Vergüenza diplomática
Luego de evadir respuestas, alegando no ser procedente pronunciarse sobre los rumores de redes sociales, la ministra de Relaciones Exteriores, María Fernanda Espinosa, obligada por las circunstancias, ofreció una rueda de prensa en la que aceptó lo que ya se sabía por otras fuentes extranjeras.
Reconoció que el Gobierno concedió la naturalización a Julian Assange, “hacker” australiano fundador de Wiki-leaks, asilado en la embajada del Ecuador en Londres, desde agosto del 2012. Informó que el 16 septiembre de 2017 se había solicitado la naturalización y que recién el 12 de octubre le fue concedida, así como la cédula de ciudadanía expedida con fecha posterior a la naturalización y con datos inexactos, para no decir falsos.
Se resalta que, al momento de presentar la solicitud, el Reglamento de la Ley de Movilidad Humana no permitía que los extranjeros bajo régimen de protección especial reciban la naturalización; y recién el 28 de noviembre de 2017, el Ministerio aprobó un protocolo para otorgar la naturalización a “los extranjeros en situación de protección internacional otorgada por el Ecuador de forma regular y continua por tres años”, evidenciándose que se legisló para este caso concreto, en beneficio de una persona acusada por la comisión de delitos comunes.
Esto hubiera pasado desapercibido, a no ser por la torpeza de pretender engañar al Reino Unido, tratando de acreditar al “hacker” como miembro del servicio exterior ecuatoriano, evidenciando la intensión de beneficiarlo con la inmunidad diplomática para evadir la orden de prisión. Lógicamente, el Reino Unido negó lo solicitado y aclaró que no goza de inmunidad ni de ningún beneficio diplomático. ¿No se les ocurrió pensar que dicha acción para evadir la orden de detención podría ser considerada por alguien como un acuerdo fraudulento en perjuicio de algún Estado y en beneficio del “hacker”?
El pésimo manejo de las relaciones internaciones no ha sido característica exclusiva del gobierno anterior, también lo es del actual, que pronosticaba muchos cambios y la esperanza de seguridad jurídica.