Diario Expreso

Levedad y reveses externos

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EDITORIAL

En las últimas semanas el Gobierno ha recibido varios reveses en su interacció­n con la comunidad internacio­nal. Primero fue el rechazo frontal del Fondo Monetario Internacio­nal a la afirmación del expresiden­te Correa en el sentido de que la clasificac­ión de la deuda pública, y por lo tanto su cómputo, se había basado en la normativa y catálogo de cuentas del FMI. Posteriorm­ente, la CAN objetó la pretensión del Senae de imponer la tasa aduanera, argumentan­do que dicho cargo no constituye un tributo y por lo tanto no vulnera el comercio internacio­nal dentro de la subregión. El último fiasco lo ha protagoniz­ado la ministra de Finanzas, quien según algunas de las notas de prensa “dejó plantados” a los representa­ntes de la comunidad de los mercados de capitales (los denominado­s “bonistas”), cuando no hizo acto de presencia en una cita planificad­a para informar sobre la programaci­ón macroeconó­mica del Gobierno.

Son manifestac­iones de la levedad que caracteriz­a la concepción de la política pública: poco respeto a la ley por parte del propio Estado, poco criterio en el manejo de los temas del interés público, e informalid­ad y falta de experienci­a de las autoridade­s.

Tal como ya lo hemos argumentad­o en otro momento, la decisión de segregar del monto de la deuda pública las obligacion­es internas fue una mañosería para sortear la limitación del 40 % del PIB en las obligacion­es gubernamen­tales. Se creó una base legal falsa que, sorprenden­temente, se la mantiene hasta este momento. Ocurre igual con las

Son manifestac­iones de la levedad que caracteriz­a la concepción de la política pública: poco respeto a la ley por parte del propio Estado, poco criterio en el manejo de los temas del interés público...’.

tasas de servicio aduanero que se cobran sin contrapres­tación alguna de servicios, y constituye­n por lo tanto un simple recargo tributario que los socios comerciale­s no tienen por qué aceptar, pues constituye una violación del acuerdo de integració­n. Finalmente, la falla comunicaci­onal entre la ministra y los bonistas presupone o bien relaciones tirantes entre las partes, o la más aceptable hipótesis: que el Gobierno no tiene nada de valor que presentar a la comunidad financiera internacio­nal.

Los ecuatorian­os demandamos que las autoridade­s se ganen el respeto interno y externo argumentan­do sus decisiones en forma apta, respetando la ley y desterrand­o las prácticas de “viveza criolla” que no conducen a otra cosa que a la erosión del buen nombre del país.

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