JAIME NEBOT “En Guayaquil hay una pandemia delincuencial”
El alcalde Jaime Nebot abre espacio en su agenda para hablar sobre el problema social que ha cobrado varias vidas y tiene asustados a los guayaquileños, la inseguridad.
¿A qué se refería cuando dijo que aquí los delincuentes se sienten cómodos?
Aquí se abusa de cambiar la prisión preventiva. El delincuente se siente protegido por leyes prodelincuenciales. Los antecedentes de un delincuente son cinco, diez, quince, veinte, veinticinco veces preso y veinticinco veces libre.
Como el caso del sospechoso de asesinar al dueño del restaurante en Urdesa.
Exactamente. Por eso es que aumenta la delincuencia y si no hay derogatoria de esas disposiciones ni una política de Estado a favor de la seguridad, no va a haber mejoras.
¿La justicia es alcahueta?
Las normas legales, que es peor, son alcahuetas de la falta de sanción al delincuente.
Hay zonas conflictivas. ¿Se va el problema de las manos?
Es que estamos fomentando el problema, no es que se nos va de las manos. Es muy saludable que el presidente quiera mandar 700 policías más. Supongamos que en lugar de venir 700 vienen 70 mil y que en una gigantesca redada todos los delincuentes son apresados. Ahí acabó la acción de la Policía, se los entrega a la justicia y después de una semana están otra vez todos en la calle. La oleada delictiva deja cifras alarmantes. Tan solo en la zona 8 se han cometido 20.500 delitos en 2017, 14.873 han sido robos en todas sus modalidades. El ECU911 recibe 43.400 llamadas de auxilio al mes.
¿Cómo atraer al turismo si en el malecón de Guayaquil hay asaltantes armados que detienen el tráfico?
Eso hace mucho daño. No me malinterprete, en buena hora, ¿y sabe por qué? Porque así se conciencia la gente de lo que está pasando, porque aquí muchos se preocupan de la justicia, pero, ¿la pobre gente a la que roban, violan y se muere todos los días? Aquí hay una pandemia delincuencial, alcahueteada por las leyes.
¿Es necesario el estado de excepción en la ciudad?
Lo que se necesita es que se eliminen las leyes prodelincuenciales y se ponga en marcha una política de seguridad de Estado, sin excluir a las personas -como nos excluyeron a nosotros en el año 2008-.
Desde la Alcaldía se debatían temas de seguridad. Hasta se asesoró con William Bratton y Hugo Acero. ¿Qué se rescató?
No debatíamos, trabajábamos. Traje a Hugo Acero, un latinoamericano sensato que contribuyó a la seguridad y a transformar Medellín y Bogotá, pero dijeron que no necesitaban a la empresa privada, ni a la Alcaldía de Guayaquil, que no necesitaban a nadie.
¿Fracasaron esas iniciativas?
¿Usted recuerda el plan Más Seguridad? ¿Por qué cree que la gente lo extraña? ¿Porque no funcionaba? Decían que yo sacaba réditos políticos de la lucha contra la inseguridad. Lo que sacaba era dolores de cabeza por meterme en un asunto que no me correspondía.