Las manos creativas tejen la identidad de Saraguro
La población del sector es en un 95 % indígena ❚ Las artesanías y prendas que elaboran mantienen vivas las costumbres y tradiciones de su etnia
EL DETALLE Precios. Los costos son de 10 a 75 dólares en collares. El significado del collar de colores es la diversidad de la etnia Saraguro. VESTIMENTAS
De los seis mil habitantes de la parroquia San Lucas, ubicada a 55 kilómetros de Loja, el 95 % de la población es indígena y la gran mayoría mantiene las costumbres ancestrales de la cultura de la etnia de Saraguro.
Las actividades tradicionales son la agricultura, ganadería y artesanías, pero también se dedican a la confección de sus trajes que los identifican.
En los sectores de Moraspamba y Chinchal, muchos de sus habitantes se dedican a la confección de anacos, collares, manillas, aretes de mullos multicolores. Otros en cambio fabrican bayetas y herramientas para el trabajo en el campo, tradición que mantienen de sus antepasados.
Rosa Medina es una de las artesanas de Chinchal, quien lleva aproximadamente 30 años dedicados a la confección de anacos, una de las prendas de vestir que se ponen encima de la pollera para abrigarse del frío.
La artesana refirió que le toma alrededor de una semana elaborar esta prenda, cuyo costo va desde los 130 dólares, dependiendo del tamaño.
Para hacer un anaco usa una tela llamada lanilla, a la que le hacen pequeños dobladillos a mano, y de punta a punta cosen con aguja e hilo. Después la coloca en agua caliente. Posteriormente saca los hilos con los cuales armó los dobladillos.
La tela es puesta en una mesa para planchar y al aplastarla se forman los bordes. Final- mente, se cose a mano la reata, un cinturón de tela, para que el anaco quede sujeto a la cintura de las mujeres.
Esta es una prenda que lucen tanto las doncellas como las señoras adultas. Además, las mujeres de San Lucas llevan en sus cuellos collares de colores, y los hombres, manillas, elementos llamativos que combinan con los bordados de blusas y camisas.
Luz Seraquivi, diseñadora de collares, ha perdido la cuenta de cuántos collares y manillas de mullos ha realizado en los treinta años que tiene confeccionándolos.
Con orgullo indicó que sus creaciones llegan hasta los Estados Unidos, de donde le hacen pedidos.
Los multicolores que usan significan la diversidad de la etnia, el pensamiento de las personas, la forma de vivir y las costumbres de cada una de ellas. Desde el mes de julio los agricultores de San Lucas em- piezan a preparar la tierra para sembrar. Usan los toros o bueyes a los cuales les colocan el arado, herramienta de labranza tradicional para abrir surcos en la tierra y remover el suelo. Esta técnica que desarrollaban sus antepasados, según consideran los trabajadores, favorece al crecimiento de las plantas.
El artesano Ángel Polivio Quishpe, quien tiene 69 años, sostuvo que desde los cuatro está vinculado a las labores del campo y especialmente a armar las herramientas, entre otros objetos pequeños como vasijas de madera, tractores.
El hombre destacó que hacer los arados es un trabajo complejo. Desde las 06:00 hasta las 18:00 se pone a trabajar. Primero toma un pedazo de madera torcido para darle forma de arco que se llama espiga, después coge otro pedazo de madera que sirve para remover la tierra.