El gigante asiático se aferra a seguir creciendo
El Congreso chino analizará cómo mantener la expansión El país se enfrenta a la presión mundial de abrir el mercado
El Congreso del Partido Comunista de China (PCCh) que se instala esta semana debatirá cómo mantener el crecimiento económico, mientras el país analiza una mayor apertura de la economía al sector privado, al comercio y a las inversiones externas.
Un total de 2.287 delegados del PCCh tienen previsto reunirse este miércoles en un contexto en el que el país mantiene un buen rumbo para conseguir o incluso superar el objetivo de incrementar el PIB en alrededor del 6,5 % para este año, que se suma a otros indicadores positivos como el aumento del comercio, baja inflación y descenso del desempleo urbano.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) aumentó la semana pasada su previsión para el PIB chino, con un crecimiento en una décima hasta el 6,8 % durante este año, ante el 6,7 % de 2016. Pero China, que ha logrado en la última década eludir lo peor de la crisis financiera y mantener un crecimiento medio-alto, afronta importantes desequilibrios, como la reforma inacabada del abultado sector estatal o el elevado endeudamiento empresarial, que hacen que mantener la estabilidad financiera sea el objetivo clave del Gobierno.
Otra cuestión decisiva son las reformas económicas domésticas, que van ligadas a una mayor apertura al exterior. En los últimos años han crecido las demandas desde los princi- pales socios económicos chinos (sobre todo la Unión Europea y Estados Unidos) para que Pekín abra más a la inversión y al comercio su economía, don- de algunos sectores siguen totalmente cerrados y otros muy limitados. Una situación que afecta a las naciones en desarrollo, como Ecuador, que a la fecha (de enero a julio de este año) suman un déficit comercial de $ 1.095 millones con este país.
El presidente Xi Jinping defendió firmemente en el último Foro Económico de Davos la globalización y la apertura económica, lo que le catapultó como paladín del libre comercio y el multilateralismo frente al proteccionismo de Donald Trump, pero ahora el resto del mundo quiere ver que Pekín cumpla su palabra. No obstante, este proceso se ha ralentizado en los últimos meses por la resistencia que aplican algunos grupos de intereses.