Un nuevo Plan Ecuador
EDITORIAL
Ainicios del primer gobierno de la revolución ciudadana (2007) y por insinuación de los mandos militares que entonces fueron escuchados, se decidió constituir un Plan Ecuador destinado a contrarrestar las repercusiones que la ejecución del Plan Colombia, en el vecino país del norte traería sobre, al menos, la frontera norte del Ecuador.
Ya por entonces se tuvo claro que muchos de los guerrilleros colombianos que habían devenido en guardianes de los narcotraficantes y que posteriormente se convirtieron en narcotraficantes ellos mismos, dentro de las vicisitudes del proceso de paz que iniciaban en su país natal, podrían trasladar sus actividades al Ecuador.
Por ello el Plan Ecuador proponía un gran esfuerzo nacional pa- ra blindar la frontera con servicios elementales como salud, educación, crédito para la agricultura y obra física básica para agua potable, vías de comunicación, etc.
En ese momento todavía se vivía el impacto de los primeros incidentes fronterizos que pusieron tensas las relaciones diplomáticas entre el Ecuador y Colombia, tal cual el ataque armado a la base colombiana de Teteyé (2005), durante el gobierno de Alfredo Palacio.
El Plan Ecuador en teoría debería concluir en el 2018 pero fue abandonado antes, a poco de ser inaugurado, pese a que su instalación motivó felicitaciones de organismos internacionales, destacando lo señalado por un relator especial de Naciones Unidas que sugirió que el plan incluyera temas relacionados con el respeto a los derechos humanos en el área de trabajo.
Nuevas situaciones requieren nuevas maneras de enfrentarlas y un comando único responsable’.
Ahora , en las actuales circunstancias, cabría hacer una evaluación rápida de lo cumplido por el Plan Ecuador y diseñar uno nuevo para enfrentar de manera integral el control del narcotráfico y los trabajos en pro del desarrollo fronterizo, que son indispensables, en acción simultánea con el control del tráfico de dólares, el de precursores químicos (gasolina blanca y cemento), el de vituallas, el de alimentos, etc.
Se debe también generar una política de comunicación que mantenga alerta a la población del área afectada y a la de todo el territorio. Los mensajes deben ser claros y convincentes.
La cooperación internacional es indispensable y ya está ofrecida. El Gobierno nacional tendría que pensar en una comisión ejecutiva antidrogas dirigiendo el Plan Ecuador.