Diario Expreso

Los 3 males de la oferta del sexo

La prostituci­ón masculina al pie del casco histórico cobija desde drogadicci­ón hasta delincuenc­ia común ❚ El sexoservic­io se ha tomado otras calles del centro

- RONALD G. SORIA soriar@granasa.com.ec ■ GUAYAQUIL HOLBACH MUÑETÓN ZAPORTA Cámara de Turismo del Guayas

Se asemeja al común de los jóvenes que circula a lo largo del día por el bulevar. Pero plantado en esa esquina (av. 9 de Octubre y Lorenzo de Garaicoa), de seis a diez de la noche, nada delata lo que es: un servidor sexual a la espera de clientes.

Tampoco trasciende para el transeúnte común lo que esta actividad, que en menos de un año se ha incrementa­do justo en esta parte de la ciudad, está gestando de manera simultánea: “Es una bomba de tiempo”, le dijo a EXPRESO un activista social de una ONG que ha estudiado esa actividad en la que jóvenes de 17 a 25 años venden sus cuerpos a cambio de 15 a 20 dólares.

LA FRASE Estosepres­entaen todagranci­udad.lo quesehacee­sdotarlo delegalida­d,salubridad­y seguridad.

“Aquello es un círculo cuya cabeza es la prostituci­ón masculina, pero detrás hay venta de drogas, explotació­n sexual y hay quienes hasta roban”. Prefirió no hacer público su nombre por no afectar su labor con esa población.

La Policía alega que no hay evidencia de violencia (robos, rencillas callejeras...). O por lo menos, las denuncias no son tantas como para despuntar las cifras en rojo.

“Hace un par de semanas, una persona fue golpeada porque no quiso pagar el servicio”; dijo un policía metropolit­ano que ronda el sector.

La Policía calcula que hay entre 25 a 50 jóvenes que se dedican a esta actividad. Hay quienes consideran que la población total -entre travestis, gais, prostituta­s y sexoservid­oressobrep­asa los 100.

“Por un lado están quienes ofrecen el servicio de sexo a homosexual­es. No son gais y lo hacen por dinero, como una opción de trabajo; pero también están los que se ofrecen para el consumo de drogas, la mayoría son hacheros. Estos son los más peligrosos porque entre ellos hay una población de portadores del VIH”, alega el activista.

Esto atañe a un problema de salud. La semana pasada un equipo de voluntario­s de la Corporació­n Kimirina recogía muestras de sangre entre los jóvenes de las esquinas, en uno de los espacios internos del parque Centenario.

EXPRESO solicitó una versión de esto con uno de sus voceros, pero no hubo respuesta. Kimirina es una reconocida organizaci­ón especializ­ada en programas de prevención de la transmisió­n del VIH.

Dueños de negocios de la avenida 9 de Octubre alegan que no solo la esquina de Lorenzo de Garaicoa es el lugar utilizado por los jóvenes para ofrecerse. “La avenida es una pasarela, en determinad­as horas del día. Desde el parque (Centenario) hasta el Malecón. Suben y bajan. Especialme­nte, los viernes y en los días de pago”, agregó uno de ellos.

Ayer, Billy Navarrete, del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos (CDH), alegaba que mientras estos jóvenes conserven en la intimidad sus actividade­s, nadie puede impedirles que planten en las esquinas. Sin embargo, reconocía que de por medio, había una afectación al entorno, en especial en una zona netamente turística.

Es por eso que recomendab­a la necesidad de llegar a acuerdos para definir parámetros.

Algo similar opina Holbach Muñetón Zaporta, presidente de la Cámara de Turismo del Guayas. “El Municipio y el Ministerio de Salud deben definir zonas donde se reubiquen a estas personas, con parámetros y seguridad de por medio, por- que el problema no es solo en la 9 de Octubre. Hay varios sectores aledaños al centro históricos, que aparecen tomados por esta actividad”.

Muñetón asegura que la prostituci­ón en la ciudad es un problema macro, que requiere de una solución también macro. “No es solo de sacarlos por sacarlos, hay que ver las raíces. Esto es algo que no lo vamos a poder erradicar de la noche a la mañana. Es un problema social, vinculado con el tema económico: la falta de trabajo”.

Tal es el movimiento que además de los hoteles -de tres a cinco en la zona-, hay departamen­tos -seis en total- que subdividie­ron sus espacios para dedicarse al servicio de alquilar la cama por cinco dólares.

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JUAN FAUSTOS / EXPRESO Sexoservic­io. Los trabajador­es del sexo se camuflan entre los visitantes del centro histórico.

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