Deuda externa y transparencia
EDITORIAL
La deuda externa de cualquier nación, especialmente cuando se refiere a monto, facilidades o dificultades de pago, o tasa de interés de los préstamos contraídos, siempre debe ser motivo de preocupación e interés nacional para todos los sectores sociales del país. Es así porque ellas contemplan no solo compromisos de futuros pagos adquiridos sino también las cláusulas que estas contienen, que no pocas veces crean dificultades al Estado.
En Ecuador los valores de la deuda han sido preocupantes y peligrosos para su estabilidad. Todos conocen que el país nació como república con una onerosa deuda externa, que por más de 100 años lo afectó. Sin embargo, esa y otras contraídas jamás tuvieron situaciones de misterio y ocultamiento. Siempre se conocieron los montos, tasas de interés, plazos y con quiénes se contrajeron.
Pero en la última década el manejo de la deuda externa se politizó. Sobre aquella que heredó el gobierno anterior levantaron calificativos: deuda ilegítima e inmoral. No obstante, entre 2007-2017, periodo de la llamada revolución ciudadana, las cifras de esa deuda sufrieron grandes cambios. Primero descendió su monto. Luego tuvo grandes e inexplicables incrementos. Así, en el 2006 era solo de $10.214,80 millones, y al 2013, de $12.920,10 millones. Pero al 2017 (mayo) esta presentó aumentos acelerados y se duplicó, alcanzando los $26.896,10 millones. Incluso, se produjo algo insólito: se escondieron documentos de algunos procesos de endeudamiento, especialmente con China, que fueron declarados ilegales y anticonstitucionalmente
‘...no es posible que se haya hablado tanto contra la deuda externa anterior y luego el endeudamiento comprometido por el gobierno pasado haya tenido peores condiciones y siga lleno de misterios y ocultamientos’.
secretos. Hoy es necesario que el país devele las razones de ese ocultamiento, y haga transparentes sus montos, compromisos y condiciones. Solo así se recuperará la decencia y la ética en este ejercicio económico que tiene serias implicaciones morales y políticas para quienes contrajeron y negociaron la deuda.
Por eso la Veeduría Ciudadana que ha organizado la Contraloría, para realizar una adecuada y objetiva auditoría del endeudamiento externo, el país la ha visto con buenos ojos. Esta era una medida necesaria y urgente que el Ecuador demandaba, pues no es posible que se haya hablado tanto contra la deuda externa anterior y luego el endeudamiento comprometido por el gobierno pasado haya tenido peores condiciones y siga lleno de misterios y ocultamientos.