INVERSIÓN
Christian vende cada uno de sus instrumentos en un rango de $ 180 a $ 230, dependiendo de las exigencias del cliente. Producir cada uno de ellos le toma en promedio dos días de trabajo.
Su búsqueda lo llevó hasta las chatarreras. Aún recuerda las pilas de múltiples desechos, entre ellos, tanques de gas refrigerante para aire acondicionado con los que se encontró y que contribuyeron a fortalecer su conciencia ecológica.
Durante una temporada este creativo musical vivió en Estados Unidos, lugar donde empezó a comercializar sus productos. Destaca que su trabajo fue un éxito debido a que las personas aceptaron al nuevo instrumento musical, además de que el precio que pagaban por él le permitía hacer de su creación un sistema rentable de ingresos.
Como los ‘drums’ son personalizados, a su taller han llegado personas con todo tipo de exigencias. Una de las que más recuerda es de una amante de la apicultura. Entre sus requerimientos estaba que el instrumento tenga forma hexagonal que le recordara a las avispas, sea de color violeta y esté afinado en la nota musical la.
Monge también ha desarrollado un lenguaje musical aplicable a su invento. Por el momento, solo las canciones de los Beatles gozan de una versión adaptable a los ‘drums’, sin embargo, está trabajando en ampliar el repertorio y en publicar el manual. “Junto a un amigo estamos haciendo lo posible para que esté listo para junio”, menciona.
Su conciencia ecológica y la necesidad de reusar los objetos ya creados para trabajar, “así sea microscópicamente”, en la cultura de lo no desechable han permitido que Monge forje otros productos basados en la sostenibilidad. Por ejemplo, la marimba que él diseñó se realizó con caña guadua.
Sus creaciones ya no se realizan con lo que recoge de las recicladoras, sino que usa los tanques que las empresas productoras consideran “fallas”. Para este soñador, la ecología y la música tienen el poder de crear una nueva cultura.