Las fragatas que llegaron con el viento
Los ocho buques arribaron a Guayaquil luego de un recorrido por varios países ❚ Sus puertas estarán abiertas hasta el domingo
EL DATO Personal. Con 265 tripulantes, el buque argentino Libertad es el que más personas lleva. Le siguen Esmeralda, de Chile, con 264, y el peruano Unión, con 248. GLORIA - COLOMBIA LAS FRASES Elunióntraeun mensajedepaz,lade los20añoscon Ecuador.unaetapa constructivay positiva quenopararájamás. Visitar este puerto es gratificante. Los conocemos y nos conocen. Fusionamos cultura, sueños, velas, conocimientos. FERNANDO ROMERO, teniente de navío de Gloria Estetipodeeventos ratificalaidentidadde laciudadysutradición marinera.eslaoportunidad parallenarnosdearte ycivismo. GLORIA GALLARDO, de la Empresa de Turismo de Guayaquil EN DETALLE
Todo resulta como una escena de otros tiempos. De manera simultánea ocho enormes veleros acoderan estos días en cuatro puertos de la ciudad. Es como si la época en la que solo el viento empujaba a estas grandes embarcaciones estuviese de regreso.
Pero no. Tanto el Unión como el Libertad y el Cuauhtémoc, entre otras tantas, son parte del convoy de modernas escuelas flotantes de las armadas de ocho países que van de paso, en viaje de visita a puertos de doce naciones del continente americano.
Una más grande que la otra. La mayoría con miles de millas náuticas acumuladas y puertos visitados, pero cada una de estas fragatas se ubica como orgulloso portaestandarte de la historia náutica del país al que pertenece.
“Ahí radica la importancia de asumir el rol que nos toca asumir cuando formamos parte de un evento como este”, comenta Juan José Roncagliolo, el segundo comandante del buque escuela a vela Unión del Perú, hoy por hoy la más joven de todas las embarcaciones que participan en ‘Velas Latinoamérica 2108’, el evento náutico que inició el 25 de marzo pasado en Río de Janeiro (Brasil) y que terminará a inicios de septiembre en Veracruz (México).
Precisamente el Unión representa un sueño hecho realidad para los marinos peruanos, pues el país vecino recién hace tres años pudo lanzar al mar una escuela flotante de este tipo, y a pesar de ser el más joven de todos es considerado el segundo velero más grande el mundo. Nada más que eso y es precisamente una de las fragatas que la mañana de ayer trajo el viento. Acoderó junto al Esmeralda (de Chile) y el Libertad (de Argentina) en el puerto de Guayaquil en el sur, a cargo de Contecon.
“Es un orgullo formar parte del grupo de jóvenes que nos instruimos en el Unión”, expresa Miguel Tintorer Rizzo, un limeño de 22 años que cumple el sueño de convertirse en el primer marino de su familia.
“Desde pequeño quise ser marinero. Estoy a punto de cumplirlo”, dice el cadete, mientras hace una pausa a sus tareas del día. Aunque parezca raro, los cadetes del Unión seguían ocupándose de sus quehaceres, mientras afuera, en la explanada de desembarque de la zona de acoderamiento del puerto de Guayaquil, las autoridades locales y los representantes diplomáticos de los tres países a los que pertenecen las embarcaciones desplegaban una ceremonia colectiva de recibimiento.
“Nadie para. Permanentemente tenemos cosas por hacer. Cuando los cadetes no se están instruyendo, porque esto es una escuela flotante, hay que limpiar”, explica Nahir Dumet Gálvez, oficial encargada del protocolo y comunicaciones del buque Unión. “Como esta embarcación tiene una arboladura (conjunto de mástiles y palos), hay mucho que cuidar. Por ejemplo, la cubierta está hecha