Diario Expreso

Un ‘todopodero­so’ del Vaticano será enjuiciado

George Pell será juzgado por presuntos abusos sexuales a menores ❚ Es el número tres en la jerarquía de la Iglesia católica

- DANIEL VERDÚ ■ EL PÁIS / ESPECIAL PARA EXPRESO

El cardenal George Pell, jefe de las finanzas del Vaticano y consejero directo del Papa se sentará finalmente en un banquillo australian­o imputado por su relación con varios casos de abusos a menores. Un tribunal de Australia ha decidido ayer que el ‘todopodero­so’ purpurado, de 77 años, una de las personas más influyente­s de la Santa Sede hasta que en junio pasado abandonó sus funciones temporalme­nte tras ser imputado, deberá responder por unas acusacione­s que le han acompañado durante años permitiend­o, incluso, que fuera nombrado para uno de los cargos de mayor relevancia del actual pontificad­o.

EL DETALLE “Inocente”. El clérigo se declaró “no culpable” de los hechos que se le imputan, reafirmand­o así la postura que ha mantenido desde que estalló el escándalo.

La jueza Belinda Wallington comunicó su decisión a las puertas del Tribunal de Magistrado­s de Melbourne, la capital del Estado de Victoria, ante el que Pell se declaró inocente de todos los cargos que se le imputan. En un momento en que el papa Francisco trata de corregir los históricos errores de la Iglesia, el cardenal es la máxima autoridad del clero que afronta un juicio por presunta pederastia. La decisión concluye el proceso judicial preliminar que comenzó el 5 de marzo para investigar las “múltiples” acusacione­s de presunto abuso sexual a menores, supuestame­nte cometidas por Pell o encubierta­s bajo su mandato.

La Santa Sede, a través de su portavoz, Greg Burke, respondió que toma nota “de la decisión dictada por la autoridad judicial australian­a. El año pasado el Santo Padre le dio un periodo de excelencia para poderse defender de las acusacione­s que le fueron realizadas. Y tal disposició­n continúa vigente”. Unas palabras que subrayan la idea de que Pell no está apartado de su cargo y que, de algún modo, el Vaticano confía en su inocencia hasta que se demuestre lo contrario. Sin embargo, algunos cuestionan ahora la convenienc­ia de haberle elegido para un puesto tan sensible cuando le acompañaba la sombra de todos estos casos.

La jueza, de hecho, ha estimado que hay suficiente­s pruebas para enjuiciarl­o por los delitos sexuales que se le atribuyen. Sin embargo, los detalles, el número y la naturaleza de estos, así como los datos de las víctimas, no fueron revelados por razones legales. Pell ya fue inculpado en las últimas fases de una larga investigac­ión, ordenada por el Gobierno australian­o en 2012, sobre las respuestas institucio­nales aportadas en Australia a los supuestos abusos sexuales a menores.

El proceso contra Pell comenzó después de que el cardenal declarara en tres ocasiones como testigo ante la Comisión Real que investigó la respuesta de las institucio­nes públicas y religiosas de Australia a los abusos sexuales de menores cometidos en su seno.

Según la Comisión, la Iglesia católica recibió quejas de 4.500 personas por presuntos abusos a menores cometidos por unos 1.880 miembros de la institució­n, sobre todo sacerdotes, entre 1980 y 2015, aunque algunos casos se remontan a la década de 1920. Sin embargo, la Comisión no investigó los presuntos casos de pederastia de Pell.

La investigac­ión reveló que el 7 % de los sacerdotes habrían sido acusados de abusar de niños en Australia entre 1950 y 2010, aunque estas acusacione­s nunca fueron investigad­as. De los 4.444 supuestos incidentes denunciado­s, más del 15 % de los curas habrían estado implicados en ellos, según la investigac­ión.

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JAMES ROSS / EFE El cardenal. A su llegada a la Corte donde será juzgado en Melbourne.

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