Diario Expreso

REPARACIÓN

- MARIELLA TORANZOS NARVÁEZ toranzosm@granasa.com.ec ■ GUAYAQUIL

Blanca, estéril y silenciosa, la sala de restauraci­ón del Museo Antropológ­ico y de Arte Contemporá­neo (MAAC) se asemeja más a un hospital que a un taller. Pero la delicadeza con la que los cinco expertos que ahí laboran tratan a sus 145 “pacientes” no es gratuita; en sus manos sostienen siglos de historia.

Elizabeth Velarde y su equipo arribaron a la ciudad hace tres semanas para llevar a cabo una delicada misión, reparar las numerosas piezas arqueológi­cas rotas o fracturada­s por el terremoto de abril de 2016.

Las vasijas, imágenes y monolitos llegaron desde Bahía, Manta y el propio Puerto Principal. Las más famosas, no obstante, son los ‘gigantes de Bahía’, esculturas de grandes proporcion­es y que pertenecie­ron, como su nombre lo dice, a esta cultura de la época del Desarrollo Regional.

Estas se encontraba­n en el museo de Manabí y su porcentaje de afectación fue alto. La demora de dos años en la intervenci­ón de los artefactos se debió al extenso de trámite del pago de seguros con el que estas contaban y al concurso público para asignar a los restaurado­res.

Pero ahora, las enormes representa­ciones de chama- nes y guerreros son justamente en la que trabaja el equipo, en el que también participan Mauricio Velasteguí, Víctor Ordóñez y Mara Gutiérrez.

La abundancia de químicos, brochas, pinturas y gomas que ahora reside junto a las esculturas responde a la reparación, un proceso que requiere un exceso de paciencia.

“Cada pieza es sometida a una revisión para determinar las afectacion­es. Luego se hace una limpieza preliminar, después una limpieza química que dependerá de los materiales de la pieza, luego la consolidac­ión para devolverle fuerza, y solo entonces se unen los fragmentos y se resanan los faltantes”, explicó Velarde a EXPRESO.

Pero, por más tiempo que tome reparar los daños, todos los arreglos deben ser reversible­s y reconocibl­es. Así lo indica Mariella García, coordinado­ra de investigac­ión de los repositori­os arqueológi­cos del museo. “Se tienen que diferencia­r el original de la restauraci­ón para que, cuando sean analizadas, el arqueólogo pueda leer la pieza correctame­nte y no haya errores en la apreciació­n”.

Velarde añadió que el proceso cambia de acorde a las necesidade­s de cada obra arqueológi­ca, lo que dificulta el trabajo. “Somos como doctores; cada restauraci­ón es individual… hay que saber qué materiales utilizar porque nada las puede afectar permanente­mente, sino afectas la historia. Es una gran responsabi­lidad”.

A la par de los gigantes y demás artefactos arqueológi­cos, los expertos también intervendr­án varios cuadros coloniales que se exhibían en el museo Nahim Isaías y dos grabados del MAAC. El trabajo tomará, en promedio, noventa días, tras los cuales las obras regresarán a sus museos de origen.

Otras veintitrés piezas arqueológi­cas que eran parte de las coleccione­s de dos museos esmeraldeñ­os están siendo intervenid­as por expertos en la capital.

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