UNA BIBLIOTECA EN LAS GALÁPAGOS BREVE ESBOZO HISTÓRICO DE LA BIBLIOTECA DE LA FCD
Resumen: El artículo presenta un esbozo histórico de la Biblioteca «G. T. Corley smith «de la estación Científica Charles Darwin (Puerto ayora, islas Galápagos), la primera biblioteca permanente de las islas, durante mucho tiempo la única, y en la actualidad, la más importante en colección y servicios.
El texto explora brevemente el desarrollo y las actividades de la unidad a lo largo del tiempo, apoyándose en los testimonios obtenidos de diferentes documentos de la Fundación Charles Darwin (FCD), especialmente sus más tempranos Informes Anuales. Con ello se pretende plantear un primer acercamiento a la historia de las bibliotecas en las islas Galápagos, y recuperar un interesante y poco conocido fragmento de las actividades de la FCD en el archipiélago.
Palabras clave: Galápagos • conservación • biodiversidad • historia • bibliotecas
Las encantadas
Las islas Galápagos o archipiélago de Colón son un grupo de 19 islas, 42 islotes y 26 rocas pertenecientes a ecuador, ubicadas en el océano Pacífico, a 900 km. de la tierra firme más cercana. Tal y como lo planteó el naturalista William Beebe a principios del siglo pasado, son una suerte de «fin del mundo».
Un «fin del mundo» ubicado en plena faja central del planeta: la línea ecuatorial atraviesa el archipiélago en isabela, cortando casi al medio el volcán Wolf, la mayor altura galapagueña (1707 m).
Las islas se ubican dentro de un Parque Nacional, poseen una población residente limitada (solo puede habitarse el 3% de la superficie terrestre del archipiélago) y están sujetas a unos estrictos controles. a pesar de ello, son escenario de fuertes movimientos turísticos y migratorios, así como de no pocos conflictos ambientales.
Se las ha llamado «islas encantadas», un apelativo que les asignaron los conquistadores españoles al considerarlas hechizadas: al no ser capaces de ubicar las esquivas ínsulas en sus cartas de navegación, creían que aparecían y desaparecían «por encanto». Herman Melville, autor de Moby Dick y tripulante él mismo, en sus años juveniles, de un ballenero que faenó en las Galápagos, inmortalizó el calificativo en una de sus mejores obras, The Encantadas (1854).
El relativo aislamiento de las islas y su particular configuración han permitido que se transformen en una especie de laboratorio biológico dentro del cual han sobrevivido una flora y una fauna muy especiales: desde las célebres tortugas que dieron nombre al archipiélago y alimentaron a piratas, marineros y colonos por siglos, hasta iguanas marinas, cormoranes ápteros, gigantescos albatros y pelícanos, nopales de la talla de árboles, focas y pingüinos ecuatoriales… y mucho más. Tanto como para que se les haya dedicado y se les siga dedicando horas de investigación y estudio, y tinta y bytes a raudales.
Lamentablemente, la influencia humana sobre ese medioambiente único hizo que, para finales del siglo XIX, la degradación de la naturaleza galapagueña fuese brutal. a los destrozos causados por los animales domésticos introducidos por el hombre se sumaba la depredación de los colonos, similar a la de los balleneros y cazadores. También se sumaban las misiones científicas, que saqueaban todo lo que podían para alimentar las hambrientas colecciones de zoológicos y museos de historia natural de occidente.
En 1954, i. eibl-eibesfeldt, un etólogo alemán del instituto Max Planck, realizó un crucero científico a Galápagos. De regreso a europa, el naturalista alertó a la recién creada IUCN (Unión internacional para la Conservación de la Naturaleza) de la alarmante situación que atravesaba la biodiversidad del archipiélago y, con su apoyo, obtuvo el patrocinio de la Unesco para realizar una evaluación del estado de las islas (1957). La presentación de su informe en 1958, describiendo un panorama preocupante, resultó decisiva para el nacimiento del Parque Nacional Galápagos, creado por el gobierno ecuatoriano el 20 de junio de 1959.
Un repositorio único
El 23 de julio de 1959 —año del centenario de la publicación de El Origen de las Especies— y con el apoyo de la Unesco y la IUCN, se creó la Fundación Charles Darwin para las islas Galápagos (FCD). se trata de una organización no gubernamental, internacional y científica que trabaja en pro de la conservación de los ecosistemas y la biodiversidad de las Galápagos a través de actividades de investigación científica y de divulgación de información. Con sede en Bruselas, la FCD necesitaba contar, desde sus inicios, con un espacio en las propias islas que le permitiera desarrollar sus actividades y acciones directas. Para ello levantó la estación Científica Charles Darwin, emplazada en las cercanías de la localidad de Puerto ayora (isla santa Cruz), e inaugurada oficialmente el 20 de enero de 1964.
La Biblioteca «G. T. Corley smith» es el repositorio oficial de información de la FCD. Ubicada en el corazón de la estación, la «G. T. Corley smith» fue la primera biblioteca permanente del archipiélago, durante mucho tiempo la única, y a día de hoy la más importante en colección y servicios. además, es una de las pocas —sino la única en el mundo— que se ubica al mismo tiempo dentro de un Parque Nacional y una reserva Marina, de una reserva de la Biosfera de la Unesco y de un sitio Patrimonio de la Humanidad.
La Biblioteca aloja tanto las colecciones bibliográficas como los archivos de la institución. De esta forma, a la vez que documenta el camino recorrido por la FCD en sus seis décadas de existencia, fomenta el descubrimiento de senderos poco conocidos y potencialmente transitables.
La influencia humana sobre ese medioambiente único hizo que, para finales del siglo XIX, la degradación de la naturaleza galapagueña fuese brutal.
El fondo bibliográfico está compuesto por una colección general, consistente en libros de texto generales y especializados sobre ciencias exactas y naturales —con un énfasis particular en ecología, conservación y biología—, una pequeña hemeroteca, una sección de referencia, la colección Darwin (textos de y sobre el insigne científico británico), y dos colecciones especiales: Galápagos y Fundación Charles Darwin. en estas últimas se recoge buena parte del conocimiento científico producido sobre la naturaleza galapagueña, junto a la historia de la propia Fundación y la de su estación Científica. se trata del corpus documental más completo existente a nivel internacional sobre las Galápagos y sobre el trabajo científico desarrollado en las islas hasta la actualidad.
Por su parte, en el archivo se conservan cientos de valiosos documentos que componen la memoria social e histórica de la FCD y permiten construir un relato sobre la institución y, al mismo tiempo, sobre la propia actividad académica en las islas (una historia, la de la ciencia en Galápagos, aún por escribir). La archivalía se divide en dos secciones: una textual y otra audiovisual. La primera comprende una hemeroteca antigua (revistas del periodo 1930-2000), planos arquitectónicos, documentos históricos y educativos, ficheros administrativos, y ejemplares manuscritos producidos por algunos de los muchos investigadores que han trabajado en la estación. La segunda incluye, como su nombre indica, fotografías y diapositivas, películas, grabaciones sonoras, ilustraciones, pósteres, folletos, mapas, disquetes, CDS y DVDS, documentando las labores de investigación en Galápagos en general y en la estación en particular.
Debido a las condiciones ambientales imperantes en el archipiélago y a la vecindad del mar, todas las colecciones se encuentran actualmente protegidas en ambientes de temperatura y humedad controladas.
La Biblioteca «G. T. Corley smith» provee servicios de búsqueda especializada, préstamo y referencia a los científicos residentes y visitantes de la estación, a los voluntarios, y a los becarios e investigadores. asimismo, abre sus puertas para la consulta en sala a guías naturalistas, guardaparques, turistas y visitantes, maestros, estudiantes de todos los niveles, miembros de la comunidad local y, en definitiva, a todo aquel que desee sumergirse en un conjunto único de saberes.
Si bien la unidad operaba al menos desde 1971 —fecha del primer libro de inventario conservado—, fue inaugurada oficialmente el 28 de octubre de 1979 en uno de los primeros edificios levantados en la estación Darwin. Debe su nombre al diplomático británico Gerard Thomas Corley smith (1909-1997), quien, al retirarse de sus labores políticas, se integró a la Junta Directiva de la FCD en 1969. en 1972 asumió el puesto de secretario General, un trabajo que desempeñó hasta 1984 desde su casa en essex, inglaterra. Fue asimismo el editor de la publicación oficial de la FCD, Noticias de Galápagos (hoy Galápagos Research). Corley smith dejó, como parte de su legado, el germen de la biblioteca que hoy lleva su nombre.
Las colecciones y sus responsables han ido variando a lo largo del tiempo, siguiendo los muchos avatares históricos que fueron afectando tanto a la Fundación Charles Darwin como a las propias islas Galápagos. Fuese como fuese, su misión siempre ha estado alineada con la de la institución en la cual se enmarca: «proveer conocimiento y apoyo por medio de la investigación científica y acciones complementarias para asegurar la conservación del ambiente y la biodiversidad del archipiélago de Galápagos» (FCD, 2018).
La Biblioteca ha jugado y pretende seguir desempeñando un rol esencial en el desarrollo de las actividades científicas de conservación en el archipiélago, en la comunicación y diseminación de información, en la divulgación de conocimientos estratégicos, y en el apoyo a los programas de educación ambiental y extensión comunitaria.
Fragmentos de historia
Encontrar las huellas y seguirle el rastro a alguna de las muchas historias pasadas que se entretejieron para formar el presente de la FCD no es tarea sencilla. Buena parte de esas historias solo se encuentran en la rica tradición oral de la institución: una tradición que se mantiene en las bocas de los más añosos y memoriosos, y cuya recolección es una tarea pendiente. otras se encuentran almacenadas en las muchas cajas ubicadas en el archivo institucional y deben ser perseguidas saltando de un informe a un certificado, y de allí a un viejo cuaderno contable.
Y otras están en los estantes de la biblioteca.
Para perseguir a estas últimas es necesario sentarse con los Informes Anuales y revisarlos detenidamente. Los Informes Anuales son narrativas preparadas por los habitantes de la estación Científica para dar cuenta de sus actividades. Los primeros eran simples cartapacios que unían informes mecanografiados por los (aún escasos) miembros de la institución. Con el tiempo fueron mejorando la presentación y la impresión, agregando imágenes, tablas y enlaces.
Ya en el primer Informe Anual conservado, el de 1978, se menciona la biblioteca de la estación; concretamente, en el reporte financiero. ese año se recibieron $ 58.178 en donaciones, y se gastaron $ 9.284.24 en libros, traducciones, etc. (FCD, 1979).
Habría que esperar al año 1980 para tener nuevas noticias. esta vez son mucho más detalladas, y permiten ver cómo se fue esbozando, trazo sobre trazo y capa sobre capa, la biblioteca con la que la estación cuenta en la actualidad.
En el Informe Anual de ese año (FCD, 1981), el director incluyó, en el resumen de la actividad de 1980, los siguientes párrafos:
[…] S. Shemeld también dirigió la recatalogación e incremento de los libros de la Biblioteca. Nuestras referencias sobre Galápagos están ahora casi completas y constituyen un recurso invalorable para estudiantes y científicos. La colección en español, tuvo gran incremento para beneficio de los estudiantes.
La Dra. Ulrike ebenhart, completó la edición de una colección en español, de papeles científicos de Galápagos, que permitirá a los estudiantes ecuatorianos el fácil acceso a la literatura en lengua extranjera […] (p. 9).
En efecto, unas páginas más allá en el mismo documento (sección «Personal de la estación Charles Darwin durante 1980», p. 14), se indican para «Biblioteca» a «steven shemeld. Bibliotecario» y a «Ulrike eberhard. Bibliotecaria, Herbario». Pero la mayor cantidad de información llegaría más adelante, en un texto escrito por el propio shemeld («organización de la Biblioteca, curso para guías naturalistas, programa audio-visual y actividades aducacionales [sic]», pp. 65-66). en el apartado «La biblioteca» proporciona las siguientes explicaciones, valiosísimas como apuntes históricos.
El edificio ampliado de la Biblioteca-museo, fue oficialmente inaugurado el 28 de octubre de 1979. La extensión de la biblioteca se realizó gracias a la generosa donación del señor y la señora Heaton de Michigan, EEUU. anteriormente se tenía la biblioteca acomodada en una serie de armarios, en un cuarto estrecho, lo que hacía extremadamente difícil organizar la colección. además, el puesto de Bibliotecario, era ocupado temporalmente o a base de medios tiempos por voluntarios, situación que hacía casi imposible mantener la necesaria continuidad en el sistema de catalogación. La Biblioteca está situada ahora en un cuarto amplio, claro, con aire acondicionado y libre de humedad. Junto a una sala de conferencias que provee el área adicional para lectura.
La labor más urgente, y eventualmente la que más tiempo tomó, fue la de proveer un sistema completo y standard para inventariar la literatura existente. Los intentos previos sufrieron inevitablemente de descontinuidad [sic] y falta de una presentación modelo. Por lo tanto se organizó totalmente la colección desde el principio. esta revisión permitió realizar un inventario de todo lo existente e identificar la literatura faltante[,] se encontró literatura perdida y se han hecho esfuerzos por remplazar [sic] este material. Mientras se catalogaba, también se hicieron las reparaciones necesarias de encuadernación.
[…] Si se quiere mantener un servicio eficiente en la Biblioteca, se debe planificar una política para regular
la adquisición de literatura nueva. Hasta ahora, la adquisición de material nuevo, ha sido casual, dejando algunas secciones bien provistas, mientras que otras igualmente importantes han sido ignoradas. a fin de corregir esto, se ha hecho un esfuerzo para mejorar la sección en español, al comprar 14 libros que cubren muchos aspectos generales de la ciencia.
Agradecimiento
Sobre todo, al señor y la señora e. H. Heaton, por haber dotado de una verdadera Biblioteca a la estación Darwin. Hubiera sido literalmente imposible completar el trabajo en el año, si no hubiera sido por la ayuda de regine Garnier (1 al 31 de agosto) y Gayle Davis (octubre, Noviembre y Diciembre). ellas deben ser especialmente agradecidas, ya que brindaron su asistencia enteramente voluntaria. También el trabajo previo de elizabeth Tindle, Julie Bourke y silvia Harcourt ayudó enormemente en la etapa inicial.
Desde esos modestos inicios, la biblioteca fue creciendo, ampliando su colección, sufriendo los altibajos que afectaron profundamente la estructura de la estación, recuperándose y avanzando junto a su comunidad. Paso a paso, y haciendo de la resiliencia una de sus virtudes.
A propósito de resiliencias, en el Informe Anual de 1982 (FCD, 1983), el entonces director de la estación, el Dr. Friedmann Köster, señaló:
Y es aquí donde también cabe perfectamente lo que me dijo algún día otro de mis colegas ecuatorianos: «Los hombres, como los materiales, tenemos cierta resistencia. esta se prolonga o acorta según su propia naturaleza, el uso dado y el cuidado». No cabe duda, en mi opinión, que esto vale también para la estación Darwin como institución (p. 4).
Y, cabría agregar, para la biblioteca como parte esencial de ella.
Pasos y más pasos
Volviendo a los rastros dejados en los Informes Anuales, el de 1982 (op. cit.) revela que las bibliotecarias eran entonces la irlandesa Maria Cullen (que abandonó la estación en septiembre de 1982, después de dieciocho meses de trabajo) y la estadounidense Dona reynolds (p. 246). según se señala en la lista de actividades para 1982, los cursos de guardaparques y guías auxiliares se realizaban «en el auditorium de la Biblioteca de la estación». en el Informe Anual de 1983 (FCD, 1986), por su parte, se incluye una nota en el informe administrativo que señala que «en la biblioteca se terminó el trabajo de equipamiento interior, incluyendo muebles para almacenamiento de material de video, proyectores, etc. para educación ambiental» (p. 11).
Deberían pasar unos años (debe tomarse en cuenta el incendio del edificio de la administración de la estación en 1984, en el cual ardió muchísima información, incluyendo los originales del Informe Anual en preparación) hasta volver a encontrar una mención de la biblioteca en un Informe Anual: el de 1986-1987. en sus páginas, la unidad aparece citada en el reporte de Gayle Davis, para entonces «Jefe de Publicaciones» de la estación:
La biblioteca de la ECChD ha padecido de un gran vuelco en personal. Este continuó siendo el caso durante 1986 y 1987; por lo tanto, en 1987 comencé a trabajar en la biblioteca en calidad de asesora. Aún cuando no pude dedicar mucho tiempo a esta actividad como lo merecía, se identificaron unas pocas áreas problemas [sic] y se iniciaron las mejoras.
Debo dar un especial agradecimiento a Sandra Álvarez, quien se unió a la estación como Bibliotecaria en agosto de 1987 y fue una fuerza dinámica iniciando tales mejoras como es la recopilación del boletín mensual de material recibido en la biblioteca (pp. 27-28).
«Los hombres, como los materiales, tenemos cierta resistencia. Esta se prolonga o acorta según su propia naturaleza, el uso dado y el cuidado».
En el Informe Anual de 1988-1989 (FCD, 1996), Davis vuelve a escribir sobre la biblioteca en su sección como «Jefe de Publicaciones»:
Al igual que en años anteriores, otra de mis responsabilidades fue la de actuar como asesora para la Biblioteca de la ECCHD, la cual continuó sufriendo por los cambios de personal. sandra Álvarez dejó su posición como bibliotecaria en agosto de 1988. Fue reemplazada por elena Chapi. Recibimos ayuda de Gloria Correa, quien fue voluntaria en la biblioteca en 1988, y de Lisa Bykonen, que colaboró por varios meses a fines de 1989 y principios de 1990 (pp. 49-50).
En el Informe Semestral de 1994-1995 (FCD, 1995) se indica:
Para el funcionamiento de la biblioteca se cuenta con el apoyo voluntario de isolda rojas y Mary Mcfarland. La voluntaria sharon Virtue, bibliotecaria en Doctor's Hospital en la Universidad de Toronto, asesoró a la Biblioteca durante dos semanas.
Durante el año pasado (1994) el promedio mensual de usuarios de la Biblioteca en las horas laborables fue 201, y fuera de horas laborables 22.5. en los primeros dos meses de 1995 el promedio de usuarios durante horas laborables fue 304.5, con 40 usuarios fuera de horas laborables (p. 65).
No habría nuevo Informe Anual hasta el año 2000, cuando el formato de ese documento cambió radicalmente. a partir de entonces la Biblioteca prácticamente desapareció de esas páginas: su rol quedó relegado a proporcionar listas de publicaciones. el trabajo bibliotecario, sin embargo, continuó adelante, haciendo frente a debates como el que enfrentó a documentos en papel con literatura digital, y a retos como las nuevas tecnologías de la información, sus sesgos y posibilidades, y las muchas destrezas necesarias para utilizarlas efectivamente.
Y lidiando con los múltiples problemas que en el pasado la habían afectado. incluyendo el personal y la financiación.
Presente y futuro
Actualmente la Biblioteca funciona como el espacio central de gestión y divulgación de conocimiento de la Fundación Charles Darwin. Tal y como se expresa en el Plan Estratégico para la Biblioteca 2018-2019 (no publicado):
La misión de la biblioteca de la FCD es la de gestionar conocimiento para sustentar la conservación de las Galápagos y el bienestar de sus habitantes. su visión se centra en convertirse en una unidad de información que construya espacios abiertos, sostenibles y plurales en donde el conocimiento alimente la reflexión, el compromiso y la acción. su valor central es el de servir como conexión con el saber.
Respetando esa visión manifestada en su Plan Estratégico, la Biblioteca busca convertirse en un espacio de encuentro entre el conocimiento científico producido por los profesionales de la FCD, y la sociedad galapagueña. a la vez, planea apoyar y motivar la afición por la lectura de las jóvenes generaciones de galapagueños, fomentar procesos de lectura, e incluir enfoques innovadores en el desarrollo científico (p.ej., la ciencia ciudadana).
Y en esa labor, la «G. T. Corley smith» se encuentra prácticamente sola. en isabela no hay bibliotecas públicas desde hace al menos una década, y las escolares son pequeñas y de colección muy reducida. en Floreana no existen bibliotecas públicas, ni hay recuerdo de una. en santa Cruz la biblioteca pública de Puerto ayora lleva cerrada alrededor de cinco años, y a excepción de la biblioteca de una escuela privada, no existen en la isla más unidades que la de la FCD. Y en san Cristóbal, más allá de una bi
La Biblioteca busca convertirse en un espacio de encuentro entre el conocimiento científico producido por los profesionales de la FCD, y la sociedad galapagueña.
blioteca universitaria privada (y aún así, reducida) y de una pequeña biblioteca pública, no hay mucho más.
Para lograr sus objetivos, la Biblioteca se ha embarcado en una serie de proyectos a desarrollarse en el corto y medio plazo, construyendo dos nuevas líneas de investigación: «extensión bibliotecaria» e «Historia de la ciencia en Galápagos».
Los proyectos que componen la primera línea abordan actividades de extensión y el lado más social de la conservación de la biodiversidad y la protección medioambiental. La parte más fuerte de un proyecto de conservación radica en la transferencia de conocimiento e información a la comunidad local, así como en la educación ambiental (cf. Goldman, 1998; Brechin et al., 2003); la biblioteca y la información que gestiona son piezas esenciales en ambos procesos (cf. ifla, 2018). La «G. T. Corley smith» tiene la intención de establecer vínculos sólidos con la sociedad local en todas las islas pobladas del archipiélago, para apoyar educación y ciencia ciudadana, para promover la capacitación (p.ej. de guías naturalistas y guardaparques), y para crear conciencia sobre conservación entre el público en general, incluyendo visitantes y turistas. Para lograr tal objetivo, se han diseñado acciones como la creación de «bibliotecas viajeras» con materiales de educación ambiental cuidadosamente seleccionados; la reproducción de documentos descatalogados de la FCD para su libre distribución; la provisión de servicios bibliotecarios periódicos a otras islas; la colaboración con bibliotecas escolares para promover el acceso a la información y las destrezas de la lecto-escritura; el apoyo a la ciencia ciudadana y a las actividades de educación ambiental; la elaboración de libros cartoneros; y un largo y excitante «etcétera» que vincula a la Biblioteca de la FCD con la sociedad galapagueña, sus problemas y sus expectativas.
Las posibilidades investigativas de esta área incluyen temas relacionados con sostenibilidad, información y sociedad, el rol del conocimiento en los programas de conservación, y justicia social y decrecimiento, entre otros.
La segunda línea de investigación se centra en el contenido de los archivos de la FCD. Los documentos que componen la archivalía serán inventariados, catalogados, clasificados, indizados, procesados, reparados cuando sea necesario, y eventualmente digitalizados. el resultado del proyecto de digitalización será una colección virtual que, cuando haya sido completada, incluirá cientos de elementos tales como notas de campo, informes, pósteres, fotografías, diapositivas, etc., narrando la historia de la FCD y de la ciencia en Galápagos. se planea conectar esa colección con otros productos similares, como la base de datos Galapagueana —que incluirá la bibliografía completa sobre Galápagos— y los resultados del proyecto de historia oral y de películas documentales, dirigidos a recolectar información y conocimiento jamás antes registrado sobre soportes materiales.
Buscando caminos innovadores para proveer servicios a sus usuarios —pero sin perder nunca su identidad científica— la Biblioteca «G. T. Corley smith» continuará agregando eslabones a su historia oficial de cuatro décadas, y sumando pasos a los ya dados por todos aquellos que, de una forma u otra, pusieron sus manos y su grano de arena para construir y organizar las actuales colecciones. Todo en pos de la conservación de un espacio natural único, con una historia plagada de avatares y un futuro aún por definir.
Bibliografía
Brechin, s. r. et al. (eds.) (2003). Contested Nature: Promoting international Biodiversity with social Justicein the Twenty-first Century. Nueva York: state University of New York Press.
Campos, M. J. y siffy, D. C. (eds.) (1981). informe anual 1980 - ECCHD. [Quito: FCD].
Fundación Charles Darwin para las islas Galápagos (1979). informe anual 1978 - ECCHD. [santa Cruz, Galápagos: FCD].
Fundación Charles Darwin para las islas Galápagos (1983). informe anual 1982 - ECCHD. [santa Cruz, Galápagos: FCD].
Fundación Charles Darwin para las islas Galápagos (1986). informe anual 1983. [santa Cruz, Galápagos]: estación Científica Charles Darwin.
Fundación Charles Darwin para las islas Galápagos (1995). informe semestral : octubre de 1994-marzo de 1995. Quito: FCD. Fundación Charles Darwin para las islas Galápagos (1996). informe anual 1988-1989. Galápagos: FCD.
Fundación Charles Darwin para las islas Galápagos (2018). informe anual 2017 - avances 2018. santa Cruz, Galápagos: FCD. Goldman, M. (ed.) (1993). Privatizing Nature: Political struggles for the Global Commons. New Brunswick, New Jersey: rutgers University Press.
IFLA. environment, sustainability and Libraries special interest Group (2018). Going Green: implementing sustainable strategies in Libraries around the World - Buildings, Management, Programmes and services. recuperado de: www.ifla.org/publications/iflapublications-series-177?og=479