El mundo al revés ¡
EDITORIAL
podría haberse imaginado que en el transcurso de dos décadas, el líder del mundo globalizado sería China y el campeón del aislacionismo Estados Unidos! Es una recurrencia más de los ciclos de la historia, tal como ocurrió cuando otro hecho impensable cambió al mundo: la desaparición de la Unión Soviética.
El presidente Xi Jinping, la cabeza visible de la nueva China, es la figura central en la reunión en Davos, Suiza, del Foro Económico Mundial, el concilio más selecto del capitalismo mundial. Xi ha proclamado, sin reservas, que la globalización es la característica central de la época y la corriente histórica del futuro.
Y no es difícil de comprender tal postura. China es una superpotencia con intereses globales en todos los ámbitos. Tiene el más alto perfil en el comercio internacional, es exportador neto de capitales, el segundo mayor acreedor del tesoro americano, el más importante inversor externo directo en América Latina y África, y creciente potencia tecnológica y militar. Enterradas en el pasado quedaron las doctrinas maoístas de la autosuficiencia que sumieron a China en pobreza y falta de libertad. Hoy, no obstante mantenerse el régimen socialista, hay una evidente asimetría entre lo que constituye la esfera política (con el férreo dominio del Partido Comunista Chino) y la esfera de interés económico (cada vez más cercana al dominio del mercado).
Estados Unidos va en la dirección contraria. La elevación del Sr. Trump al poder se asienta sobre una plataforma nacionalista y populista. El nuevo mandatario ha asegurado que se retirará de la Alianza Trans-Pacífica y pedirá la renegociación del pacto con México y Canadá (Nafta), que pondrá aranceles a los vehículos importados, que erigirá una barrera de 3.000 kilómetros y 25 metros de alto para, supuestamente, salvaguardar la seguridad del país; que se aliará con Rusia, buscando crear un frente común contra China; y expulsará a 12 millones de indocumentados, aun cuando hayan sido criados en Estados Unidos y servido en sus Fuerzas Armadas. Es la doctrina populista de derecha que, a no dudarlo, creará fuerte fricción interna y conmoverá al mundo en los años venideros.
La lección que nos queda es que ninguna historia está escrita: lo que es hoy, no será mañana, y el mundo seguirá su marcha.
La lección que nos queda es que ninguna historia está escrita: lo que es hoy, no será mañana, y el mundo seguirá su marcha’.