E-mail: Alberto Spencer, un recuerdo que nunca será olvidado
Siempre fue muy sencillo, buen amigo, y -personalmente- disfruté de su amistad, tanto en Ecuador como en otros países de América como Uruguay y Paraguay, en donde tuve la oportunidad de entrevistarlo y conversar con él.
Los uruguayos lo amaron y respetaron desde que se puso la camiseta de Peñarol. Vivía en Montevideo, en Tacuarí 1.357, frente al mar, donde Alberto y su familia disfrutaban del buen clima.
De Ancón a Montevideo no sintió el cambio de temperatu- ra, ni de ambiente. Donde jugaba siempre era requerido por todos. Dio a Peñarol las Copas Intercontinentales de 1961 y 1966, y aún sigue siendo el goleador de este más que importante certamen.
Spencer siempre puso velocidad, vértigo y oportunismo, en sus goles que nunca fueron iguales uno a otro. Jugaba y agradaba, y no defraudaba a los miles de aficionados que lo veían jugar y lo seguían donde se presentaba.
La permanencia en su trono de goleador no es lo único que queda, sino sus grandes y formidables anotaciones, así como también no se olvidan sus comienzos en el fútbol ecuatoriano y los goles que hizo, entre ellos uno que me hizo a mí de cabeza en un amistoso frente al Club Patria.
Pocos sabían que Alberto siempre debajo de su camiseta amarillo y negro tuvo la tricolor de nuestra selección.
Para él, en sus opiniones dadas al periodismo de la época, Pelé fue el mejor, aunque respetó mucho al portugués Eusebio. Siempre sostuvo que en Ecuador había mejores jugadores que él, y ponía como ejemplo a Jorge ‘El Pibe’ Bolaños; pese a que fue requerido por el Real Madrid y el Milán.
“No puedo nacionalizarme uruguayo, a pesar de querer a este país. Amo demasiado a mi patria, ya que ella me necesita más que Uruguay”, dijo en su momento.
Spencer, en un partido amistoso, representó a Uruguay cuando jugó en Londres frente a la selección de Inglaterra, en el mítico estadio de Wembley; allí el ecuatoriano consiguió el gol uruguayo, pese a que el equipo perdió 1-2. Años más tarde esos ingleses fueron campeones mundiales.
El tricolor insigne fue siempre sencillo, nunca se sobredimensionó por su calidad y cada vez que fue consultado sostuvo que el mejor fútbol se juega en América. Y no se equivocó, de ahí que los ecuatorianos no debemos olvidar a quien, de pantalón corto y camiseta, siempre nos representó elegantemente vestido de “frac”.