De mal en peor
Mucha expectativa se generó cuando en enero de 2007 se creó el Ministerio de Cultura, con el fin de garantizar los derechos “a la identidad, memoria, patrimonio, libertad de expresión y al acceso a bienes y servicios y recursos para la cultura”. Un mes más tarde nació el Ministerio Coordinador del Patrimonio Natural y Cultural, que debía articular “las políticas y las acciones que, en el área de capital intangible, adopten el Ministerio de Cultura, Ministerio de Deporte, Ministerio de Ambiente, Ministerio de Turismo, Ministerio de Educación y el Ministerio de Salud”. Este fue suprimido en el 2013 y se creó el Ministerio de Cultura y Patrimonio. Mucho ruido y pocas nueces.
Doy estos antecedentes para referirme a la próxima y al parecer inevitable desaparición de la llamada Casa del Cacao de Guayaquil. ¿Cuál ha sido la actuación del Ministerio de Cultura en este caso? Pues aplicar de manera bastante forzada lo establecido en la ley y autorizar el derrocamiento del inmueble.
Lo que más llama la atención es la declaración de María José Zurita, coordinadora de la Zona 8 del Ministerio de Cultura, para quien el tema se resuelve con que ciertas piezas de la casa sean utilizadas en el proyecto nuevo, lo cual carece de comprensión de lo que significa una obra de arquitectura. Más grave aún cuando afirma que no solo un edificio es patrimonial, sino “el suelo que es la memoria del espacio que tiene historia”. Teoría nueva por cierto que no está amparada ni en la ley ni en ninguno de los instrumentos nacionales ni internacionales sobre patrimonio.
Parecería que para esta funcionaria
Lamentablemente no es un ejemplo aislado, sino que se suma a la serie de desaciertos que en el tema patrimonial se han dado en los últimos años’.
da lo mismo tumbar un edificio o una ciudad entera, más allá de sus valores históricos y patrimoniales, ya que de todas maneras seguiremos pisando el suelo, que es donde finalmente se concentra su memoria.
Lamentablemente no es un ejemplo aislado, sino que se suma a la serie de desaciertos que en el tema patrimonial se han dado en los últimos años, sin políticas ni acciones claras, con ministros y funcionarios improvisados y donde se sigue yendo de mal en peor.