El sueño universitario traspasa las celdas
Hasta hoy, 116 personas privadas de libertad rendirán la prueba Ser Bachiller ❚ Buscan una oportunidad de salir adelante
Por estos días, cuando alguien entra a una de las aulas de clases instaladas en el Centro de Rehabilitación Social de Guayaquil (CRS), no ve a personas privadas de libertad, sino a estudiantes que buscan la oportunidad de cambiar sus vidas a través de una carrera.
Vestidas con camisetas blancas y pantalones azules, y bien resguardadas por maestros mezclados con policías, 52 mujeres del CRS fueron conducidas al centro de computación para que respondan las 160 preguntas del examen Ser Bachiller, que les permitirá graduarse y optar por un cupo en la universidad.
La plataforma se abrió a partir de las 09:00. Ellas contaron con computadoras individuales para cumplir con este requerimiento establecido por la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt).
Desde hace seis meses el CRS de Guayaquil preparó a 116 alumnos (entre hombres y mujeres) que asisten a la Unidad Educativa Eugenio Espejo, Don Bosco y Alejo Lascano que están dentro de la institución carcelaria, cuyo único incentivo es recibir clases gratuitas y soñar con seguir sus estudios superiores, entre rejas.
Esta es la primera promoción de bachilleres que se graduarán en la celda.
Ejercicios de Matemáticas, Lengua y Literatura, Ciencias Naturales y Estudios Sociales siete años de una sentencia de dos décadas de prisión.
Pese a que aún le faltan 13 años para salir de la cárcel, ella no pierde la esperanza de seguir la universidad y graduarse de abogada “para defender a todas las personas que al igual que yo están prisioneras”.
El CRS de Guayaquil tiene convenios con universidades e institutos tecnológicos que ofertan carreras como Diseño de Modas, Metalmecánica, Agronomía, Agropecuaria y Agricultura, que no son del interés de Tania, ni de Paula M. de 35 años, otra reclusa, quien desea estudiar Enfermería.
“Deberían darnos otras opciones de carreras para no limitar nuestros sueños”, indica Paula, quien fue sentenciada a una pena de tres años por tenencia de drogas y ya ha pagado dos. “Cuando salga de aquí me pondré a estudiar, aunque me gustaría que me den la oportunidad de hacerlo en el penal”.
Patricia Rodríguez, líder educativa, dice que se está analizando la posibilidad de hacer convenios con otras universidades para ofertar nuevas opciones de carreras.
No obstante, Juan Rosales, director de Apoyo, Seguimiento y Regulación de Educación de la Zona 8 (Guayaquil, Durán y Samborondón), asegura que los estudiantes podrán postularse a cualquier universidad y carrera que deseen.
LA CIFRA 30 POR CIENTO de la nota final del estudiante representa la prueba Ser Bachiller. LA JORNADA