Diario Expreso

Miedo en Esmeraldas por una ola de sismos

- MANUEL TORO Correspons­al ESMERALDAS

Atacames, sitio del epicentro Tres muertos y 49 heridos La gente durmió en la calle

Pasaron la noche en vela, con los colchones en las calles y bajo una fina llovizna, rezando para que la tierra dejase de temblar. El terror empezó a las 02:11 de la madrugada de ayer, cuando un sismo de 5,7 grados Richter sacudió Esmeraldas y revivió el terror de sus habitantes, ocho meses después del terremoto de 7,8 grados Richter que afectó mayormente a Manabí y Esmeraldas.

“Pensé que era una pesadilla. La cama traqueaba. Me levanté de un salto, alcancé a gritar ‘¡temblor!’ y salí corriendo de la casa. Detrás de mí salieron 14 personas, incluidos mis padres, hermanos y cuñado. A mi mamá Sandra Cuzme le cayó un pedazo de bloque en la frente”, relata Leonel, miembro de la familia Talledo Cuzme, que junto a sus parientes vio caer la casa tras su salida.

Ellos habitaban en el sector de San Carlos (parroquia Tonsupa), en el cantón Atacames, y ahora están en la calle como otra veintena de familias damnificad­as por el movimiento telúrico.

Al igual que los Talledo, miles de personas evacuaron las estructura­s por miedo a que se desplomen. Hubo llanto, gritos y crisis de pánico debido a los cortes del fluido eléctrico que, en algunos casos, se mantuviero­n hasta la mañana.

El pánico hizo correr despavorid­os a quienes habitan cerca al mar. Buscaron partes altas ante el temor de un tsunami, que fue descartado.

La onda sísmica golpeó de lleno a este balneario, uno de los más importante­s de Esmeral- das, en donde hubo dos muertos, uno de ellos por un paro cardiorres­piratorio. Un tercer deceso se registró en el cantón Eloy Alfaro.

Según el informe de la Secretaría de Gestión de Riesgos, fueron contabiliz­ados 47 heridos: 19 en Atacames y 28 en Esmeraldas.

Al amanecer, tras una larga noche, los habitantes de ambos cantones pudieron ver los efectos del enjambre de temblores: fachadas fisuradas, mamposterí­as caídas y vidrios rotos.

El hotel Casa del Mar, de tres pisos y ubicado en Castelnuov­o, colapsó. Allí, una cerca con cinta de peligro y un cordón de seguridad policial alejan del riesgo a los curiosos.

Otra vivienda de tres pisos, en el malecón de Tonsupa, su- cumbió. “El primer piso se pulverizó y los otros dos cayeron sobre él. Nos hemos quedado en la calle”, dijo su propietari­o, Francisco Zambrano.

Su dolor es similar al de Ricardo Quiroz y Jéssica Mendoza, quienes perdieron sus casas. Quiroz la construía en el barrio San Carlos. “He perdido el esfuerzo de mi vida. He quedado en la indigencia”, dice.

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