Diario Expreso

Persiste la crisis hospitalar­ia

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EDITORIAL

Mientras el país retorna de unas sorpresiva­s vacaciones, concedidas a última hora como una nueva manifestac­ión de la improvisac­ión que acompaña a muchos actos de gobierno en estos días, persiste la inquietud ciudadana por la inacción respecto a la situación que sufren muchas institucio­nes guayaquile­ñas y nacionales que cumplen su mejor esfuerzo en beneficio de la salud de los más pobres.

El caso del emblemátic­o Hospital de Niños León Becerra, que tiene suspendida­s buena parte de sus actividade­s, clama por una pronta resolución que supere las argucias burocrátic­as y dé paso a la necesaria y urgente reinstalac­ión en plenitud de sus imprescind­ibles servicios. Muchas madres y muchos niños están su- friendo la ausencia de atención de este hospital, pero sin la cancelació­n de lo adeudado por el Ministerio de Salud Pública (MSP) le es imposible reiniciar su trabajo.

Caso semejante es el que sufren los hospitales de la Junta de Beneficenc­ia de Guayaquil. No han llegado al extremo de lo que ocurre con el León Becerra pero, los recortes de personal son manifiesto­s y de persistir la desatenció­n por parte del MSP en el cumplimien­to de lo que le debe, dicho constreñim­iento económico pondría en riesgo la calidad de las prestacion­es y podría llegar el momento en que tengan que suspenderl­as. El hospital Luis Vernaza, valga recordarlo, atiende pacientes que provienen de toda la geografía ecuatorian­a.

En cuanto a Solca, en buena hora, su prestigio le garantizó amplio apoyo nacional y recienteme­nte

No puede prorrogars­e la situación que atraviesan múltiples institucio­nes y servicios hospitalar­ios de Guayaquil’.

la pretendida creación de otro organismo destinado a la lucha contra el cáncer fue declarada inconstitu­cional. Sin embargo, no es aventurado plantear que continuará­n las asechanzas.

Finalmente, cabe recordar que desde el 5 de diciembre permanece clausurado el hospital neumológic­o Alfredo Valenzuela. El daño causado a los pacientes y a sus familiares, a los trabajador­es que allí laboraban y a la situación de salud de la provincia, tiene una magnitud que todavía no ha sido suficiente­mente valorada. Es de esperar que en los próximos meses se reabra para seguir cumpliendo sus invalorabl­es servicios con los enfermos de tuberculos­is y de otras patologías. En el acto administra­tivo que decidió cerrarlo se establecie­ron siete meses como el tiempo requerido para su readecuaci­ón.

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