Lo feo, lo malo y lo bueno
Luego de los resultados poco alentadores de la Tri, la agenda de los medios de comunicación colectiva se sostiene sobre un eje predominante: la constante denuncia sobre los actos de corrupción. Ya se trate de hechos no conocidos o de informaciones complementarias sobre los ya divulgados, las columnas se llenan con esas informaciones.
Que no es cierto, podrán observar los fanáticos del fútbol señalando que la Tri todavía da qué decir, con la renuncia de Felipao, por ejemplo y, además, lo cual admito, sobre deportes y principalmente sobre fútbol, siempre nos quedará el Barcelona, y el Emelec, añado yo para no ser menos.
Sean como sean las cosas, lo importante es que las informaciones sobre corrupción no constituyan el camino para otras decepciones. Cuando parece superado el escandaloso tratamiento que calificaba de “propinitas” a los sobornos, no cabe que frente a las nuevas evidencias que nos avergüenzan e indignan cada día, todo se reduzca al hecho de informar su existencia mientras las autoridades respectivas miran para otro lado.
En tanto subsista la impunidad, subsistirá la corrupción. Mientras los jueces sean influenciables, continuará el tráfico de influencias y seguirá creciendo el abuso de los fondos públicos y el atropello a la independencia de la Función Judicial y el desprestigio de la Función Legislativa, que abandonó su rol fiscalizador y parece con pocas ganas de recuperarlo. Por el estilo, continuará la minería ilegal y Esmeraldas seguirá contaminándose y Zaruma hundiéndose, y los partidos formados desde el Gobierno y no para intentar llegar a ser gobierno, tendrán la corta vida
No cabe seguir jugando con la paciencia colectiva. El Ecuador no está dispuesto a que reine la impunidad’.