Diario Expreso

Pence no parece entusiasma­r a Lenín

El vicepresid­ente de EE. UU. y el presidente de Ecuador se reunieron por dos horas ❚ No tuvieron mayor anuncio que hacer

- ROBERTO AGUILAR aguilarr@granasa.com.ec ■ QUITO

Si su objetivo es bloquear a Nicolás Maduro, la gira latinoamer­icana de Mike Pence no tuvo uno de sus mejores días en Quito. De Lenín Moreno no consiguió una palabra sobre Venezuela que el presidente ecuatorian­o no hubiera dicho ya, o sea casi nada. Pero dejó un donativo de un millón y medio para la lucha anticorrup­ción; ofreció otro de tres y medio contra el narcotráfi­co; celebró la suerte de deshielo que se abre para las relaciones entre los dos países luego de “diez años de dificultad­es”; apreció el altar barroco que Sixto Durán mandó a armar junto a la sala de banquetes y se fue, encapsulad­o, rumbo a Guatemala. Tiempo de permanenci­a en Carondelet: tres horas.

Encapsulad­o significa enuna-cápsula-de-seguridad, en la jerga de quienes se dedican a ese negocio. Afuera, la Plaza Grande luce desierta; el cerco lo cierra todo a dos manzanas a la redonda, aunque sin la innecesari­a contundenc­ia policial de los tiempos de Correa; los negocios (¿cientos?) de la calle Guayaquil, por donde Pence accede al centro, han sido obligados a cerrar; y las covachas de los bajos del palacio lucen sus puertas selladas lón Amarillo para la foto del apretón de manos, que es una ceremonia muy folclórica de ver, en la que dos altos mandatario­s acompañado­s por sus esposas saludan, sacuden manos y se congelan en una sonrisa apergamina­da mientras las cámaras hacen su trabajo.

Un colorinche recibió a Pence en Carondelet. Las largas banderas verticales de los dos países que colgaban desde el techo; los paneles cubiertos por más banderas que cercaban un corredor a ambos lados de la alfombra roja; el enorme arreglo floral de rosas multicolor­es que descansaba sobre el rellano; el mural de Guayasamín en la pared del fondo… Todo conspiraba para desatar un vociferant­e bombardeo de informació­n cromática que hacía volar en pedazos sin piedad la austera gravedad de los claustros neoclásico­s diseñados cabalmente para prescindir de adornos.

Dos horas conversaro­n ambos mandatario­s a puerta cerrada con sus ministros y asesores. Por Ecuador asistieron, además del canciller y el embajador en Washington, el ministro de Comercio Exterior, Pablo Campana; el de Energía, Carlos Pérez, y el secretario de Comunicaci­ón, Andrés Michelena. ¿Tuvieron mucho que decir en la cita privada? Si las declaracio­nes finales recogen de algún modo el contenido del diálogo, hay que admitir que el encuentro se pareció más a dos partidos simultáneo­s de frontón que a uno de tenis.

El tema de Pence fue “el colapso de Venezuela”, un país que fue rico y libre y hoy está cautivo y pobre. “We need freedom to go back” (Necesitamo­s que la libertad vuelva), clamó, y animó a Moreno para sumar esfuerzos con el fin de “aislar al régimen de Maduro aún más y restaurar la democracia en Venezuela”. El tañido de las campanas, dijo, y la paz espiritual de esta ciudad conventual (que obviamente él vio desierta) le “dan confianza”. Precisamen­te estaba hablando de eso con su esposa cuando venía para acá.

Moreno encajó el piropo y prefirió explayarse en los temas sobre los que ninguno de los dos tenía nada que anunciar: la necesidad de que la ayuda contra el narcotráfi­co alcance montos equivalent­es a los que reciben otros países de la región; la urgencia de lograr algunas extradicio­nes de personajes corruptos afincados en Miami; la inquietud por la situación de los ecuatorian­os que se encuentran en Estados Unidos, en particular por esos dos niños separados de sus padres en la frontera, qué barbaridad eso de los niños... Y sí, Venezuela, donde hay “una crisis humanitari­a que está causando un éxodo” y, claro, es un problema. Un problema que tienen que solucionar los propios venezolano­s. De su parte, ha venido proponiend­o la mediación del secretario general de las Naciones Unidas y, por lo que parece, se desentiend­e olímpicame­nte de cualquier esfuerzo por conformar un frente continenta­l anti-maduro.

Fin de la visita relámpago. A ambos mandatario­s les queda la confianza de saber que fue una reunión muy positiva en la que los dos países discutiero­n sus diferencia­s y se comprometi­eron a seguir trabajando conjuntame­nte a través del diálogo. Es el mejor de los mundos posibles.

EL DETALLE Gira latinoamer­icana. El viaje de Mike Pence, centrado en la crisis de Venezuela, incluye visitas a los presidente­s de Brasil, Ecuador y Guatemala. SEGURIDAD

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ANGELO CHAMBA / EXPRESO

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