Ni aceite ni cerveza para broncearse
Todos queremos lucir un cuerpo bronceado, pese a las insistentes recomendaciones de evitar tomar el sol, al menos en las horas de más peligro y en ese afán se aplican los más peligrosos trucos. El doctor José Enrique Ollague Sierra, dermatólogo y dermatopatólogo, explica qué puede pasar cuando nos ponemos creativos con el propósito de darle a la piel ese tan ansiado tono dorado. − Los errores - El principal error es no ponerse bloqueador y eso es algo común en los jóvenes, especialmente en los hombres. No nos gusta esa sensación cremosa en la piel. En cambio, otros se aplican el protector solo en la cara porque no alcanzan a la espalda. Con suerte logramos que los adolescentes se lo coloquen al salir de la casa y de allí pasan el día entero en la playa, cogiendo sol sin ninguna protección. Dos o tres horas después es como si no se hubieran puesto nada. − Sustancias para broncear - Aplicarse sustancias que potencialicen la quemadura (ya sea los bronceadores comerciales, aceite de coco o cerveza) es peor que no ponerse nada. El otro día me llegó una paciente que me decía que de jóvenes se ponían hasta aceite de carro. Claro, les deja un color muy bonito de piel, pero, a la larga, terminan causando daño. Es como tener un vaso con agua, el vaso es la capacidad de su piel de soportar el daño solar y el agua que se va llenando es todo el daño que va a acumulando. Cuando llega al tope y se empieza a derramar, todo lo que cae es cáncer de piel. Lo que hay que prevenir que ese vaso se llene. − ¿Olvidamos el bronceado? - No diría que nos olvidemos del bronceado, pero debemos evitar pensar que lo que necesitamos para ser felices y socialmente aceptados en una cultura que vende belleza de pieles morenas. Es más recomendable ser saludables y evitar tener a largo plazo cicatrices y peor aún deformidades producto del tratamiento de estos cánceres, que no tiene más opción que ser removidos. − ¿Qué hacer? - Hay que protegerse con bloqueador solar constantemente. También existe ropa para playa con protección solar con la cual se pueden meter al mar. Los efectos de la radiación solar no se ven al mes, al año o a los dos años, sino treinta o cuarenta años después. Entonces una niña o un niño que coge mucho sol en sus 12 o 13 años o en su adolescencia, está sufriendo las consecuencias cuando tienen 60 o 70.
MÁS DE ÉL Se especializó en el Jackson Memorial Hospital (Miami) y en el Geisinger Medical Center (Danville).