Un velero lleno de creencias y tradiciones
Mantener las costumbres del siglo XIX es uno de los principales objetivos de los tripulantes del buque Cisne Branco, proveniente de Brasil. Es por esa razón que la mayoría de sus áreas, incluyendo la cubierta, están ambientadas en veleros que navegaban en esa época.
Los candelabros que se mueven al ritmo del mar, la marcación de las horas por medio de campanas, y la herencia de algunas supersticiones son algunos de los detalles que se pueden observar durante un recorrido por este barco.
“En la antigüedad, los marinos tenían que pagar una moneda como tributo a los dioses encargados de llevar sus almas al paraíso. Es por eso que cuando se construyó este velero se puso una moneda en la base del palo mayor”, cuenta Hallan Ferreira, uno de los tripulantes.
Una de las características que diferencian a esta embarcación de las otras siete visitantes es que no es utilizada como buque escuela, sino más bien como “embajada flotante”. Los estudiantes solo suben al Cisne Branco por períodos muy cortos y para practicar maniobras específicas.
En lo alto del lobby principal se encuentra la imagen de la Virgen de la Esperanza, una réplica más pequeña de la que estaba en la nave con la que Pedro Álvares Cabral descubrió Brasil, en el año 1500. “Tiene un significado muy grande para nosotros”, explica Ferreira.
La embarcación es una de las más pequeñas y leves de la flota internacional. Además, cuenta con un área bélica muy grande, lo que les permite navegar mucho más rápido que otros veleros.