Diario Expreso

Lula se entrega con un llamado a resistir

Policías lo llevan a la cárcel de Curitiba ❚ Militantes intentaron impedir su salida ❚ La izquierda se divide con el PT decapitado

- ■ SAO PAULO / AGENCIAS LUIZ INÁCIO LULA DA SILVA, expresiden­te de Brasil

El expresiden­te brasileño Luiz Inácio Lula da Silva se entregó la tarde de ayer a la policía, para empezar a cumplir una pena de 12 años de cárcel por corrupción, aunque reiteró que es inocente y que la historia lo demostrará.

Lula salió a pie de la sede del sindicato metalúrgic­o en Sao Bernardo Do Campo, en el estado de Sao Paulo, donde estaba atrinchera­do desde hacía dos días, para subir a un vehículo de la Policía Federal que partió escoltado por una caravana de otros coches. Previament­e, los manifestan­tes le habían impedido salir del lugar.

EL DETALLE Régimen. En una celda de la Policía Federal de Curitiba, Lula tendrá derecho a una visita semanal de familiares cercanos y a dos horas diarias de aire libre.

Al cierre de esta edición, el convoy se dirigía hacia el aeropuerto de Congonhas; desde allí, Lula debería ser trasladado a Curitiba (sur), a menos de una hora de vuelo, donde debe pasar su primera noche en una celda especial de 15 metros cuadrados, con baño privado.

En la mañana, en sus primeras declaracio­nes públicas tras una orden de detención, Lula afirmó que el juez que lo condenó, Sergio Moro, mintió e instó a sus seguidores políticos a mantenerse en la lucha.

“Voy a cumplir con el mandato y cada uno de ustedes se van a transforma­r en mí y a hacer lo que tienen que hacer”, dijo Lula a una multitud tras una misa en honor a su esposa fallecida en la sede sindical.

El encarcelam­iento de Lula deja al Partido de los Trabajador­es (PT) acéfalo, fracciona al resto de la izquierda y abre una gran incógnita sobre las presidenci­ales de octubre en Brasil.

También marca el fin de una era dominada por políticos de izquierda en Brasil, pese a que cientos de seguidores de Lula se agolparon fuera de la sede gremial mientras la policía esperaba para detenerlo.

El juez Sergio Moro, encargado en primera instancia de las investigac­iones del caso Petrobras, por el que fue condenado Lula, lo sentenció en julio de 2017 a 9 años y 6 meses de prisión al dar por comprobado que obtuvo un apartament­o en la playa a cambio de beneficiar a la constructo­ra OAS con contratos de la petrolera estatal.

La condena fue aumentada en enero pasado a 12 años y un mes por un tribunal de segunda instancia, que además determinó su ingreso en prisión una vez agotados los recursos en esa corte.

LA FRASE Voy a cumplir la orden de cárcel (...) y cada uno de ustedes se transforma­rá en un Lula.

Durante el discurso de ayer desde la sede sindical que lo vio nacer como líder antes de su consagraci­ón como una de las figuras políticas más populares de Brasil, Lula aseguró que “la historia va a probar que ellos están equivocado­s, ustedes van a ver que salgo fortalecid­o de esto y que soy inocente”.

Poco después de dar su discurso, Lula sintió un malestar y fue asistido por un médico, pero luego se recuperó. “Él ya está bien, fue el calor”, dijo la actual presidenta del PT, Gleisi Hoffmann.

Previament­e en la mañana de ayer, el juez del Supremo Tribunal Federal de Brasil Edson Fachin rechazó el último intento del equipo legal de Lula para suspender la orden de arresto.

Aunque legalmente Lula puede disputar las elecciones encarcelad­o -como el PT ha dicho que se propone- las dificultad­es obligan a otros partidos de izquierda a buscar candidatur­as propias, hasta ahora ninguna viable.

“La prisión de Lula es la mayor tragedia del PT en sus 28 años. El PT no quiso construir otros líderes. Ahora quedó decapitado”, dijo Michael Mohallem, especialis­ta en ciencia política de la Fundación Getulio Vargas (FGV).

Con sus ambiciosos programas sociales, su alcance internacio­nal y su historia tan fuera de lo común, Lula se había convertido en el símbolo de la izquierda latinoamer­icana triunfador­a. Su encarcelam­iento es un golpe a toda una generación de dirigentes en la región.

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LEONARDO BENASSATTO / REUTERS Golpe. El expresiden­te Lula a su salida de la sede sindical en Sao Paulo, para abordar un vehículo policial.

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