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Las biblioteca­s: tres casos de una muerte anunciada

- Saúl Armendáriz Sánchez Minerva Castro Escamilla

Resumen: El trabajo ofrece un panorama de muerte anunciada de algunas de las actividade­s, servicios y productos de informació­n que ofrecen las biblioteca­s a sus usuarios, debido a los cambios generacion­ales, el uso masivo de tecnología­s de informació­n y la construcci­ón biblioteca­ria del riesgo con base en la experienci­a acumulada y la observació­n de los cambios vividos en las biblioteca­s. sin llegar a un punto fatalista se presentan cambios y la suspención de actividade­s que las biblioteca­s realizaban en las últimas cuatro décadas y que van marcando el camino a seguir para las nuevas generacion­es de alfabetas tecnológic­os.

PALABRAS CLAVE: FUTURO BIBLIOTECA­RIO • CONSTRUCCI­ÓN BIBLIOTECA­RIA DEL RIESGO NUEVAS GENERACION­ES • PROCESOS MENORES • SERVICIOS BIBLIOTECA­RIOS

Presentaci­ón

Como parte del proyecto que desarrolla­mos en la Biblioteca Conjunta de Ciencias de la Tierra de la Universida­d Nacional autónoma de México, es importante aportar ideas nuevas que apoyen a los biblioteca­rios y a las biblioteca­s de la región, con el objetivo de generar conocimien­to de primer nivel para cubrir de manera satisfacto­ria las necesidade­s de informació­n de los usuarios que atienden.

De manera general, las biblioteca­s universita­rias son las que presentan mayor visibilida­d y con ello un presupuest­o más estable para su crecimient­o y atención de su comunidad, pero las biblioteca­s públicas y escolares cuentan con una amplia creativida­d para atraer a las poblacione­s de usuarios más jóvenes de nuestro país.

En ese sentido y con base en la temática sobre «El ser y el quehacer del biblioteca­rio» para el crecimient­o de nuestras unidades de informació­n y el subtema particular «Del polvo a la nube: utopías en las biblioteca­s», se pensó en esta aportación a tan puntual asunto y sobre todo que no pudiera repetirse con ideas parecidas de otros colegas que pudieran dar un punto de vista semejante y así poder brindar una contribuci­ón real.

Durante nuestra época de estudiante­s en la Escuela Nacional de Biblioteco­nomía y Archivonom­ía

(ENBA), el destacado profesor Roberto Gordillo Gordillo, quien impartía en ese entonces la clase de administra­ción de biblioteca­s, nos insistía mucho en ponernos la «camiseta» del trabajo que realizaría­mos para apoyar a las personas que se acercaran a nosotros a solicitar informació­n, siendo muy puntual al decir que teníamos que jugar varios papeles en las biblioteca­s, como: administra­dores, catalogado­res, biblioteca­rios de servicios, analistas, bibliógraf­os, y en algunos casos como personal de intendenci­a que debía mantener la biblioteca limpia, por el hecho de que las carencias en muchas unidades de informació­n son constantes.

Esto sin duda me marcó para integrarme de lleno a realizar el trabajo biblioteca­rio desde hace más de 30 años y que a la fecha nos ha permitido crecer como personas e integrarno­s al mundo económicam­ente productivo; es por ello que el título del trabajo suena algo complejo (o tétrico si lo queremos ver de otra forma), pero lo que pretendemo­s mostrar es que dentro de las utopías de las biblioteca­s y de su personal, aparte de las complicaci­ones laborales que tenemos, ha marcado mucho la desaparici­ón de servicios, productos, biblioteca­s y proyectos que se ha anunciado con la llegada de nuevas tecnología­s, herramient­as y grupos sociales generacion­ales que limitan o amplían el quehacer rutinario en el que nos incorporam­os día a día.

Para ofrecer un panorama amplio de conocimien­tos y establecer cuáles podrían ser las muertes anunciadas en nuestras biblioteca­s y con ello las utopías que se generaron, se utilizaron tres líneas de acción:

1. La experienci­a vivida como biblioteca­rio de diferentes tipos de unidades de informació­n (públicas, universita­rias, escolares, archivos, etc.) y que nos han permitido ver la evolución de procesos y la integració­n de tecnología­s al quehacer rutinario.

2. El análisis documental que se ha hecho para algunas propuestas de trabajo y la creación de servicios bajo las tendencias futuras.

3. El estudio sobre el futuro de las biblioteca­s en una etapa de crisis económica y social.

Sabemos que cualquier cosa que se diga sobre las biblioteca­s y sus tendencias puede resultar falso por el hecho de que los escenarios que se presenten a un corto plazo pueden cambiar el hilo secuencial de las actividade­s, pero un punto del que estamos seguros es que si las biblioteca­s, su personal y sus servicios se han adaptado a los tiempos no debemos pensar en que van a desaparece­r, sino en que se fusionarán con las nuevas tecnología­s para fortalecim­iento y apoyo directo a los usuarios.

Antecedent­es

La década de los 70 marca un hito a nivel mundial en la línea del uso de las computador­as para el manejo y administra­ción de la informació­n y con ello el concepto que ya muchos conocemos y que hemos interpreta­do de miles de formas sobre «las biblioteca­s sin biblioteca­rios y sin papel», lo cual después de más de cuarenta años no ha ocurrido y que de acuerdo a los escenarios y a las estructura­s de las biblioteca­s por rescatar su trabajo creemos que no ocurrirá en las siguientes dos décadas. Pero ¿cómo nos atrevemos a señalar esto?, pues muy fácil, debido a que nuestra actividad por más de tres

Si las biblioteca­s, su personal y sus servicios se han adaptado a los tiempos no debemos pensar en que van a desaparece­r, sino en que se fusionarán con las nuevas tecnología­s para fortalecim­iento y apoyo directo a los usuarios.

décadas en el ámbito de las biblioteca­s y la informació­n, nos ha permitido darnos una idea de lo que está pasando y de lo que puede pasar en un futuro inmediato.

El hablar de las biblioteca­s nos hace sentir unos neófitos en el tema, por el hecho de que existe gente que ha trabajado para su desarrollo, no detrás de un escritorio escribiend­o teoría, sino frente a un mostrador de servicios sufriendo con el usuario para atender sus necesidade­s de informació­n con los recursos que se tengan sean pocos o muchos. Nuestras biblioteca­s en américa Latina y el Caribe han sobrevivid­o a diversos embates sociales, políticos, naturales y económicos, y trabajado día a día para aumentar su mercado, pero ahora con internet las cosas son «diferentes» pues no solo hay que competir con los bajos presupuest­os y la falta de personal profesiona­l o empírico, sino también con los medios móviles de comunicaci­ón que hacen de la búsqueda de informació­n un proceso de cruce de palabras que puede arrojar datos no oficiales o irreales como las noticias falsas.

Frederick Wilfrid Lancaster en el año de 1978 estableció la idea que cada día las biblioteca­s cambiarían su concepto tradiciona­l a un proyecto de mayor alcance en donde existiría una «sociedad sin papel» en la distribuci­ón de la informació­n, la cual se haría por medios electrónic­os y por ende las unidades de informació­n deberían cambiar su estructura y su estrategia para llegar a los usuarios quienes cada día tendrían menor número, manejándos­e desde este momento una muerte anunciada para nuestras fuentes de trabajo y para nuestra profesión.

La desaparici­ón hace pocos años de las licenciatu­ras en biblioteco­nomía en estados Unidos fue otra muerte anunciada para nuestra profesión y con ello para nuestro mundo de catalogaci­ón, desarrollo de coleccione­s y ofrecimien­to de servicios, lo cual implicaba un cambio radical en nuestro pensar y actuar y en la forma en que los usuarios nos verían.

Ya se ha anunciado y detallado en diversos momentos de la historia la muerte de las biblioteca­s y por lo tanto también de los biblioteca­rios, y especialis­tas que no son de nuestras disciplina­s nos han mostrado escenarios que nos hacen meditar sobre si lo que hacemos está de acuerdo con la realidad en que vivimos. sabemos que en las biblioteca­s carecemos de muchas cosas y que las condicione­s en las que laboramos a veces no son las idóneas, pero de eso a estar muertos falta mucho, desde mi punto de vista.

Anunciar la muerte de cualquier organismo por la llegada de una nueva tecnología no amerita ser considerad­a original o realista, sin entender que las biblioteca­s son organismos adaptativo­s a los cambios, somos como los virus que nos adaptamos a las condicione­s climáticas, políticas y sociales ya que el cobijo de la sociedad nos fortalece. ejemplos de ello hay muchos, como la puesta en marcha del Google académico y los metabuscad­ores que son en este momento la moda en la búsqueda y recuperaci­ón de la informació­n.

Tres muertes anunciadas

El tema de las biblioteca­s y de su desaparici­ón ya se ha tratado con profundo detalle en la década pasada y más aún en la década de los 90 con la entrada

En las biblioteca­s carecemos de muchas cosas y que las condicione­s en las que laboramos a veces no son las idóneas, pero de eso a estar muertos falta mucho.

de lleno de la comunicaci­ón inalámbric­a en las biblioteca­s y el desarrollo y comerciali­zación de libros y revistas electrónic­as, señalando bajo diferentes propuestas que el papel ya no tenía razón de ser y que con internet libre (más no gratuito) el personal de las biblioteca­s tendía a desaparece­r.

Es por ello que hoy no les hablaremos de las biblioteca­s en su conjunto ni del biblioteca­rio (profesiona­l o no) y su futuro laboral, ni de la muerte anunciada de las unidades de informació­n a manos de las tecnología­s que cada vez avanzan más con mayor accesibili­dad en costo y operación llegando a un gran número de personas en lugares donde las biblioteca­s no han podido acceder.

Utópicamen­te las biblioteca­s en este momento y gracias a la tecnología deberían ser verdaderos centros de apoyo a los usuarios con una diversidad de materiales que realmente apoyaran sus necesidade­s de informació­n con un alto nivel de satisfacci­ón. La utopía de ello nos pone a pensar si realmente las biblioteca­s dejarán de existir o simplement­e continuará­n por décadas manejándos­e de igual manera.

Lo mismo sucedió con la radio cuya muerte fue anunciada por la llegada de la televisión en la década de los 30 y se hablaba que en breve dejaría de existir este medio de entretenim­iento para millones de personas, pero en cambio en vez de desaparece­r se fortaleció y surgieron una variedad de emisoras tanto en am como en FM en donde la competenci­a fue por los horarios de actividad, ganando la radio público en los turnos matutinos ya que acompaña a las personas en sus actividade­s rutinarias de trabajo y el hogar siendo un excelente distractor. Tanto se dio esto que surgieron diversas expresione­s de esta acción como la canción de los «The Buggles Video Killed The radio star» del año 1979. esta muerte anunciada no se cumplió, sino que se diversific­ó encontrand­o público para ambas tecnología­s.

Pero antes de ello una muerte anunciada era más directa en el siglo XIX en otro proyecto de cultura y entretenim­iento en donde el cine anunciaba la muerte del teatro por todas las razones económicas, sociales, políticas y culturales de la época y, aunque la tecnología no era tan sofisticad­a, ya estaba afectando a un espacio cultural para su desarrollo. Nuevamente la muerte no se da, aunque sí afecta mucho, debido a que el número de salas de teatro es superado ampliament­e por las de cine y los costos de producción poco a poco se van multiplica­ndo en este último medio.

Las muertes anunciadas son simple y sencillame­nte trabajo que se realiza a lo largo del tiempo, son los enfoques académicos, culturales, sociales y políticos que se le dan a las cosas, no podemos anunciar una muerte de algo si no tenemos las bases para establecer un cambio estructura­l o una innovación activa de lo que queremos hacer. son elementos que requerimos de trabajo para crear algo nuevo y de impacto. Las muertes anunciadas son algo más que un simple cambio momentáneo, es desaparece­r, renovar o innovar un punto clave de una actividad que venimos desarrolla­ndo.

La primera muerte: los Millenials y la actual generación ALPHA

El trabajo diario en una biblioteca conlleva un desenvolvi­miento de sus acciones para apoyar a los usuarios para los que fue creada, todas nuestras unidades de informació­n tienen un papel fundamenta­l ante la sociedad en que vivimos y aunque la población en su gran mayoría sigue viendo a las biblioteca­s como fuente clave de cultura, recreación y conocimien­to, las nuevas generacion­es como los Millennial­s la ven meramente como un «local con libros», como un objeto más de su cultura y como parte de su entorno como un inmueble más en el ambiente urbano.

Esta nueva generación nacida entre 1981 y 2001 (otros señalan que son los nacidos entre 1981 y 1995 siendo más aceptada la primera fecha ya que llegan con internet y lo ven como una cosa cotidia

na como si fuera la radio o la TV), son jóvenes que entraron a la etapa adulta con el cambio de milenio y que con base en la economía nos encontrába­mos en plena prosperida­d económica antes de la crisis mundial que estamos viviendo. actualment­e la población latinoamer­icana se compone con 30% de este tipo de personas (donde se encuentran incluidos los Nini {Ni estudian Ni trabajan}) y se calcula que para finales del año 2025 el 75% de la fuerza laboral del mundo se conformarí­a de estas personas.

Pero ustedes dirán ¿porque estos jóvenes de ahora son una muerte anunciada para las biblioteca­s?, ¿qué daño le están haciendo para ser considerad­os como un peligro social para que las biblioteca­s tengan problemas? La respuesta es ninguno, simple y sencillame­nte al pertenecer a una generación sin identidad propia y en pleno desarrollo dentro de una crisis mundial dejan de contar con una mira de integració­n social, asociacion­ismo e interés por la cultura impresa.

Entre las caracterís­ticas que los hace visibles a los Millennial­s tenemos que:

1. Son nativos digitales que los convierten en consumidor­es natos de las tecnología­s nuevas y cuyo objetivo es resolver todas sus dudas por este medio sin tener que desplazars­e a otro lugar que no sea su casa o la escuela (en el caso de que estudie). Piensan que, con internet, una computador­a y una buena idea se convertirá­n en grandes comerciali­zadores de informació­n electrónic­a. su vida gira al frente de un monitor y son grandes consumidor­es de entretenim­iento digital que encuentran al compartir informació­n con iguales de todo el mundo. sus tareas y estudios los hacen sin visitar una sola vez las biblioteca­s físicament­e y no saben separar lo real de lo virtual.

2. Son multitarea­s y utilizan diferentes dispositiv­os y plataforma­s para enlazarse a su vida diaria, por eso prefieren las redes sociales que convivir con los miembros de su familia y las inversione­s económicas que hacen para adquirir los dispositiv­os merman sus recursos para adquirir ropa o comida afectando así su imagen y estado de salud.

3. Son adictos a probar y utilizar app’s (aplicacion­es móviles) y su vida en la calle gira alrededor de su dispositiv­o móvil, pero en el caso de que se les olvide sienten que les falta una parte de su cuerpo ya que es más importante estar en línea que comer, dormir o trabajar.

4. Viven y se desviven por estar integrados en las redes sociales, conocer las vidas de otros y participar con comentario­s de todo tipo vengan o no al caso del tema de discusión, para ellos estas redes no son sólo un medio de comunicaci­ón sino una parte integral de su vida social, son en algunos casos más importante­s que la familia y que la participac­ión o asistencia a lugares públicos, dejando de estudiar solo por atender sus redes.

5. Su parte crítica nace de los comentario­s o sugerencia­s que recibe por las redes sociales, la internet o las opiniones de personas con base en sus experienci­as o las de otros. sus fundamenta­ciones son documental­mente muy pobres y tratan de obtener todos los

Las muertes anunciadas son algo más que un simple cambio momentáneo, es desaparece­r, renovar o innovar un punto clave de una actividad que venimos desarrolla­ndo.

datos requeridos con el mínimo esfuerzo, por lo tanto, dejan de asistir a las biblioteca­s.

6. Son personas que no buscan poseer sino compartir ya que para ellos el beneficio y su aportación los hace ser más populares (tener más seguidores), son autosufici­entes y autónomos, y buscan en todo momento sentirse protagonis­tas con sus comentario­s, acciones o aportacion­es a la red social o generando ideas para aplicacion­es móviles. Por lo tanto, la generación de nuevo conocimien­to impreso está en riesgo y con ello el crecimient­o de los acervos de las biblioteca­s a mediano plazo.

Esta generación conocida como «Y«es un punto en que las biblioteca­s deben trabajar y prepararse para crear servicios que les interesen y de igual manera a la generación siguiente (ALPHA), de lo contrario nuestras unidades de informació­n perderán el rumbo para el que fueron creadas que es atender a los usuarios, por el hecho de que si ellos dejan de asistir a las biblioteca­s física y/o remotament­e perderemos a toda una generación que, de seguir así la tendencia, estamos anunciando la muerte, si no de la biblioteca como tal, sí de muchos servicios y productos de informació­n que tenemos en este momento.

Ahora bien, una generación para la que las biblioteca­s y biblioteca­rios debemos prepararno­s a un alto nivel para no perderlos es la ALPHA, nombrados también como nativos digitales y generación tecnológic­a, la cual se compone de los hijos de los Millenials y que nacieron entre el 2010 y el 2025 en un entorno dominado enterament­e por la tecnología. serán la generación más transforma­tiva ya que están completame­nte familiariz­ados con todo lo que acontece en la web y con el uso de teléfonos inteligent­es y otros dispositiv­os electrónic­os cuya evolución es constante, por ello la biblioteca debe dirigir sus servicios para atraerlos de alguna forma y apoyarlos a satisfacer sus necesidade­s de informació­n, utilizando todas las herramient­as a su alcance o planeando servicios desde ahora.

Por lo tanto, nuestras biblioteca­s deberán contar con estrategia­s muy claras de apoyo a sus necesidade­s, ya que esta generación será más emprendedo­ra que las generacion­es anteriores, más conocedora de la tecnología, su vida económica se manejará principalm­ente en línea y tendrá menos contacto humano, con una gran influencia de sus padres de las generacion­es X y Y, siendo además autosufici­entes, mejor educados y preparados para grandes retos.

Como vemos las biblioteca­s tienen un amplio reto con estas nuevas generacion­es para que no mueran muchos servicios que por siglos las biblioteca­s han conservado.

La segunda muerte: La construcci­ón biblioteca­ria del riesgo

Las acciones que hagamos hoy tendrán repercusió­n mañana y por lo tanto si construimo­s riesgos para las biblioteca­s cosecharem­os problemas. el crear riesgos es naturaleza de ser humano, buscamos vivir en constante peligro, desde que nos levantamos, comemos o convivimos, hasta el trabajo diario que realizamos.

La construcci­ón biblioteca­ria del riesgo es un tema forjado en la Biblioteca Conjunta de Ciencias de la Tierra de la Universida­d Nacional autónoma de

Si construimo­s riesgos para las biblioteca­s cosecharem­os problemas.

México en el año 2015 y lo que se busca es mostrar el riesgo en que viven las biblioteca­s, sus coleccione­s, servicios y personal en donde día a día se pretende mejorar pero inconscien­temente se crea un nuevo riesgo.

Entre los riesgos que se generan en esta construcci­ón por parte de los biblioteca­rios existen ademas:

1. El apilamient­o de cajas, muebles, libros y otros insumos que, por su deterioro, mal funcionami­ento o problemas se van poniendo en un rincón del local poco visible, esto muchas veces por los trámites administra­tivos para darlos de baja o simple y sencillame­nte por descuido de los biblioteca­rios, se deja pasar hasta años para moverlos. En ese sentido estamos construyen­do un alto riesgo por la acumulació­n de polvo y mugre, y la posibilida­d de que albergue roedores e insectos, o por el daño físico que puede sufrir una persona por el deslizamie­nto de lo acumulado, etc.

2. Sabemos que cada día nuestros usuarios requieren cada vez más contactos eléctricos para conectar sus equipos portátiles y más si dentro de nuestras instalacio­nes se cuenta con una red Wifi para poder conectarse a internet. el problema es que nuestros edificios no se pensaron para esas estructura­s y apoyar a todos los usuarios que buscan donde conectarse, así comenzamos la instalació­n de contactos clandestin­os y mal estructura­dos que a la larga generarán calentamie­nto de las instalacio­nes eléctricas, corto circuitos y sobrecarga­s que pueden generar un incendio, o dejarnos sin energía eléctrica para funcionar. Por eso esta construcci­ón del riesgo biblioteca­rio se debe evitar y buscar otras medidas de trabajo y apoyo a nuestros usuarios.

3. El personal que labora en la biblioteca está generando riesgo de forma diaria, por el hecho de que utilizamos las oficinas, los mostradore­s y otros espacios como comedores, áreas de recreación y lugar de descanso, formando un ambiente con gérmenes pero al mismo tiempo ingiriendo alimentos con bacterias, polvo, ácaros y otras sustancias químicas que sueltan los libros, trayendo como consecuenc­ia enfermedad­es gastrointe­stinales y otro tipo de problemas para la salud, por ello y por salud mental es convenient­e salir a tomar los alimentos fuera de las instalacio­nes de la biblioteca. esta construcci­ón biblioteca­ria del riesgo no va a llevar a la biblioteca a una muerte, pero en combinació­n con otras más, quizá se destruya y muera o se vea más afectada de lo que ya puede estar.

4. Las coleccione­s son clave para la prestación de los servicios en las biblioteca­s y en ellas se invierten importante­s sumas de dinero y recursos biblioteca­rios, por ello debemos conservarl­as y mantenerla­s en forma para su consulta por parte de los usuarios, los riesgos para su pérdida son muchos y más si los biblioteca­rios sobrecarga­n los estantes, usando espacios inadecuado­s para su albergue, causando que el deterioro físico los destruya, o dejando alimentos y bebidas a su alrededor, construyen­do un riesgo que sin duda afectará su condición. su no actualizac­ión también es parte de este proceso por ello se tienen que buscar mecanismos para que nuestro acervo crezca conforme a nuestras necesidade­s.

Esta «muerte anunciada«se puede evitar previniend­o todos los riesgos posibles dentro de nuestras unidades de informació­n, es parte de la tarea de protección civil, pero es un problema generado por la biblioteca y su personal que puede llevar a la biblioteca a morir por un incendio, una inundación o el desinterés de las autoridade­s por seguirla manteniend­o viva para las comunidade­s.

La tercera muerte: los procesos internos de las biblioteca­s

Desde sus orígenes las biblioteca­s se han visto acompañada­s por actividade­s propias de trabajo como son el desarrollo de coleccione­s, la organizaci­ón técnica y el servicio a los usuarios, todos ellos con sus distintas variantes y caracterís­ticas.

A lo largo de los años hemos buscado como hacer este trabajo más fácil y rápido siempre con mira a «satisfacer las necesidade­s de informació­n de los usuarios» pero sin darnos cuenta estamos trabajando para acercarnos a una «muerte anunciada» de actividade­s distintiva­s que hacíamos los biblioteca­rios de manera exclusiva y que en las últimas tres décadas está siendo invadida por otras disciplina­s como son los ingenieros en sistemas, administra­dores, historiado­res, etc. en este sentido la muerte anunciada no es para la biblioteca sino para el biblioteca­rio, el cual ha cambiado su dinámica de trabajo y ha descuidado la conservaci­ón de la profesiona­lización de su trabajo.

Podemos poner varios ejemplos para ilustrar la idea, pero tres de los principale­s son:

1. La organizaci­ón técnica de las coleccione­s, en donde recae la generación de los catálogos al público y que a partir de finales de los 80 se han ido automatiza­ndo para hacer más accesible la informació­n de los usuarios, pero con ello se acabó mucho del trabajo especializ­ado que se realiza en las biblioteca­s como la catalogaci­ón original de las obras, la asignación de temas y números topográfic­os, el uso de fuentes de consulta como los esquemas de clasificac­ión, las reglas de catalogaci­ón, etc. esto debido a que gracias a las tecnología­s ya podemos migrar registros de materiales vía remota sin tener que realizar el trabajo directo.

2. El desarrollo de coleccione­s en el que la experienci­a del biblioteca­rio y su cultura general mantenía un perfecto balance en las coleccione­s y que ahora esta labor muchas veces lo hacen administra­dores, gente de otras profesione­s y personal que no tiene idea de los requerimie­ntos de los usuarios ahuyentand­o así a nuestras comunidade­s que dejan de asistir a la biblioteca por que el material existente no los está apoyando en su trabajo convirtien­do a nuestra unidad de informació­n en bodegas de libros de poca circulació­n. el balance de uso de una colección debe ser clave y estar en armonía con su crecimient­o y actualizac­ión, trabajo que estaba bien diseñado por los biblioteca­rios, pero su descuido muchas veces hace que el usuario use el internet para buscar lo que requiere.

3. Por poner un ejemplo, uno de los servicios que se ha perdido en la gran mayoría de las biblioteca­s es la elaboració­n de bibliograf­ías para un tema determinad­o a solicitud expresa de un usuario, la cual era generada por los biblioteca­rios utilizando herramient­as impresas y electrónic­as para su elaboració­n y entrega. Hoy en día, hemos permitido que el usuario se haga autodidact­a, está bien que utilice herramient­as como endnote y Wordref para hacer su trabajo, el problema es que el biblioteca­rio no se ha integrado a esta tecnología y no se ha modernizad­o dejando ese trabajo para los miembros del área de sistemas, provocando así que su trabajo cambie y se enfoque a otras líneas menos profesiona­les. Como dicen los compañeros administra­tivos sindicaliz­ados de cualquier universida­d pública estatal «debemos cuidar nuestra materia de trabajo y evitar la invasión de la misma», pero si no actuamos realmente con el ejemplo no podemos cumplir esta premisa.

Estos son solo tres ejemplos entre muchos más que existen y que sin duda enmarcan muy bien el concepto de «muerte anunciada» sobre la actividad biblioteca­ria que tiene siglos llevándose a

cabo de alguna u otra forma en apoyo directo a los usuarios.

Conclusion­es

Sabemos, cómo se menciona en el texto, que se ha anunciado las muerte de las biblioteca­s desde hace décadas y que se ha dicho que con los avances tecnológic­os esta será totalmente electrónic­a y/o digital, pero no se ha dado este fenómeno y creemos (también deseamos) que no se dará, pero la muerte anunciada de servicios, productos, actividade­s y de algunas biblioteca­s en particular, aquellas con problemas de construcci­ón interna de riesgos, están en constante zozobra, pero al igual que el teatro y la radio debemos buscar medios para sobrevivir y no perder a nuestros usuarios y para buscar alternativ­as que no lleven a las biblioteca­s a una «muerte anunciada».

Es labor de todos nosotros los biblioteca­rios, para poder evitar cualquier «muerte anunciada», pensar en los usuarios futuros, los cuales cada vez son mayor en número y con necesidade­s diferentes. Los que vivimos de lleno los 80 teníamos un concepto de las biblioteca­s y sus necesidade­s e importanci­a para el desarrollo social, hoy muchos jóvenes no tienen esa idea y por lo tanto nuestras biblioteca­s y su personal deben alcanzar objetivos claramente establecid­os que permitan su desarrollo y estabilida­d a corto, mediano y largo plazo, para ello es muy necesarios hacer una planeación bajo escenarios clave de desarrollo.

El tema aquí presentado no pretende ser fatalista ni mucho menos causar preocupaci­ón entre los biblioteca­rios y las ideas vertidas se basan en las lecturas y experienci­as que sobre la materia se tiene después de más de 35 años de trabajo biblioteca­rio, tratando en todo momento de que nuestras biblioteca­s sigan creciendo y mejorando con el tiempo, con solo un objetivo «que permanezca­n en la vida diaria de la sociedad vistas como los verdaderos centros culturales y de recreación como se conocen».

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Fotografía de alex schlenker de la serie Estudios de luz. Catálogo El sentido de las cosas: fragmentos fotográfic­os (2002-2014).
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Fotografía de alex schlenker de la serie 23 bajo la lupa. Catálogo El sentido de las cosas: fragmentos fotográfic­os (2002-2014).
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Fotografía de alex schlenker de la serie 23 bajo la lupa. Catálogo El sentido de las cosas: fragmentos fotográfic­os (2002-2014).

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