JOSÉ MUJICA “La corrupción mata a la izquierda, lo de Brasil es inexplicable”
Pletórico, influyente como pocos en la región, pendiente de todo y de todos, Mujica viajó a Buenos Aires a presentar el libro sobre su presidencia, ‘Una oveja negra al poder’, de Andrés Danza y Ernesto Tulbovitz. −
Dicen que usted va a volver a ser presidente de Uruguay, que sigue siendo el referente...
− Sigo siendo referente pero ¡yo qué sé cómo voy a estar en cinco años! Tengo 80, pensar en los 85 es bravo, ¿no? La oposición venezolana induce al Gobierno a pasarse de la raya y estos bobos entran. − − Me da miedo los sin partido, los que no responden a ninguna disciplina. Los partidos son el primer elemento de control que tienen los individuos. Pero ojo, si populismo es la lucha por elevar el nivel de vida de la gente o las políticas de igualdad, ese pecado lo pueden tener muchos. La frontera de eso es cuando las medidas que se toman paralizan a la economía, porque querés repartir tanto que al final quebrás el interés en el trabajo y la inversión. Si matás eso no tenés para repartir. Yo llamaría populismo a eso. −
¿Le da miedo el populismo?
¿Está pensando en Venezuela?
− Venezuela tiene la desgracia del petróleo. El país más robado de América Latina. ¿Cómo va a andar una sociedad en la que cuesta más una botella de agua que un litro de nafta (carburante)? −
¿Recomendó a Maduro que no detenga a opositores?
− Creo que hay un interés en ir preso en Venezuela. Es una técnica, es la forma de luchar de la oposición. Inducen al Gobierno a pasarse de la raya. Le crean una contradicción internacional notable y estos bobos entran. Se lo he dicho a ellos. Es un error. −
La gente protesta y se aleja de la política en Brasil, en Chile, por la corrupción. ¿Las nuevas generaciones son más exigentes?
− Tenemos un flagelo adentro de carácter ético. Cuando el afán de hacer plata se mete adentro de la política nos mata a la izquierda. El tema de tener plata para ser alguien puede ser una herramienta de progreso en el mundo del comercio, donde se corren riesgos empresariales, pero cuando se mete en la política estamos fritos. Pasó en Italia, en parte en España. Es inexplicable lo de Brasil. Y aquí en Argentina el vicepresidente está procesado. −
En el libro dice que en Brasil parece imposible hacer política sin ceder a la corrupción...
− La democracia moderna es muy cara. Brasil es muy grande, tiene estados que son como países. Allí hay partidos locales, y el que gana el Gobierno nacional tiene que transar con ellos. Ahí empieza todo. −
¿Viene una época difícil para la izquierda latinoamericana?
− No sabemos. La derecha tampoco está dando muchas respuestas, no creo que pueda hacer maravillas. Yo creo que estamos en un momento de retroceso de la izquierda en Europa y cierto grado de estancamiento en América Latina. −
¿Cómo vive alguien que fue guerrillero el acercamiento de
EE. UU. y Cuba?
− Era un remanente de la guerra fría, hay que terminar con eso. En EE. UU. mucha gente cree que esto va a llevar a cambios en la sociedad cubana y los cubanos piensan que van a resistir. ¿Podrán? No lo sé, porque habrá que ver el efecto de la entrada en Cuba de “la magia de la mercadería”, en palabras de Trotsky. −
¿Está mediando en el conflic-
to de Colombia?
− No estoy mediando nada. Pero tengo que tener una conversación con la gente de las FARC por dificultades de la negociación. − − Nunca se ha estado tan cerca. Vale la pena. Mantener un conflicto in eternum no es estrategia. La geografía colombiana es de terror. Perseguir a las FARC en esas montañas es infinito. La guerrilla podrá no triunfar pero terminar con ellos es imposible.
¿Es optimista?
Viene un estancamiento de la izquierda latinoamericana, pero la derecha no da respuestas.
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Usted es la prueba de que se puede llegar al poder después de dejar las armas...
− Yo sí, pero conozco las enfermedades. A las organizaciones armadas les cuesta tener capacidad política para negociar. Pero hemos entrado en otra época. Con el adelanto tecnológico, la guerra es una ilusión óptica que dirime la tecnología. Nada tiene que ver con el heroísmo. Someterse a que te maten por control remoto… Hoy es posible hacérselas pasar bastante mal a los gobiernos sin tirar un tiro. No hay que irse a la sierra.