Una ayuda tecnológica para ellos
se lee en la hoja virtual. “Es el himno al ciego”, explica y empieza a cantarlo, feliz.
Su maestra en la sala de cómputo, una de las áreas de la escuela, es Lucía Mesa. Lo admira por no rendirse. “Siempre es perfeccionista con sus prácticas. Se queda, hace varios intentos, hasta que lo logra. Es un luchador...”. ra poder dirigir la ayuda de forma personalizada y encaminarlo a las diferentes actividades que se realizan. Hay yoga, terapia física, un grupo de artes escénicas, salón de Braille, terapia de lenguaje, entre otras.
Es complejo al principio, tanto que David Arboleda, otro de los beneficiarios, tardó tres años en salir al mundo. Una mala práctica médica lo dejó ciego en 2010, cuando tenía 19. Fue traumante. Estaba convencido de que su vida no tenía sentido, de que lo había perdido todo.
No ha sido fácil adaptarse, reconoce. Aún aprende a utilizar el bastón, pero al menos ya no necesita guía.
Quienes pierden la visión de adultos deben pasar por una etapa de duelo. Los niños que nacen con esta discapacidad, en cambio, tienen menos inconvenientes, pero sus familias también necesitan someterse a un proceso de aceptación, indica la orientadora.
HandEyes es una idea de exestudiantes de la ESPE que el año pasado ganó el concurso ‘Una idea para cambiar la historia’, de History Channel.
Según EXPRESO publicó entonces, se trata de un dispositivo que puede ir adherido al bastón, camisa, gafas o gorra y que ayuda a los no videntes a crear mapas mentales de su entorno. Lo logra generando sonidos para entrenarlos y desarrollar su capacidad de ecolocalización a través de un sistema tipo escáner que permite ubicar objetos en el espacio de forma inmediata.