En busca del tesoro escondido
Ana María Cañizares, de CNN, estuvo en el lugar adecuado, consiguió fotografiar las siete páginas del documento y generosamente las compartió con sus colegas de La imagen capta el momento en que los policías trataron de impedir a la asambleísta Mae Montaño que levantara un cartel con la caricatura de Jorge Glas. Para ser una escolta legislativa, su concepto sobre la libertad de expresión de los legisladores deja mucho que desear. otros medios. Gracias a ella se pudo conocer el comunicado de la Corte Nacional dirigido a la Asamblea en torno al caso Glas.
Antes, se había pedido a la oficina de prensa de la Asamblea que compartiera ese documento y la respuesta fue: “ya estamos preparando un boletín”. En “la casa de todos”, los documentos públicos no se publican. tema consiste en haber logrado que la bancada de Alianza PAIS, en el salón del Pleno, se mantenga a buen recaudo de las miradas y las cámaras de los periodistas. Los dos cubículos de prensa, conocidos como “peceras”, por su estrechez y sus paredes acristaladas, se extendían al fondo a todo lo ancho del hemiciclo. Hoy ese espacio ha quedado reducido a la mitad: aquella mitad que corresponde a las bancadas de la oposición. Atrás de los oficialistas, media pecera vacía. El correísmo no quiere que lo vean.
Que un periodista sea impedido de entrar al salón del Pleno es cosa de todos los días. Le ocurrió a Freddy Paredes, de Teleamazonas, en una de las últimas sesiones. Llegó con el micrófono en la mano, la identificación de su canal en la cartera y sus asistentes con cámara y trípode. Y no lo dejaban pasar. “Oiga, ¿usted sabe quién es este señor”, trataba de razonar un asesor con la imperturbable policía. “Sí, claro, es el señor del canal 4”, respondió con precisión. “¿Y qué cree que viene a hacer acá con esa cámara?”. “No sé, no tiene tarjeta”.
Es la lógica policial instaurada por José Serrano cuando ocupaba el cargo de ministro del Interior. La policía sabía perfectamente quién era Freddy Paredes y qué venía a hacer aquí. Pero como no tenía tarjeta, podía imaginar que se trataba de un periodista vetado. Y no quería problemas. Cosa absolutamente natural para su manera de ver el mundo. En esta, “La casa de todos”, como reza el eslogan de la Asamblea, la idea de que haya personas vetadas sin derecho a paso se ha vuelto de lo más normal.