“Es el inicio del fin de la narcodictadura”
Pasó por Ecuador y conversó con EXPRESO. Otero es una de las voces más potentes de la deprimida libertad de expresión venezolana.
¿Qué ha pasado en Venezuela en las últimas horas?
Hubo un golpe de Estado. El régimen venía invalidando todas las decisiones que tomaba la Asamblea, pero una cosa es invalidar las decisiones y otra es anular al primer poder del Estado. Incluso la fiscal general, Luisa Ortega, próxima al chavismo, dijo que era inconstitucional.
¿Qué puede pasar ahora?
Son horas críticas. La comunidad internacional, que ya denomina al Gobierno como la narcodictadura de Maduro, tiene la calificación de una decisión inconstitucional. Es como si estos fueran los últimos momentos de una dictadura que se está cayendo. No quiero parecer optimista. Pero está pasando.
También podría ser lo contrario: el momento de la consolida- ción.
Bueno, sí. También es posible. Pero no creo que estén en condiciones: la popularidad de Maduro no llega al 10 %, la crisis se ha generalizado a todas las áreas de la vida de un venezolano, la comunidad internacional se está alineando contra el régimen, los líderes políticos están llamando a las Fuerzas Armadas a hacer respetar la Constitución y la democracia, y están apareciendo divisiones públicas dentro del chavismo. Es el inicio del fin de una narcodictadura.
El Gobierno ecuatoriano se ha referido a la crisis como “un impasse”. ¿Lo comparte?
No es de sorprenderse. Ecuador junto con Bolivia y Nicaragua son los países que apuntalan al régimen de Maduro en América Latina. Y es lógico que sigan siendo los radicales defensores de una dictadura.
Ecuador también ha llamado al diálogo. ¿Es posible?
El diálogo sólo ha servido para que el régimen gane tiempo. De hecho ha servido para desmovilizar a la oposición en la calle y ha fracasado. Yo estoy de acuerdo con el diálogo, pero tiene que haber concesiones de parte y parte.
¿Pero el tiempo del diálogo ya pasó, definitivamente?
Bueno, si Maduro se muestra dispuesto a liberar a los presos políticos, a llamar a elecciones democráticas y permitir la ayuda internacional, entonces se justifica. Pero no cede ni va a ceder.