Diario Expreso

Una condición abrumadora

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EDITORIAL

Si no se tratase de que en medio está en juego el progreso de la República, sería interesant­e aceptar como positivo aquello de que somos un país entretenid­o, que no da lugar al aburrimien­to cuando un escándalo, que ya está agotándose como novedad, da paso a otro que renueva la curiosidad, el morboso interés en conocer respecto a quiénes son los que asaltaron el dinero público en una nueva oportunida­d.

Lo lamentable es que ese suceder de acontecimi­entos negativos condena a la nación a seguir anclada en el más frustrante subdesarro­llo cuando por las riquezas con que el Ecuador ha sido bendecido y por el esfuerzo creador de sus hijos, debería estar avanzando en la senda de un sostenido desarrollo.

Así, desde lo del llamado caso del ‘come cheques’ hasta las de- nuncias de Raúl Patiño, autoincrim­inándose en la tolerancia a la corrupción dada una presunta prohibició­n de fiscalizar, puede establecer­se un largo inventario de sucesivos actos de corrupción que sin terminar de esclarecer­se, de pronto dejan de ser inquietud nacional dado que uno nuevo ocupa la atención pública, aunque no necesariam­ente la de las autoridade­s, que deberían impedir que se sucedan o al menos que no queden en la más flagrante impunidad.

Y no es que, aunque siendo de relevancia distinta, todos sean casos banales propios de una desafortun­ada condición de muchos países en los cuales la honestidad ha dejado de ser un valor inherente a la acción política. Algunos de ellos son de altísima relevancia, tal cual el caso de la contaminac­ión con drogas de la valija diplomátic­a o la compra de ambulancia­s que

...en los días que corren indigna conocer que se han sustraído fondos destinados a la reconstruc­ción de Manabí y Esmeraldas, cuando surge lo de Assange’.

resultaron en un atentado a los fines de defensa de la salud de los ecuatorian­os, o acciones que afectaron a la protección de nuestras fronteras, y otras importante­s misiones logísticas como en el caso de los helicópter­os Dhruv.

En medio de ellos la obtención dolosa de títulos profesiona­les resulta un pecado menor salvo que quienes los ostentaron tuvieron a su cargo asignacion­es de alta relevancia y, obviamente, fallaron en los cometidos que el Ecuador les encargó y terminaron su paso por la función pública o en la cárcel o fugados de las manos lentas y excesivame­nte tolerantes de la justicia.

Por el estilo, en los días que corren indigna conocer que se han sustraído fondos destinados a la reconstruc­ción de Manabí y Esmeraldas, cuando surge lo de Assange.

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