Una sinfonía que saca vidas de la pobreza
Programa de ayuda social rescata y acoge a niños y jóvenes ❚ Les enseña música y los inserta en una orquesta sinfónica
El embarazo de Karina Quiñónez fue de extremo cuidado. Adriano nació con soplo al corazón y tomó líquido amniótico, lo que afectó sus pulmones. Hoy, la música le ha puesto sinfonía a su vida. A sus 14 años, toca el fagot y uno de sus sueños es poder participar en un concierto junto a sus hermanos.
La historia de Adriano Nazareno Quiñónez es una de las 114 que se cuentan entre quienes forman parte de un grupo humano al que unen muchas cosas en común: el interés por progresar, el ser de bajos recursos económicos, el tener problemas de salud o el simple deseo de gustar de la música.
LA CIFRA 11 AÑOS TIENE el plan, que se centra en Esmeraldas, donde un 57 % de la población es pobre.
Con él comparte escenario Darlen Garcés Cañola, de 12 años. Ella es de la ciudad de Esmeraldas y vive en Calderón y la Séptima, un barrio conflictivo donde existen muchas pandillas y drogadicción, motivo por el cual María Celia, su madre, tenía temor de que su hija juegue en la calle. Y logró sacarla de allí e introducirla en ‘Sinfonía por la vida’.
Se trata de un programa de inclusión social mediante la música clásica, un plan que opera desde 2007. La inducción artística está a cargo de Édison Gualotuña, director de la orquesta, quien asegura que “la formación musical va más allá de la conformación de una orquesta. Es entender que nuestra afinación personal contribuye a que todos tengamos una mejor armonía”.