Acosos y despojos
Aunque deberíamos estar curados de espanto, los escándalos superlativos en cuanto a una corrupción que se ha manifestado en el manejo de fondos públicos y en la seducción de menores, lo cierto es que las cifras que nos presentan al respecto son más que alarmantes y dignas de ser registradas en el libro de récords de Guinness. ¿Es que hemos vivido en estos últimos años, sin percatarnos o por lo menos sin sospecharlo, dentro del más grande despojo de los fondos estatales y de una permanente seducción de niños y adolescentes (miles según los datos que nos han proporcionado los medios de comunicación), igualando o superando los malos ejemplos que nos dieron los curas pedófilos que, por cientos, llegaron a ese pecado tal vez por culpa del celibato a que los somete la reglamentación eclesiástica.
El presidente Lenín Moreno, que incluso ha llegado a sugerir responsabilidades en los más altos niveles del poder del régimen que lo precedió, de su propio partido, ha dado a conocer unas cifras, sobre todo en el manejo del subterráneo producto que muchos han calificado como el “oro del diablo” -por su poder de seducción entre quienes manejan su negociación nacional e internacional-, que las cantidades de coimas y sobornos que presenta el “affaire” de Odebrecht, tan a la moda, resultan insignificantes (son solamente “decenas de... melones”) frente a los miles de millones que han desaparecido misteriosamente por el rubro hidrocarburífero.
Es que hemos vivido en estos últimos años, sin percatarnos o por lo menos sin sospecharlo, dentro del más grande despojo de los fondos públicos y de una permanente seducción de niños y adolescentes’.