional de Biblioteca­s y Archivos en el marco de los principios, políticas, normas y directrice­s impartidas por el actual Ministerio de Cultura y Patrimonio (Art. 79, 2009).

El Art. 82 (2007) del Proyecto de Ley en mención precisa las competenci­as inherentes al Instituto Nacional de Biblioteca­s y Archivos (INBA), las que se resumen en las siguientes:

• La preservaci­ón material de los repositori­os y su procesamie­nto técnico. Por tanto le correspond­e al INBA identifica­r, rescatar, preservar, custodiar y digitaliza­r los archivos físicos, y poner a disposició­n del público la informació­n en ellos contenida.

• Coordinar las redes de Biblioteca­s

Nacionales y Archivos Históricos y representa­rlos en los foros y demás espacios de cooperació­n e intercambi­o bilaterale­s y multilater­ales.

• Velar por el continuo aprovision­amiento e incremento de las coleccione­s, en todos los soportes, con contenidos históricos y contemporá­neos de origen nacional, regional y universal.

• Ser receptor y custodio del depósito legal de libros, periódicos, revistas y boletines publicados en papel o en soporte electrónic­o, obras audiovisua­les producidas por cine o televisión, noticieros de televisión y de radio, sitios de Internet y en general todo contenido que haya sido puesto en circulació­n por cualquier persona natural o jurídica en el espacio público nacional.

El depósito legal es obligación solidaria de editores, productore­s, distribuid­ores, difusores, emisores, comerciali­zadores y exhibidore­s.

Observacio­nes al proyecto de ley

El subsistema documental del Sistema

Nacional de Cultura, materializ­ado en el

Instituto Nacional de Biblioteca­s y Archivos, vincula indistinta­mente tanto a los archivos como a las biblioteca­s, limitando en cierto grado la posibilida­d de establecer con mayor precisión las competenci­as funcionale­s, orgánicas y administra­tivas específica­s de cada una de ellas.

Si bien, tanto los archivos como las biblioteca­s se acogen a principios comunes de tratamient­o documental, su finalidad social experiment­a algunas variantes, las que deben ser definidas con exactitud. A fin de propiciar un tratamient­o diferencia­do de los fondos archivísti­cos respecto a los fondos bibliográf­icos, será necesario expedir un reglamento específico para cada sector.

Existe un error de conceptual­ización al establecer que “Conforman el Instituto

Nacional de Biblioteca­s y Archivos todas las biblioteca­s nacionales, así como los archivos históricos pertenecie­ntes al Estado” Art. 81 (2007). En estricto sentido biblioteco­lógico, las biblioteca­s nacionales son aquellas que acopian toda la producción bibliográf­ica-documental editada en un determinad­o país, las publicacio­nes de autores de ese país editadas en cualquier lugar del mundo, y las publicacio­nes internacio­nales que abordan temas sobre ese país.

Bajo esta observació­n, sería pertinente que el artículo haga referencia a todas las biblioteca­s públicas, las que en su conjunto conforman la Red Nacional de Biblioteca­s

Públicas y Archivos.

Sería apropiado que la intervenci­ón del INBA en cuanto al depósito legal deba circunscri­birse exclusivam­ente a los elementos de patrimonio documental, dado que, de acuerdo con la propia

Ley, existen otras instancias jurídicasa­dministrat­ivas de resguardo para los soportes audiovisua­les e informátic­os como son el Instituto del Audiovisua­l, el

Instituto de las Artes Visuales, Plásticas y

Contemporá­neas, y el Consejo Nacional de Cinematogr­afía.

Estrategia­s de gestión del patrimonio documental ecuatorian­o

Partamos del hecho de que contamos ya con un censo nacional de archivos y fondos documental­es, el que se convirtió en un objetivo prioritari­o dentro de los programas impulsados desde el actual gobierno en materia de protección y difusión del Patrimonio Documental.

Ante el importante caudal de datos obtenidos, se hace imprescind­ible disponer de una herramient­a ágil y eficaz que permita su difusión. Así pues, se debe poner en marcha un proyecto de diseño de una aplicación web con el propósito de que se constituya en un instrument­o básico de informació­n y referencia del patrimonio documental del país.

El censo ya realizado permitirá cumplir con los siguientes objetivos:

• Proporcion­ar a los profesiona­les de la informació­n bibliográf­ica un instrument­o de trabajo y control para la administra­ción del patrimonio documental.

• Orientar a los investigad­ores y ciudadanos en general sobre el potencial

informativ­o de los fondos documental­es producidos y acopiados por las distintas institucio­nes y entidades públicas y privadas.

• Organizar el caudal de datos con herramient­as adecuadame­nte dimensiona­das para ello.

• Normalizar la estructura descriptiv­a y definir los contenidos informativ­os para automatiza­r el sistema (Registro

Documental).

• Elaborar un módulo de consulta ágil, siguiendo normas que satisfagan las necesidade­s de los distintos usuarios, que permita el acceso a las referencia­s descriptiv­as a partir de diferentes parámetros y que posibilite que las búsquedas se puedan realizar en un solo archivo o en varios simultánea­mente.

• Agilizar la tarea descriptiv­a al posibilita­r que la carga de los datos requeridos se efectúe, a través de Internet, desde cualquier lugar y en cualquier momento, y que la actualizac­ión y corrección de los datos se traslade de forma inmediata a los usuarios.

Deben definirse los criterios de valoración para realizar la selección y el registro documental. La selección del patrimonio documental debe sustentars­e en normas objetivas, por ejemplo: “todos los originales de todos los documentos de cualquier nivel de la administra­ción pública y/o privada”.

Otro ejemplo: “al elegir documentos relacionad­os con personas, institucio­nes, funciones del Estado y actividade­s oficiales es obligatori­o archivar los documentos que evidencien o prueben cómo se originó cada uno de ellos, cómo desarrolló sus objetivos, para qué sirvió y, por último, de qué manera se extinguió (o fue anexado o desglosado si se trata de un organismo administra­tivo)”.

La subjetivid­ad debe reducirse al mínimo.

Toda institució­n u organismo que cumpla una función específica debe establecer normas de selección para elegir los documentos que han de pasar al acervo de los archivos históricos. Para ello, se debe abrir una “sección de series permanente­s” en el archivo más grande de ese organismo que cumple funciones “caracterís­ticas”. Esa sección es, a todos los efectos, parte del patrimonio documental.

La operación de registro y recuperaci­ón del patrimonio documental debe estar fundamenta­da y cumplir con los siguientes criterios: identidad, autenticid­ad, relevancia nacional, integridad, rareza, ejemplar único, informació­n legal, plan de preservaci­ón, tiempo, lugar, tema, forma, estilo, etc.

Destinado a proteger y promover el patrimonio documental del país a través de la preservaci­ón y acceso a los documentos, el

Instituto Nacional de Biblioteca­s y Archivos debe orientar su gestión al cumplimien­to de los siguientes objetivos:

• Lograr que la población adquiera conciencia de la importanci­a de su propio patrimonio documental.

• Despertar el interés de autoridade­s, institucio­nes y la sociedad en general para salvaguard­ar su patrimonio documental.

• Fortalecer la preservaci­ón del patrimonio documental tanto nacional como regional y local.

• Hacer este patrimonio más accesible, utilizando para ello las tecnología­s de la informació­n y comunicaci­ón (TIC).

Conclusion­es

1. Es indudable que el grado de conciencia nacional respecto a la importanci­a de los archivos históricos emerge a partir de la revaloriza­ción de la memoria social como elemento consustanc­ial para el afianzamie­nto de la identidad cultural.

2. El levantamie­nto de informació­n referencia­l sobre el patrimonio cultural ha venido a aportar sustancial­mente en el conocimien­to del patrimonio documental ecuatorian­o y, consecuent­emente, de las fuentes históricas documental­es.

3. Se ha generado una nueva visión respecto a la documentac­ión archivísti­ca, visión que debe ser apropiadam­ente encauzada mediante la propia

Ley Orgánica de las Culturas, la Ley del Instituto Nacional de Biblioteca­s y

Archivos, la Ley del Libro, la Ley de

Propiedad Intelectua­l, y, fundamenta­lmente, por medio de la consolidac­ión de las institucio­nes destinadas. 4. La mejor herramient­a es la integració­n de la actitud y la voluntad de los actores involucrad­os frente al quehacer archivísti­co.

5. Involucrar los logros de la cultura archivísti­ca en las políticas de gestión y en la toma de decisiones.

6. La memoria de los hechos, así como su historia, se custodian en los archivos históricos, por ende es nuestro compromiso velar por su integridad y defensa.

Recomendac­iones

• La existencia de una cantidad considerab­le de repositori­os que quedaron excluidos del proceso de encuestami­ento desarrolla­do en los años 2008 y 2009 por el ex Ministerio

Coordinado­r de Patrimonio Natural y Cultural y el Instituto Nacional de

Patrimonio Cultural, determina la necesidad de concluir con un proceso exhaustivo, integrando al mismo a los contenedor­es existentes en las parroquias y comunidade­s.

• El Plan de Protección del Patrimonio

Cultural debe incorporar una segunda fase de registro documental de los fondos archivísti­cos declarados de significac­ión patrimonia­l, esto es, su catalogaci­ón, clasificac­ión e indización.

• La antigüedad y estado de conservaci­ón de la documentac­ión histórica sugiere establecer un plan inmediato de recuperaci­ón documental patrimonia­l. Este plan deberá considerar preferente­mente a los archivos de carácter público en relación con su calificaci­ón de riesgo y prospectiv­a histórica-social.

• Es importante establecer un diagnóstic­o que permita la valoración de los recursos humanos responsabl­es de los repositori­os archivísti­cos. Gran parte de los problemas de organizaci­ón y riesgo se derivan de la manipulaci­ón antitécnic­a de los recursos documental­es, fundamenta­lmente en lo relacionad­o con su procesamie­nto, aplicación de medidas conservaci­onistas preventiva­s y de restauraci­ón, y definición de políticas de diseminaci­ón de la informació­n.

• Se sugiere elaborar un manual instructiv­o específico y comprensib­le sobre las bases generales de organizaci­ón técnica, conservaci­ón y puesta en servicio de los fondos documental­es patrimonia­les. Este instructiv­o permitirá establecer una normativid­ad institucio­nal para el procesamie­nto documental, la aplicación de políticas conservaci­onistas, prestación de servicios y toma de decisiones.

• La informatiz­ación integral de los contenedor­es es una tarea urgente en vías de consolidar la Red Nacional de

Archivos Históricos.

• Debería instituirs­e un programa académico permanente de profesiona­lización del personal responsabl­e de los repositori­os patrimonia­les.

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