Pence no parece entusiasmar a Lenín
El vicepresidente de EE. UU. y el presidente de Ecuador se reunieron por dos horas ❚ No tuvieron mayor anuncio que hacer
Si su objetivo es bloquear a Nicolás Maduro, la gira latinoamericana de Mike Pence no tuvo uno de sus mejores días en Quito. De Lenín Moreno no consiguió una palabra sobre Venezuela que el presidente ecuatoriano no hubiera dicho ya, o sea casi nada. Pero dejó un donativo de un millón y medio para la lucha anticorrupción; ofreció otro de tres y medio contra el narcotráfico; celebró la suerte de deshielo que se abre para las relaciones entre los dos países luego de “diez años de dificultades”; apreció el altar barroco que Sixto Durán mandó a armar junto a la sala de banquetes y se fue, encapsulado, rumbo a Guatemala. Tiempo de permanencia en Carondelet: tres horas.
Encapsulado significa enuna-cápsula-de-seguridad, en la jerga de quienes se dedican a ese negocio. Afuera, la Plaza Grande luce desierta; el cerco lo cierra todo a dos manzanas a la redonda, aunque sin la innecesaria contundencia policial de los tiempos de Correa; los negocios (¿cientos?) de la calle Guayaquil, por donde Pence accede al centro, han sido obligados a cerrar; y las covachas de los bajos del palacio lucen sus puertas selladas lón Amarillo para la foto del apretón de manos, que es una ceremonia muy folclórica de ver, en la que dos altos mandatarios acompañados por sus esposas saludan, sacuden manos y se congelan en una sonrisa apergaminada mientras las cámaras hacen su trabajo.
Un colorinche recibió a Pence en Carondelet. Las largas banderas verticales de los dos países que colgaban desde el techo; los paneles cubiertos por más banderas que cercaban un corredor a ambos lados de la alfombra roja; el enorme arreglo floral de rosas multicolores que descansaba sobre el rellano; el mural de Guayasamín en la pared del fondo… Todo conspiraba para desatar un vociferante bombardeo de información cromática que hacía volar en pedazos sin piedad la austera gravedad de los claustros neoclásicos diseñados cabalmente para prescindir de adornos.
Dos horas conversaron ambos mandatarios a puerta cerrada con sus ministros y asesores. Por Ecuador asistieron, además del canciller y el embajador en Washington, el ministro de Comercio Exterior, Pablo Campana; el de Energía, Carlos Pérez, y el secretario de Comunicación, Andrés Michelena. ¿Tuvieron mucho que decir en la cita privada? Si las declaraciones finales recogen de algún modo el contenido del diálogo, hay que admitir que el encuentro se pareció más a dos partidos simultáneos de frontón que a uno de tenis.
El tema de Pence fue “el colapso de Venezuela”, un país que fue rico y libre y hoy está cautivo y pobre. “We need freedom to go back” (Necesitamos que la libertad vuelva), clamó, y animó a Moreno para sumar esfuerzos con el fin de “aislar al régimen de Maduro aún más y restaurar la democracia en Venezuela”. El tañido de las campanas, dijo, y la paz espiritual de esta ciudad conventual (que obviamente él vio desierta) le “dan confianza”. Precisamente estaba hablando de eso con su esposa cuando venía para acá.
Moreno encajó el piropo y prefirió explayarse en los temas sobre los que ninguno de los dos tenía nada que anunciar: la necesidad de que la ayuda contra el narcotráfico alcance montos equivalentes a los que reciben otros países de la región; la urgencia de lograr algunas extradiciones de personajes corruptos afincados en Miami; la inquietud por la situación de los ecuatorianos que se encuentran en Estados Unidos, en particular por esos dos niños separados de sus padres en la frontera, qué barbaridad eso de los niños... Y sí, Venezuela, donde hay “una crisis humanitaria que está causando un éxodo” y, claro, es un problema. Un problema que tienen que solucionar los propios venezolanos. De su parte, ha venido proponiendo la mediación del secretario general de las Naciones Unidas y, por lo que parece, se desentiende olímpicamente de cualquier esfuerzo por conformar un frente continental anti-maduro.
Fin de la visita relámpago. A ambos mandatarios les queda la confianza de saber que fue una reunión muy positiva en la que los dos países discutieron sus diferencias y se comprometieron a seguir trabajando conjuntamente a través del diálogo. Es el mejor de los mundos posibles.
EL DETALLE Gira latinoamericana. El viaje de Mike Pence, centrado en la crisis de Venezuela, incluye visitas a los presidentes de Brasil, Ecuador y Guatemala. SEGURIDAD