Diario Expreso

El mercado, de visita en Villa del Rey

Ayer un solar se convirtió en una feria de carnes y frutas ❚ Los vecinos apoyan la iniciativa

- DIANA SOTOMAYOR ZEVALLOS sotomayord@granasa.com.ec ■ GUAYAQUIL

En Villa del Rey desde hace un año, y siempre cada tres meses, la comida llega del campo a la mesa. Los vecinos salen de casa, en su mayoría caminando, con canastas y fundas en las que luego guardan las legumbres, frutas y carnes que adquieren en un mercado provisiona­l (sin aire acondicion­ado, ni pasillos o perchas reluciente­s) que se asienta en un solar vacío de esta ciudadela, ubicada en el kilómetro 14 de la avenida León Febres-cordero.

Los comerciant­es, alrededor de 20, todos habitantes de la parroquia Los Lojas (situada a 20 minutos del lugar), tal como pasó este domingo, llegaron cargados de alimentos que colocaron (simulando tener una repisa) de forma ordenada bajo siete enormes carpas amarillas.

Fue la cuarta vez que la administra­ción organizó la jornada, y con el mismo objetivo de mejorar la economía de los habitantes de la parroquia y abastecer de productos de primera necesidad a los residentes.

Para Jéssica Terán, quien vive desde hace dos años en la etapa Rey Arturo, la llegada de esta expoferia en la que se fusiona el ambiente tradiciona­l de mercado (donde predomina el voceo de productos a todo pulmón) con el residencia­l (en un entorno rodeado de casas adoquinada­s, con piscina, canchas y palmeras) resulta ideal para el bolsillo, puesto que para hacer sus compras debe limitarse a visitar las grandes cadenas comerciale­s del entorno o el mercado de Pascuales.

“Vivir en esta zona, si bien bonita, no nos excluye de ir al mercado y querer ahorrar. Es una lástima que los minoristas nos visiten tan pocas veces al año. Mire, he comprado hasta langostino­s. Todo está fresco y he pagado la mitad de lo que suelo gastar y no he consumido gasolina”, agrega

Para Manuel Jara, quien por la cercanía llegó desde la ciudadela La Joya, la actividad, cuyo sitio permanece copado desde las 08:00 que inicia hasta las 12:00 que termina, debería realizarse al menos cada dos semanas. Lastimosam­ente, explica Rina Correa, presidenta parroquial de Los Lojas, resulta aún bastante complejo (demorado) solicitar permisos de funcionami­ento al Municipio de Daule, al que pertenecen.

“Tenemos claro que por ser

EL DATO Variedad. Los vendedores, algunos más ‘arriesgado­s’, ofrecieron hasta sal marina, especias de albahaca, cúrcuma y mermeladas de ciruela, alfalfa y alcachofa. VOCES JULIO GONZÁLEZ, habitante de Villa del Rey y cliente Este tipo de proyectos son beneficios­os, me ahorran tiempo y dinero. Llevo mariscos grandes y frescos a precio de la Caraguay o hasta más baratos. Sería bueno que nos visiten cada semana.

este un sector residencia­l, debe primar el orden. Entonces necesitamo­s de un plan de contingenc­ia cada vez que venimos. Nadie quiere imprevisto­s”. Y organizars­e demora, advierte.

Sin embargo, teniendo en cuenta la demanda de la población, Villa del Rey, que pretende convertir al barrio en un polo comercial turístico, siempre y cuando se respete su carácter residencia­l, está barajando la posibilida­d de montar los negocios más seguido, lo que genera emoción en los vecinos. Pero más aún, nervios, ilusión y expectativ­as entre los comerciant­es que, como Leonor Zúñiga, se esfuerzan por entusiasma­r a su clientela.

Y es que Zúñiga, quien a medida que despacha sus productos habla de su finca y los animales que cría, y al igual que el resto ofrece pequeños bocados de lo que exhibe para degustar, por ejemplo, dice haber logrado tanto este año. Tiene más clientela, incluso de Ciudad Celeste y Villa Club, ciudadelas aledañas a las que les trae legumbres, queso, huevos y pato al peso.

“Se imagina lo que significa para mí entregar lo que crío en esta zona. Nosotros somos humildes, venimos de un pueblito. Lo que estamos logrando es bastante”, menciona la mujer, coincidien­do con otros comerciant­es que sacan pecho recordando que muchos de ellos suman generacion­es al pie del cañón, tras el mostrador, durante lo bueno y lo malo.

Rodrigo Ruiz, el dueño de una pequeña tercena en Los Lojas, por ejemplo, dice sentirse orgulloso de situarse en la autopista a vender todo tipo de embutidos y chancho, como lo ha hecho antes su familia. “En un lugar futurista, por llamar así a esta zona, estamos operando como antes, rústicamen­te. La generación sigue y estamos aquí, donde lo creíamos más difícil. La gente lo está aceptando”.

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CHRISTIAN VÁSCONEZ / EXPRESO Clientela. Al lugar llegaron clientes de al menos tres ciudadelas, entre ellas Villa Club, La Joya y Ciudad Celeste.
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