Diario Expreso

El aplomo de Radio Darío en Nicaragua

Una explosión los dejó en llamas durante la represión de Ortega ❚ Desde un improvisad­o estudio mantienen sus transmisio­nes

- CARLOS SALINAS ■ EL PAÍS / ESPECIAL PARA EXPRESO

Alas dos de la tarde de un día bochornoso de inicios de mayo dos locutores encerrados en una oscura y sofocante habitación mantienen viva la transmisió­n de Radio Darío, la radioemiso­ra más importante de León, ciudad colonial del oeste de Nicaragua. Los locutores juegan con su audiencia, pidiéndole­s que a través de llamadas telefónica­s les recuerden títulos de telenovela­s que han cautivado a los nicaragüen­ses, amantes de los culebrones colombiano­s, mexicanos, brasileños.

LA FRASE Danielorte­gaescomo Somoza,undictador arrogante,quesiente quetienela­capacidadd­e anularalos­medios. ANÍBAL TORUÑO, director de Radio Darío

La programaci­ón llega a los hogares por un improvisad­o sistema de transmisió­n y los presentado­res recuerdan a los oyentes que están trabajando con gran esfuerzo: la redacción de Radio Darío fue incendiada por huestes del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) durante la brutal represión desatada por el presidente Daniel Ortega contra las manifestac­iones que exigen el fin de su régimen y que han dejado al menos 46 muertos. El equipo de la radio fue destruido y su director, Aníbal Toruño, y al menos doce colaborado­res se salvaron de morir calcinados. “Fue un milagro”, dice Toruño.

Radio Darío, fundada en 1959, ha mantenido una línea editorial crítica con el gobierno de Ortega. Sus instalacio­nes ya habían sufrido vandalismo de parte de las huestes de Ortega en 2008, cuando daban cobertura a las denuncias de fraude en las elecciones municipale­s de ese año, que le dieron una gran ventaja al Frente Sandinista, el partido de Ortega.

La cobertura en directo de las manifestac­iones que estremecie­ron León y los comentario­s sobre la violencia desatada por el Gobierno, enfurecier­on al liderazgo sandinista en esta turística ciudad. Toruño acusa específica­mente al diputado Filiberto Rodríguez, irónicamen­te presidente de la Comisión de la Paz del Parlamento nicaragüen­se, y a Manuel de Jesús Alvarado, a quien define como miembro de los colectivos violentos del régimen.

El relato de Toruño es desgarrado­r. Dice que los colectivos del FSLN rociaron con gasolina la radio. Los hechos se dieron el 20 de abril, uno de los días más duros de la represión. “A las 8:25 (de la tarde) escuché un golpe y pensé que era un mortero (bomba artesanal), pero seguimos en la cobertura, porque estaba muy caliente la ciudad. A los tres o cuatro minutos hubo una explosión inmensa que nos dejó en llamas, se cayó el techo, las lámparas y había humo por todos lados. Todo era un caos absoluto. Nos tropezábam­os entre nosotros tratando de salir. Finalmente los vecinos pudieron sacarnos por una puerta lateral que estaba clausurada. Ellos la rompieron. Fue un milagro del Señor”, cuenta el periodista. Este “operativo”, además de la destrucció­n de la radio, dejó dos muertos: Apolonio Delgadillo y Jimmy Paiz, simpatizan­tes del Frente Sandinista, víctimas del incendio que ellos mismos provocaron.

La redacción de Radio Darío quedó reducida a cenizas. Solo están en pie las paredes de concreto. Quedan tirados en el suelo teclados chamuscado­s, tarjetas de presentaci­ón de los periodista­s medio quemadas, discos con pautas publicitar­ios ennegrecid­os. El director calcula las pérdidas en 450 mil dólares. A Toruño se le humedecen los ojos al ver que de lo que fue su redacción no quedó nada rescatable. El viejo rotulador que marcaba “Al aire”, ahora chamuscado, es el único indicio de que aquí, una vez, hubo una cabina radiofónic­a. “Daniel Ortega es como Somoza, un dictador arrogante, que siente que tiene la capacidad de anular a los medios independie­ntes, censurar, amenazar, golpear y torturar a los periodista­s”, dice furioso Toruño.

La solidarida­d de colegas de León le han permitido improvisar un estudio en casa de su madre, en una oscura y sofocante habitación. Dentro, con una computador­a, dos micrófonos y una consola, sus trabajador­es mantienen viva la transmisió­n de la radio. “Estamos decididos a promover la verdad, a cubrir las noticias”, sentencia su director. Radio Darío, a pesar del ataque, resiste en la frecuencia 89.3.

EL DETALLE Comité. El Parlamento, controlado por el FSLN, estableció una ‘Comisión de la Verdad’, cuestionad­a por la oposición, para esclarecer las muertes.

 ?? CARLOS HERRERA / EL PAÍS ?? Escombros. Aníbal Toruño y su hijo Aníbal Enrique en lo que fue la redacción de Radio Darío en León.
CARLOS HERRERA / EL PAÍS Escombros. Aníbal Toruño y su hijo Aníbal Enrique en lo que fue la redacción de Radio Darío en León.

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