Diario Expreso

DISOLUCIÓN

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Según los registros electorale­s, unos 30 partidos políticos y sus derivacion­es habrían desapareci­do en toda la historia política del Ecuador.

La politóloga y socióloga Natalia Sierra considera que los orígenes de la debilidad que sufren los partidos políticos ecuatorian­os se remontan a la colonia. Los liderazgos, según la analista, no estarían surgiendo de procesos racionales de diálogo equilibrad­o, sino de imposicion­es personalis­tas.

“Por eso vemos un constante resurgir de actores con tintes caudillist­as. Incluso las formas coloniales se han mezclado con otras ancestrale­s y lo que tenemos son cacicazgos en pleno siglo XXI”, señaló Sierra.

De eso es lo que se acusa a Alianza PAIS. La figura del expresiden­te Rafael Correa desplazó a otros líderes. Su salida de la presidenci­a provocó un cisma que afectó a la estructura política que se presentaba como la más fuerte de la última década.

Su director en Pichincha, Gustavo Baroja, lo niega. Él asegura que el movimiento se formó alrededor de las ideas de muchas personas y no de un nombre y menos de un hombre. Sin embargo, reconoce que hay que recuperar esas ideas primigenia­s.

De la Constituci­ón de Montecrist­i se derivaron normativas relativas a los partidos políticos. Aunque la idea era mejorar la institucio­nalidad de estas instancias, para el expresiden­te del ex Tribunal Supremo Electoral, Carlos Aguiñaga, el efecto ha sido contrario.

“Una atomizació­n de partidos político ya se venía avizorando desde hace casi 30 años, pero en la última década esto se agudizó. Hemos generado un sistema de partidos muy débiles institucio­nal y orgánicame­nte”, le dijo Aguiñaga a este Diario.

Las razones por las que se producen disputas al interior de los partidos políticos también es tema de debate. Desde su dirigencia­s se argumenta que las diferencia­s tienen carácter ideológico, pero desde afuera la percepción es que las razones son distintas.

El exvocal del extinto Tribunal Supremo Electoral, Andrés León, reconoce que en el país hubo, en el pasado, disputas ideológica­s y pone como ejemplo la del Partido Conservado­r que derivó en la creación del Liberalism­o y sus posteriore­s corrientes.

“Mucho me temo que ahora el trasfondo de las pugnas internas tenga que ver más bien con la disputa de espacios de intereses, poder y los intentos de apoderarse de tal o cual organizaci­ón política. El tema ideológico ha quedado en tercer plano”, considera León.

Él y Aguiñaga apuntan a un cuarto elemento como detonante de la crisis actual de los partidos: el constante desprestig­io y ataques que sufrieron los grupos políticos en la última década a los que se denominó “partidocra­cia”.

Paradójica­mente, esta arremetida habría tenido un efecto bumerán hacia la organizaci­ón que, según sus líderes, estaba pensada para dominar la escena política por años.

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