Muchos de los funcionarios no fueron merecedores de su designación
La destitución del fiscal Carlos Baca Mancheno no se dio por la difusión del audio sin que haya sido judicializado. Ese fue solamente el pretexto visible que el mismo exfiscal sirvió en bandeja de plata. Es inconcebible que una autoridad, que se supone debe manejar los aspectos elementales de un proceso legal, haya cometido ese error. Evidentemente eso contribuyó y dio el disfraz legal.
Lo que se dio en la Asamblea no fue ni más ni menos que un rechazo frontal a la manera en la que fue nombrado: con imposición desde las esferas del poder, sin exhibir los méritos necesarios y cuando todo el pueblo sabía que él era el fiscal porque así lo había propuesto el expresidente Correa. Lo curioso es que los incondicionales de Correa hayan apoyado la destitución.
Se evidenció en la defensa que hizo el exfuncionario que su designación no fue la más afortunada. Otro desacierto del ex Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, y más ciertamente del ‘designador’. Se espera que quien sea designado para una responsabilidad de esa magnitud, tenga al menos méritos como abogado. En este caso, realmente una demostración más de cuáles eran los méritos que evaluaba el expresidente: afinidad, amistad, sumisión. Ninguno de ellos suficiente para las responsabilidades que se asignaban.
Por lo tanto, abogado Baca, vaya nomás a su casa, quédese allí tranquilo y busque cómo ejercer su profesión.
José M. Jalil Haas