Los resultados en el mundo
El proyecto se ha implementado ya en más de 50 comunidades del mundo. El ensayo inició en Australia, Indonesia y Vietnam, y a la fecha ha reducido hasta un 70 % la capacidad de infectar con el virus del dengue, zika y chikunguña a las comunidades.
Este año el propósito se puso en práctica en ciertas zonas de Brasil (solo en Río de Janeiro, las 3/4 partes de los moscos ya tienen la bacteria) y Colombia, donde empezaron la etapa preparatoria hace dos años. Uno de ellos utilizado para buscar la aceptación de la comunidad. “Y es que sin el consentimiento de ella no vamos a tener jamás los resultados esperados”, dijo Osorio,
En ciertas poblaciones de Medellín, hace poco las autoridades terminaron de liberar insectos con Wolbachia. Actualmente se están produciendo alrededor de millón y medio de mosquitos por semana. La idea, agrega, es que a mediados del próximo año todos los vectores estén cubiertos con el germen. mal), ha quedado demostrado, al menos en Australia, Indonesia y Vietnan, que fueron los primeros países que inocularon mosquitos con Wolbachia, que lo hace con efectividad. Se ha logrado detener el contagio.
El proceso es sencillo. Primero se infecta con el germen a una población de vectores criados en un laboratorio y luego se liberan sigilosamente en un sitio donde hay mosquitos infectados. Cuando un insecto con Wolbachia, que trae consigo un arma ‘mortal’, se aparea con uno infectado, por ejemplo con dengue, el resultado es toda una descendencia “wolbachia positiva” y por lo tanto libre del mal.
El método, que a decir de Osorio frena también la transmisión del mayaro (aún no presente en Ecuador) y la fie- bre amarilla, no pone en riesgo la salud. “El germen está presente en varios insectos, se contagia de animal a animal”, explicó. Además es autosustentable: Los mosquitos con wolbachia se liberan apenas por unas semanas y luego la naturaleza se encarga de expandir la bacteria en la población de insectos salvajes.
Para Franklin Bajaña, director zonal 8 de Vigilancia de la Salud Pública, aunque la estrategia -a simple vista- podría reducir el número de casos y, potencialmente, conducir a la eliminación local del virus, aún resta mucho por analizar.
Este es apenas el primer paso, dijo. Para ponerla en práctica, los directivos del Ministerio de Salud deben estudiar a fondo la relación costo-beneficio y, paralelamente, el tema debe ser debatido con la comunidad, sobre todo porque el hecho de tener insectos mutados a veces los asusta. Crea resistencia.