Un repudiable asesinato
EDITORIAL
América Latina y el mundo están conmovidos por la noticia de circulación planetaria relatando, con la vertiginosidad y crudeza de los medios contemporáneos, el asesinato del patriota venezolano Óscar Pérez y sus compañeros de lucha.
Con el presente editorial, Diario Expreso se solidariza con el dolor que embarga a su familia y a las de sus compañeros caídos en la lucha contra la dictadura fratricida y corrupta que rige ese país.
Aunque sabemos que esa solidaridad no contribuye -en la medida que es deseable- a superar la trágica situación que vive la patria de Bolívar, resulta imprescindible expresarla para alentar a todos los que están haciendo honor a la primera estrofa de su himno, tratando de lanzar el yugo que hoy los oprime.
Pero si bien es dolor el senti- miento que se generaliza, no deja de llamar la atención la inercia continental y mundial que solo espasmódicamente tiene manifestaciones de rechazo a un régimen que ha sumido en el hambre a un pueblo que contribuyó a la libertad de muchos de nuestros países.
Sea el triste acontecimiento que motiva el presente editorial, estímulo para que las naciones reaccionen haciendo honor a una tradición americana que no puede quedar olvidada en el basurero de la historia: la de repudiar los regímenes corruptos y totalitarios que, lamentablemente, siguen asolándola.
A más de gratitud histórica en razón de los principios de fe democrática que exhibimos en cada oportunidad, ahora es obligatorio tomar medidas que contribuyan a resolver de manera definitiva la prolongada crisis venezolana que
...que la Cancillería Ecuatoriana abandone su ambiguo posicionamiento que, enmascarado en el principio de no intervención, olvida que la libertad es un valor a ser defendido permanentemente’.
no solo ha causado la muerte de miles de sus compatriotas, sino que mantiene sumida en una calamitosa situación a todos quienes no se han querido someter a los mandatos de la tiranía por lealtad a su espíritu bolivariano.
El presente llamado, obviamente, pretende lograr que la Cancillería ecuatoriana abandone su ambiguo posicionamiento que, enmascarado en el principio de no intervención, olvida que la libertad es un valor a ser defendido permanentemente. Tal cual lo propuso en la Carta de Conducta de Riobamba, el expresidente Jaime Roldós Aguilera.
No puede ser que a nombre de compromiso y de dudosa condición ideológica, que más bien devinieron en un mecanismo de asalto a nuestro pueblo, se guarde silencio cómplice frente a un repudiable asesinato.