“Esos bárbaros espectáculos”
al hombre como un animal racional es la definición más prematura que conozco, ironizó Oscar Wilde. Ahora ha sido exaltada y movido muchos centenares de millones en apuestas la pelea concertada entre dos hombres, a ver quién hacía más daño al otro a puñetazos, salvajada a la que aún se califica de arte del boxeo.
Ninguno de los dos era español, pero aquí se ha celebrado, como espectáculo de “sangre y gloria”, la reaparición de un torturador de toros “nuestro” en México, corriendo también ese día la sangre humana en la plaza de toros de Madrid. ¿Qué pensarán nuestros descendientes, cuando reflexionen sobre esos bárbaros espectáculos?
Teresa Herrera Romeo
Madrid, España