A debate las bodas del mismo sexo
Una multitud en Melbourne celebra el avance de Australia hacia la legalización de los matrimonios entre parejas del mismo sexo, al conocerse los resultados de una encuesta postal no vinculante que permitirá que la propuesta se debata en el Parlamento. El Sí obtuvo 61,6 %; el No 38 %. que perpetúen el apellido familiar. Los hijos de orientación gay o lesbiana sufren fuertes presiones de su entorno, especialmente de sus familiares de más edad, para que se casen con una pareja de distinto sexo y tengan descendencia; una situación que puede verse agravada si -como ocurre con frecuencia debido a los años de política del hijo único- no tienen hermanos y todas las esperanzas de las generaciones previas se depositan en ellos.
Ni Wen Qi ni ninguno de los otros 17 entrevistados por HRW, para el informe de nombre ‘¿Has pensado en la felicidad de tus padres?’, cambió de orientación sexual pese a los “tratamientos”. Todos ellos insistieron en que, de no haber sido por la fuerte presión de su entorno, jamás se hubieran sometido a la “terapia de conversión”.
“Mi padre se arrodilló delante mío, llorando, implorándome que fuera. Decía que no sabía cómo podría continuar viviendo si la gente descubriese que soy gay… No tenía alternativa”, explica en el informe Xu Zhen.
En la mayoría de los casos - 14-, el tratamiento se administró en hospitales públicos. En el resto, ocurrió en clínicas psiquiátricas o psicológicas autorizadas a operar por la Comisión Nacional de Salud.
Durante el tratamiento, los propios médicos se dirigían a ellos con palabras como “perver-
Cinco de ellos recibieron descargas de electrochoque mientras se les hacía pensar en el acto sexual o ver pornografía, para que asociaran la homosexualidad a algo doloroso.
“Me taparon los ojos y me dijeron que me relajara y pensara en el sexo con mi novio. Me ataron las piernas a la cama... las manos… Cuando encendieron la corriente, empecé a sentir la electricidad que venía de mis piernas… Las sujeciones estaban ardiendo”, cuenta Xu Zhen, de la central provincia de Sichuan.
“Ha llegado el momento de que China se una al consenso global: reconocer que la terapia de conversión médica/forzada es abusiva y discriminatoria, y prohibirla”, reclama Graeme Reid, director de derechos LGBT de HRW.