Biohacking el próximo paso de la evolución
Vez son más los humanos que experimentan con sus cuerpos con el fin de ir más allá de sus límites físicos y mentales
Chris Dancy es un estadounidense hiperconectado que se define como un “cyberborg consciente” porque usa la tecnología a su favor.
Con 11 chips autoimplantados en su cuerpo, y cientos de gadgets en su casa, es capaz de controlar todos sus comportamientos corporales: temperatura, presión sanguínea, oxígeno, peso, calidad del aire que respira, el volumen de su voz, los alimentos que ingiere, la humedad, la luz, el sonido o todo lo que mira en televisión, entre otras muchas cosas.
Él no es el único ‘biohacker’ que ha decidido experimentar con su cuerpo y fusionarlo con la tecnología en busca de mejoras. Está Lepht Anonym, con nueve chips que le permiten incluso sentir las distancias y, Neil Harbisson, quien gracias a una antena pegada a su cráneo es capaz de “escuchar” los colores que no puede ver.
Para ellos, el transhumanismo, la teoría según la cual la raza humana puede ir más allá de sus límites físicos y mentales con la ayuda de la tecnología, es un elemento crucial en el avance de la sociedad.
Anonym, por ejemplo, tiene nueve implantes tecnológicos en su cuerpo y cree firmemente que lo que ella hace beneficiará tanto a la especie humana como a su propia curiosidad.
Los imanes en sus dedos, por mencionar algunos, le permiten sentir la radiación electromagnética, de manera que puede saber si un aparato está conectado o no, si un microondas está funcionando y dónde están las tomas de energía.
Aunque esto no suene muy útil, su esperanza es que los primitivos resultados que ella ha conseguido puedan ser usados por otras personas capacitadas para construir algo mejor.
Y es que la comunidad del biohacker trata de mejorar la calidad de vida de la gente, pero de una manera práctica. Son personas dispuestas a experimentar con sus cuerpos y en sus cuartos. Sin necesidad de laboratorios complejos o de la NASA.
Se estima que más de 10.000 personas en todo el mundo ya lo han hecho. No es una práctica mayoritaria, pero sí una tendencia al alza.
El actual abanico de implantes incluye imanes que se instalan en las yemas de los dedos, chips de identificación de frecuencias de radio que se insertan en la mano, e incluso linternas que brillan bajo la piel. También hay chips preparados para la apertura de puertas que funcionan con la ayuda de equipos conectados a Internet.
La comunidad de biohackeo prevé un futuro en el que los chips puedan hacer mucho más y en el que mucha más gente se siente atraída.
Lepht Anonym se autoimplantó 9 chips en 8 años. Le permiten “sentir” la distancia entre sus manos y los objetos o el calor remoto. Entre otras habilidades.
Cada
Chris Dancy tiene 11 dispositivos en su cuerpo y cientos en su casa en Tennessee que le ayudan a cuantificar todo lo que hace: sus movimientos, temperatura corporal, presión sanguínea, oxígeno, peso y más.
10.000 BIOHACKERS es el número estimado de personas que se han convertido en cyborgs con chips implantados en sus cuerpos.
Neil Harbisson es el primer cyborg reconocido por un gobierno (Reino Unido le permite aparecer en la foto de su pasaporte con la antena de su cabeza). Sus ojos solo registran el blanco y negro, así que se implantó un dispositivo en el cerebro capaz de traducir los colores en sonidos. Desde entonces puede escuchar los colores.