Un escritor montuvio sueña con publicar sus cuentos
Nacido en Jipijapa y residente de General Villamil, ha narrado toda su vida ❚ De joven tenía por costumbre escribir las cartas de los enamorados
En la sala de su casa se respira paz, tranquilidad y una sensación de soledad; tres sillas, dos de metal y una de plástico, además de una mesita de centro; sobre un modular reposa un viejo equipo de sonido, una grabadora y en una esquina un televisor. “Son todos los lujos que tengo”, dice Milton Jalca Pachay, de 64 años. En este ambiente de modestia da rienda suelta a su imaginación, que lo ha llevado a escribir decenas de cuentos, próximos a ver la luz en la edición de un libro, “siempre y cuando haya la plata”, dice antes de comenzar a contar sus andanzas artísticas.
LA FRASE Arturo Bohórquez llevó mis cuentos al centro intercultural, yo temía que los vendiera para seguir bebiendo.
Este escritor criollo, autodidacta, autor y editor de sus cuentos, dice que Dios lo ha bendecido dotándolo de esta virtud de escribir, sin tener ninguna preparación académica literaria, apenas terminó la primaria en la escuela José de Villamil, cuando la educación era buena y terminar el sexto grado era como ser bachiller ahora, comenta.
Todo comenzó en su natal Jipijapa, provincia de Manabí, cuando a los 13 años creó su primera obra de teatro, que presentaba en las veladas que organizaban las escuelas. Después emigró a Playas en busca de mejores días junto a sus padres.
Llegó un 13 de enero a vender colas y refrescos en la playa. Jalca dice que los recuerdos de los aplausos recibidos por las obras literarias hechas en Jipijapa lo perseguían, todo lo que veía lo quería escribir. La oportunidad para plasmar sus poéticas inquietudes las encontró en los galanes y damas del pueblo, que le pedían que escribiera las cartas para sus pretendientes, era la época en que había mucho analfabetismo y los enamorados no sabían cómo expresar sus sentimientos.
El pueblo era pequeño y pronto todos lo conocieron por sus dotes de poeta y escritor, le comenzaron a pedir que les haga los deberes que tenían que ver con literatura a los niños de las escuelas. Así redactó el libro mágico para la niña María Quinde Lucin, de la escuela Polibio Jaramillo, después fue catequista y como tal también enseñó, creó y presentó obras de teatro inéditas. Hizo una larga pausa y todo lo hecho quedó en cuadernos y aplausos. Los tiempos cambiaron, ya nadie enviaba cartas de amor, ni pedían obras de teatro.
En Playas como en su natal Jipijapa, se tejían muchas historias, unas reales, otras imaginarias, que después fueron las bases para incursionar en el género del cuento. El primero fue ‘La gallina parlante’, después vino ‘El gallo con sentadura’, ‘La pesca desencantada’, ‘La palmera mágica y el árbol de guasango’, que narran episodios de su vida. Allí estaban los cuentos manuscritos en cuadernos, en un rincón de la sala, pocas personas sabían de su existencia.
Uno de ellos fue Arturo Bohórquez, un borrachín que cuando está lúcido demuestra ser una persona muy inteligente. Jalca recuerda que hace 4 años él lo animó a que le entregara los cuentos para llevarlos al Centro Intercultural Cacique Tumbala (CICT). En el CICT los cogieron y el director de la entidad de ese tiempo, Rómulo Mendieta, ordenó que los transcribieran en una computadora,
EN BUSCA DE UNA NUEVA MUSA PARA SABER
allí quedaron hasta que la nueva directora, Isabel Moreno, los revisó y atendiendo un pedido de la Prefectura, que buscaba escritores y poetas para participar en un concurso que rescataba los valores culturales de los pueblos, los envió.
Una tarde recibió la llamada de la Prefectura para que vaya a retirar un reconocimiento porque sus cuentos eran los ganadores del concurso, “no lo podía creer”, dice el escritor.
Un 11 de junio del 2015 sus cuentos fueron reconocidos como los mejores.
La directora del CICT dice que los cuentos rescatan las tradiciones de los pueblos ancestrales, llenas de leyendas y realidades, donde se usa el lenguaje de los abuelos, todos tienen un mensaje y terminan en moralejas que interpretar. La tecnología nos adentra en el extranjerismo y nos aleja de nuestra cultura autóctona, por eso estos cuentos rescatan nuestra identidad, de la cual debemos sentirnos orgullosos, enfatiza.
Jalca ahora quiere convencer a las autoridades para que le ayuden a editar su primer libro, que contará con ilustraciones hechas por artistas de Playas, como Berny Saldarreaga y Rafael Moreno.
Las gestiones ya se iniciaron por medio del CICT y han tenido buena respuesta. En la Prefectura le han dicho que lo van a ayudar. En espera que la promesa no sea un cuento, pronto el libro de Jalca será una realidad.