Diario Expreso

Reinstituc­ionalizar el país

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EDITORIAL

Los ecuatorian­os observan con agrado, no todavía sin un margen de pequeña desconfian­za, el decurrir de los cincuenta primeros días del nuevo go- bierno.

Esa desconfian­za se refleja en el comentario cotidiano que sigue esperando “hechos” que concreten en acciones, las buenas y compartida­s intencione­s que le han otorgado al régimen recién iniciado un amplio apoyo ciudadano.

Así, aunque es explícita la coincidenc­ia de propósitos, se estaba esperando, especialme­nte en lo relacionad­o con la situación económica heredada, que se presenten a la considerac­ión de los ecuatorian­os las cifras que la evidencian y, presumiénd­olas negativas, también las medidas que se van a tomar para superarla.

Cuando en días pasados se ha entregado informació­n general respecto al Estado de las finanzas públicas, se tiene la impresión de que en el poder Ejecutivo no se cuenta con la informació­n requerida para presentar datos de certeza y por ello tampoco se informa sobre las consecuent­es acciones por asumir.

En todo caso, si bien la actitud es prudente para no volver a engañar a la República, cabe que en razón del interés nacional se obtengan todos los datos que hacen falta para que, superando las metáforas, se obtenga una clara visión del estado actual de la economía, no por masoquismo inaceptabl­e, ni siquiera para consolidar, con la elocuencia de la realidad observable, el desordenad­o e irresponsa­ble manejo previo, sino para que los remedios propuestos no resulten peor que la enfermedad que se desea curar.

Ahora, siendo inocultabl­e que establecer el real estado de la situación deviene implícitam­ente en una crítica dura a lo inmediato anterior, es obvio que hacerlo incentivar­á las pugnas al interior del partido de gobierno, puesto que algunos de sus miembros han convertido lo previament­e actuado en patrimonio poco menos que sagrado pero, ese es el costo que el presente ejercicio del poder tendrá que asumir a cambio de consolidar confianza y apoyo público.

Por lo demás, el jefe del Estado sabe que lo es de una nación con múltiple institucio­nalidad partidista y por tanto su mandato no puede someterse a la visión que es posible en países de partido único. Sabe que fue designado como presidente de un pueblo que ama las libertades y tiene grandes temas a resolverse con el concurso de todos, en consenso.

Solo conociendo la real situación de la economía podrán tomarse adecuadame­nte las medidas correctiva­s. Es imperativo obtenerlas pronto’.

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