Los soberanos
La decisión del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social Transitorio, de anular el concurso de jueces y fiscales aterrorizó a los afines al correato, que ven cómo el organismo transitorio está cumpliendo el mandato popular, del 4 de febrero de 2018, al desmontar el andamiaje de impunidad estructurado en los 10 años del gobierno del economista Rafael Correa. Dicha decisión produjo una avalancha de desinformación proveniente de los “troll centers”, culpando al presidente Lenín Moreno de las consecuencias de los excesos del gobierno de Rafael Correa, el que entregó la patria a los carteles de la droga, a la narcoguerrilla; esos responsables de que nuestros jóvenes sean zombis, gracias a la tabla de consumo de estupefacientes.
Los acólitos de Rafael Correa han recurrido a sus “amigos”, miembros de la Corte Constitucional y jueces, subordinados a un Consejo de la Judicatura, históricamente sumisos a Correa, para boicotear la resolución tomada por los miembros del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social Transitorio, pretendiendo desconocer el principio contenido en el inciso segundo del artículo 1 de la Constitución ecuatoriana, que dice: “La soberanía radica en el pueblo, cuya voluntad es el fundamento de la autoridad, y se ejerce a través de los órganos del poder público y de las formas de participación directa previstas en la Constitución”. El artículo 106 de la Constitución de la República del Ecuador, al referirse al pronunciamiento popular en referéndum o consulta, manifiesta: “El pronunciamiento popular será de obligatorio e inmediato cumplimiento”. Esos artículos constituyen el fundamento jurídico por el cual se denomina al pueblo como el soberano; es decir, el que tiene el máximo poder o autoridad. El argot popular califica como soberanos a aquellos que actúan sin Dios ni ley, dándole una connotación negativa. Bajo tales consideraciones, resulta que la voluntad popular quiere ser desconocida por un grupo de “soberanos caras duras”, que se aferran al poder, pugnando por defender su estatus y el retorno de su jefe, “el mayor de los soberanos…”.